Corría el verano de 1983, cuando en la Playa del Arenal, en Mallorca, mis ojos de niño vieron los primeros pechos de germana desnuda. El descubrimiento, como todos podéis comprender fue brutal.
Horas más tarde, el resto de mis compañeros varones, que habían decidido pasar la mañana en la piscina del Hotel Bonavida, decidieron probar nuevas sensaciones y la abandonaron a una velocidad asombrosa para dirigirse al mismo arenal que yo había visitado esa mañana.
Ahora leo en La Voz de Galicia que los vecinos de Santiago de Compostela y algún que otro sacerdote buscan firmas para que sus “pobres” hijos no vean lo que yo vi hace mas de 20 años, “no vaya a ser”; yo desde aquí les quiero decir que no se preocupen, sus hijos no miran a las tetas de las mujeres que hacen top-less, son los padres los que las miran, a sus hijos les importa un pepino ver tetas, culos y demás fisonomías corporales de varones y de hembras; los preocupados son los padres, y sobre todo los curitas, esos grandísimos aficionados a la pedofilia y otras lindezas que no vienen al caso; si ellos estuvieran calladitos pensando en lo divino y dejando lo humano, las tetas, los culos y los penes para nosotros, el pueblo llano, “la vil canalla de proa”… ellos, por favor que se dediquen a rezar por nosotros, los degenerados humanos que no pensamos mas que en cosas malas, en cosas que gustan y un largo etc; ellos, los santos varones, que oren, que piensen y que después digan animaladas como las que dicen día si y día también, como que los gays y lesbianas son degenerados, que los que viven amancebados mas de lo mismo, que los condones son inventos del demonio y un largo etc. de paridas que a mi, personalmente, me importan una polla. Pero por favor, ver tetas es bueno, otras cosas, que ellos bien saben, es malísimo.