Traumas infantiles

el viejo dela montaña

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20 Feb 2017
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Uno de mis traumas, al menos el que mas tengo presente, es el de la ropa. En mi época la cuestión era gastar lo mínimo en la ropa de los hijos y a la vez tener reservado el disfraz de payaso para las grandes ocasiones.

Yo tenía ropa que había pasado por uno de mis tíos a otro tío de menor edad, luego a mi hermano y finalmente a mí (la cadena terminaba en mí), las coderas y rodilleras, las camisetas dadas de sí, tallas grandes y pequeñas (muchas veces a la vez) estaban al orden del día, y en eso daba igual el estatus social, mis padres eran funcionarios los dos con buenos sueldos. Antes no se tiraba el dinero, pero se llevaba al extremo con los hijos, no ibas a poner una buena manta para que duerman los cerdos, supongo que el pensamiento era algo así.

Eso no supuso mayor problema para mí, el infierno venía en los días señalados, en esos días ya no valían los chándales de algodón con rodillera, ese día había que aparentar y tocaba que tu madre te eligiera la ropa como si fueras un complemento. No importaba lo ridículo que estuvieras, solo que estuvieras limpio y aparentases ser de buena familia. Los padres no se metían en eso, su mundo era ajeno a todos esos detalles, si a la mujer se le había metido en el coño vestirte del payaso de mikolor, se sonreían y se decían para dentro pobre criatura y seguían a la suyo.

Recuerdo un día en especial, y eso se lo haré pagar en esta vida o en la otra, nos íbamos a mudar a otro barrio y ya había ido varias veces a ver nuestra nueva casa, tendría 8 años y ya había observado de que palo iban los infantes de la zona. Ese día se celebraba un desfile militar en el que desfilaba mi padre y yo quería presentarme en sociedad como alguien cool, estábamos ya a finales de los 80, nada ver con la imagen en blanco y negro de niños en pupitres de madera de los 70, como en la nueva casa no había nada, el panorama que me encontré es que mi madre me trajo una ropa adecuada para la ocasión, como si quisiera gastarme una broma pesada, consistía en un pantalón corto de estos que se estrechan en el dobladillo del final, de rayas horizontales amarillas y blancas, una camisa de cuello redondo con dobleces en el pesho y unos zapatos de mongui de charol típicos la época que no sabría como describir y calcetines blancos.
Me resistí sin demasiada determinación, la ropa costrosa que llevaba o la de mongui ostentoso, estaba claro que ella no iba acepar lo primero y en aquella época tocaba obedecer, estuve el tiempo obligatorio y necesario allí intentando no ser visto y en cuanto pude me metí en la nueva y vacía casa hasta que nos fuimos, manteniéndome alejado de los demás niños que ya iría conociendo después.

Y recuerdo aquel día, además de por la humillación sufrida, por no entender la razón de tener que ir de esa guisa a un sitio, independientemente de que la hijaputa tuviera un gusto atroz, cómo anteponía la imagen que ella creía que podía transmitir llevando a su hijo así, que el que yo estuviera pasando tan mal trago, hasta el punto de autoencerrarme. Quería presentarme como el amo del cotarro y me encontré con el disfraz de pintismonkis
 
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Varios relacionados con mis padres:

Era pequeño y estábamos de vacaciones y mi cama estaba cerca de la suya, en mitad de la noche empiezo a escuchar unos bufidos y eran ellos dos follando. No me pude dormir pero esos alaridos y gemidos jamás se me olvidarán. Y una vez los dos corridos acercarse mi padre a la cama a ver si estaba despierto...

Trauma 2: cruzarme con mi padre en el momento que él salía de follar e iba con la polla morcillona y con un goteo de lefa...

Gracias papá y mamá
 
Uno de mis traumas, al menos el que mas tengo presente, es el de la ropa. En mi época la cuestión era gastar lo mínimo en la ropa de los hijos y a la vez tener reservado el disfraz de payaso para las grandes ocasiones.

Yo tenía ropa que había pasado por uno de mis tíos, a otro tío de menor edad, y luego a mi hermano y finalmente a mí (la cadena terminaba en mí), las coderas y rodilleras, las camisetas dadas de sí, tallas grandes y pequeñas (muchas veces a la vez) estaban al orden del día, y en eso daba igual el estatus social, mis padres eran funcionarios los dos con buenos sueldos. Antes no se tiraba el dinero, pero se llevaba al extremo con los hijos, no ibas a poner una buena manta para que duerman los cerdos, supongo que el pensamiento era algo así.

Eso no supuso mayor problema para mí, el infierno venía en los días señalados, en esos días ya no valían los chándales de algodón con rodillera, ese día había que aparentar y tocaba que tu madre te eligiera la ropa como si fueras un complemento. No importaba lo ridículo que estuvieras, solo que estuvieras limpio y aparentases ser de buena familia. Los padres no se metían en eso, su mundo era ajeno a todas esos detalles, si a la mujer se le había metido en el coño vestirte del payaso de mikolor, se sonreían y pensarían para dentro pobre criatura y seguían a la suyo.

Recuerdo un día, y eso se lo haré pagar, nos íbamos a mudar a otro barrio y ya habías ido varias veces a ver nuestra nueva casa, tendría 8 años y ya había observado de que palo iban los infantes de la zona. Ese día se celebraba un desfile militar en el que desfilaba mi padre, y yo quería presentarme en sociedad como alguien cool, estábamos ya a finales de los 80, nada ver con la imagen en blanco y negro de niños en pupitres de madera de los 70, como en la nueva casa no había nada el panorama que me encontré es que mi madre me trajo una ropa adecuada para la ocasión, como si quisiera gastarme una broma pesada, consistía en un pantalón corto de estos que se estrechan en el dobladillo del final, de rayas amarillas y blancas, una camisa con dobleces en el pesho y cuello redondo y unos zapatos de mongui que había en la época que no sabía como describir y los calcetines blancos.
Me resistí sin demasiada determinación, la ropa costrosa que llevaba o la de mongui ostentoso, estaba claro que ella no iba acepar lo primero y aquella época tocaba obedecer, estuve el tiempo obligatorio y necesario allí intentando no ser visto y en cuanto pude me metí en la nueva y vacía casa hasta que nos fuimos, manteniéndome alejado de los demás niños que ya iría conociendo después.

Y recuerdo aquel día, además de por la humillación sufrida, por no entender la razón de tener que ir de esa guisa a un sitio, independientemente de que la hijaputa tuviera un gusto atroz, como anteponía la imagen que ella creía que podía transmitir llevando a su hijo así, que el que yo estuviera pasando tan mal trago, hasta el punto de encerrarme. Quería presentarme como el amo del cotarro y me encontré con el disfraz de milikito.
Joder, tus padres qué anacrónicos, eso es propio de mi época, no de la tuya, que te debo sacar una década.

a mi también me vestían con lo que hubiera, solo les faltaba ir a Cáritas, recuerdo incluso recibir ropa
de regalo, de mi madrina o alguien y tener que cederla para que la gastasen y luego ya usarla yo raída.

El caso es que debido a eso, o por la edad o por lo que sea, tuve una temporada de joven que hacía por vestir “bien”. Pero hace ya mucho que sé lo que son los humanos y
poco me importa su opinión de mi indumentaria.
 
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Varios relacionados con mis padres:

Era pequeño y estábamos de vacaciones y mi cama estaba cerca de la suya, en mitad de la noche empiezo a escuchar unos bufidos y eran ellos dos follando. No me pude dormir pero esos alaridos y gemidos jamás se me olvidarán. Y una vez los dos corridos acercarse mi padre a la cama a ver si estaba despierto...

Trauma 2: cruzarme con mi padre en el momento que él salía de follar e iba con la polla morcillona y con un goteo de lefa...

Gracias papá y mamá
Y de ahí tu nick.
 
Una vez vinieron dos vecinas amigas de mi madre a tomar el té, trajeron sus hijas, eran cuatro preciosas niñas de las cuales dos me gustaban muchísimo, todas se pusieron a jugar en una habitación pero a mí me daba algo de corte meterme ahí en medio. Pues en un momento determinado quise hacerme el guay para atraer mi atención y les tiré dos puñados de caramelos al suelo pensando que reaccionarían en plan cabalgata de reyes. Me quedé observando y sus reacciones fueron de ignórame a mí y a los caramelos que estaban esparcidos en el suelo y seguían jugando con sus cosas como si nada. Ese día marcó mi futuro como trise putero y rechazar todo lo que es socializar y pavonear con las del género femenino.
 
A mí de crío, 7 años o así, mi hermano me llevó al cementerio y luego se escabuyó por los pasillos, poniendo voces y diciendo que la Santa compaña venía a por mí. Todos los miedos que he tenido en mi vida se los debo a él. Hasta los 16 años o así ni me atrevía a dormir de espaldas a la puerta.
 
En mi caso no era tanto la ropa de calle sino los pijamas. Para mi prenda tan íntima como una calzoncillo. Pues en mi familia había un tráfico de pijamas que no era normal. Pijamas de los primos de los primos que sin ninguna necesidad llegaban a mi y sin ser tan viejo he llevado pijamas de pantalón de campana o de pata de elefante con mas años que @mundele y que llevé estoicamente hasta los 12 o 13 años. Esa es mi vergüenza del día.
 
En mi caso no era tanto la ropa de calle sino los pijamas. Para mi prenda tan íntima como una calzoncillo. Pues en mi familia había un tráfico de pijamas que no era normal. Pijamas de los primos de los primos que sin ninguna necesidad llegaban a mi y sin ser tan viejo he llevado pijamas de pantalón de campana o de pata de elefante con mas años que @mundele y que llevé estoicamente hasta los 12 o 13 años. Esa es mi vergüenza del día.
Oh, qué trauma, seguro que tus amigas del Upper East Side se reían de ti en las fiestas benéficas.pringui
 
Uno de mis traumas, al menos el que mas tengo presente, es el de la ropa. En mi época la cuestión era gastar lo mínimo en la ropa de los hijos y a la vez tener reservado el disfraz de payaso para las grandes ocasiones.

Yo tenía ropa que había pasado por uno de mis tíos a otro tío de menor edad, luego a mi hermano y finalmente a mí (la cadena terminaba en mí), las coderas y rodilleras, las camisetas dadas de sí, tallas grandes y pequeñas (muchas veces a la vez) estaban al orden del día, y en eso daba igual el estatus social, mis padres eran funcionarios los dos con buenos sueldos. Antes no se tiraba el dinero, pero se llevaba al extremo con los hijos, no ibas a poner una buena manta para que duerman los cerdos, supongo que el pensamiento era algo así.

Eso no supuso mayor problema para mí, el infierno venía en los días señalados, en esos días ya no valían los chándales de algodón con rodillera, ese día había que aparentar y tocaba que tu madre te eligiera la ropa como si fueras un complemento. No importaba lo ridículo que estuvieras, solo que estuvieras limpio y aparentases ser de buena familia. Los padres no se metían en eso, su mundo era ajeno a todos esos detalles, si a la mujer se le había metido en el coño vestirte del payaso de mikolor, se sonreían y se decían para dentro pobre criatura y seguían a la suyo.

Recuerdo un día en especial, y eso se lo haré pagar en esta vida o en la otra, nos íbamos a mudar a otro barrio y ya había ido varias veces a ver nuestra nueva casa, tendría 8 años y ya había observado de que palo iban los infantes de la zona. Ese día se celebraba un desfile militar en el que desfilaba mi padre y yo quería presentarme en sociedad como alguien cool, estábamos ya a finales de los 80, nada ver con la imagen en blanco y negro de niños en pupitres de madera de los 70, como en la nueva casa no había nada, el panorama que me encontré es que mi madre me trajo una ropa adecuada para la ocasión, como si quisiera gastarme una broma pesada, consistía en un pantalón corto de estos que se estrechan en el dobladillo del final, de rayas horizontales amarillas y blancas, una camisa de cuello redondo con dobleces en el pesho y unos zapatos de mongui de charol típicos la época que no sabría como describir y calcetines blancos.
Me resistí sin demasiada determinación, la ropa costrosa que llevaba o la de mongui ostentoso, estaba claro que ella no iba acepar lo primero y en aquella época tocaba obedecer, estuve el tiempo obligatorio y necesario allí intentando no ser visto y en cuanto pude me metí en la nueva y vacía casa hasta que nos fuimos, manteniéndome alejado de los demás niños que ya iría conociendo después.

Y recuerdo aquel día, además de por la humillación sufrida, por no entender la razón de tener que ir de esa guisa a un sitio, independientemente de que la hijaputa tuviera un gusto atroz, cómo anteponía la imagen que ella creía que podía transmitir llevando a su hijo así, que el que yo estuviera pasando tan mal trago, hasta el punto de autoencerrarme. Quería presentarme como el amo del cotarro y me encontré con el disfraz de pintismonkis
Qué tal viejo, algún documento gráfico que nos muestre exactamente cuán ridículo estaba usted vestido de fantoche?
 
Oh, qué trauma, seguro que tus amigas del Upper East Side se reían de ti en las fiestas benéficas.pringui


Mira que nunca me meto en estas cosas, pero tu novato de mierda me vas a comer los cojones. Quien coño te crees tu para reírte de mi parásito de los cojones. Y mira que vuelvo a decir que nunca entro en guerras foriles mas que nada por no enmierdar un hilo. Podrás ser una vaca sagrada enmierdada en un nuevo User pero esa falta de respeto con tan poca elegancia no la tolero.
 
Tiempo después en mi nuevo barrio, hicimos una rampa para pegar saltos con las bicis, en una de estás estaba mi hermano a pocos metros, hablando con otros 2 monguis, y yo les gritaba que se apartasen, me miraban levemente y seguían de nuevo en su charla, la cuestión era que una vez terminado el salto, si se me iba un poco la bici los atropellaba. Pero el ser humano es así, ni puto caso.


Di unos cuantos saltos con cuidado, hasta que en un uno de estos se me dsevió el girociclo un poco, lo suyo y esperado que contase es que atropellé a esa panda de gilis con erótico resultado, pero no, en la vida de un mongui todo se vuelve en su contra, lo que hice nada mas aterrizar fue frenar de manera que di una voltereta con la bici hacia delante cayendo de boca. La lección que debí aprender de eso es que lo que no hagan los demás por su seguridad no lo hagas tú y por supuesto no arriesgues la tuya, pero no se me quedo grabado, solo el alquitrán en la cara.
Al día siguiente, con a cara hecha un cristo, había la fiesta de disfraces del colegio, y en vez de elegir mi habitual sabana blanca con boquetes para los ojos para hacer de fantasma, me fui de Rambo, sufriendo los putos chistes de que estaba muy conseguido el maquillaje, era casi obligatorio sacar ese chiste, me dieron el día.

En otra ocasión, llego otro nuevo al barrio, era mayor que yo e iba un poco de jevilongo precoz y tenía un timbre de voz peculiar, en una de estás me estaba esperando, y me pregunta mi madre delante del otro, quién es ese? y le digo tal, y me dice no es un poco rarito?? Así en frio.
 
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Derivados del puto fútbol: Broncas por jugar mal, euforia desmedida a cuatro mierdas que hacía bien, follones con los árbitros, entrenadores, otros padres, directivos etc, borracheras a pie de campo y un sin fin de mierdas más.

Por suerte era una cruz compartida porque éramos muchos los que sufríamos esta situación; luego decían que los padres que no aparecían por allí eran malos y blao blao .

Las madres de antaño eran cutres pero nunca faltaba una buena mesa puesta; ahora te compran unas Nike pero salchichas y pizza congelada como platos estrella.
 
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Este hilo es un deja vu.
Los míos son archiconocidos,Yumas, exhibición de caballos jerezanos en un pabellón de deportes, el cuenta cuentos torero Sebastian Torquelinares y recibir en Reyes un ordenador pensando que era un Commodore 64 y era unas ruletillas con dos bornes para dos bombillas que encendían poniendo SI/NO
 
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En mi pueblo unos chavales hicieron un circuito de BMX. Era la época de los "Vicivoladores" y claro había que entrar en el circuito aunque no tuvieras nivel. Pues allí que mi compa y yo nos metimos, yo con mi campeón 1 (los mas viejos del lugar la recordaran) y mi colega con su BMX de suspensión que cuando pedaleabas se te hundían los pies. Pues que el colega coge un salto y al caer malo se le mete todo el asiento de plasticorro por el ojete. El con el pantalón lleno de sangre y yo corriendo a la primera casa que vi a pedir ayuda. A final el en el hospital y después de tantos años no tenemos tanta amistad, pero nunca hemos hablado del tema. Nunca.
 
En mi pueblo unos chavales hicieron un circuito de BMX. Era la época de los "Vicivoladores" y claro había que entrar en el circuito aunque no tuvieras nivel. Pues allí que mi compa y yo nos metimos, yo con mi campeón 1 (los mas viejos del lugar la recordaran) y mi colega con su BMX de suspensión que cuando pedaleabas se te hundían los pies. Pues que el colega coge un salto y al caer malo se le mete todo el asiento de plasticorro por el ojete. El con el pantalón lleno de sangre y yo corriendo a la primera casa que vi a pedir ayuda. A final el en el hospital y después de tantos años no tenemos tanta amistad, pero nunca hemos hablado del tema. Nunca.
“Auxili, mi amigo se ha metido un asiento por el culo”; como fue el operativo de rescate?
 
Joder era un púber y yo solo le veía el pantalón lleno de sangre. Llegar a la casa de al lado en la que al ver el percal llamaron a la ambulancia. Como me vieron tan nervioso me dieron un cola cao o algo no lo recuerdo.
 
Qué tal viejo, algún documento gráfico que nos muestre exactamente cuán ridículo estaba usted vestido de fantoche?

Mirando, de ese día no tengo registros fotográficos ni de una vestimenta parecida en cualquier otro, eran unos pantalones que sabía que tenía por ahí, pero que nunca usaba, en general era ropa que nunca usaba, pero ese día la hijaputa se empeñó en eso. Eran unos pantalones cortos que llegaban casi a las rodillas que se ensanchaban un poco en los bolsillos y se iban estrechando al final. Una cosa espantosamente ridícula ayer hoy y mañana. Encima de rayas blanca y amarillas. Lo de los zapatos la verdad que no los recuerdos, pero he querido añadirle dramatismo con esos zapatos infantiles que quedaban como una patada en los cojones combinados con calcetines blancos. Tenía ya 8 años largos.

A parte de lo ridículo tenía un toque anacrónico quijotesco en cuanto que era ropa casi de otra época, e incluso de otra edad, mas infantil. Bien es verdad que en aquella época lo de ir arreglao de los niños eran algo parecido pero mas sobrio, lo mio también tenía cierto toque de príncipe gitano. Y que también la situación podía ser peor, que por el barrio de @THORNDIKE todavía te ves algunos niños con calcetines con borlas hahahaahahahaha, los hermanos vestidos iguales. Las mujeres son muy putas, no somos iguales, a un padre nunca se le ocurriría eso.
 
En mi pueblo unos chavales hicieron un circuito de BMX. Era la época de los "Vicivoladores" y claro había que entrar en el circuito aunque no tuvieras nivel. Pues allí que mi compa y yo nos metimos, yo con mi campeón 1 (los mas viejos del lugar la recordaran) y mi colega con su BMX de suspensión que cuando pedaleabas se te hundían los pies. Pues que el colega coge un salto y al caer malo se le mete todo el asiento de plasticorro por el ojete. El con el pantalón lleno de sangre y yo corriendo a la primera casa que vi a pedir ayuda. A final el en el hospital y después de tantos años no tenemos tanta amistad, pero nunca hemos hablado del tema. Nunca.
Oh, qué trauma, seguro que tus amigas del Upper East Side se reían de ti en las fiestas benéficas.pringui
 
Hablando de ropa heredada, debo confesar que una de las ventajas de ser un niño gordo es precisamente eso. No le heredas ropa a ningún hijo de la gran puta antecesor a tu situación en la familia. Así que aunque acarrea otro tipo de traumas, te saltas andar por allí en plena "Barcelona 92" con la camiseta decolorada y roída de Naranjito, o peor aun con algo que pudiera rayar en lo femenino.

Y bueno, creo que es natural, todos arrastramos traumas de nuestra niñez, todos absolutamente todos. Suceden cosas que nos marcan y que nos quedan en el subconsciente de forma acechante esperando el momento mas abstracto, correcto o surealista para salir a flote. También condicionan nuestras reacciones a ciertas situaciones y nos moldean esas zonas ocultas de nuestro ser que muy pocas veces nos atrevemos a mostrar.

Mi familia era verdaderamente disfuncional, muy a su propio estilo; pero disfuncional sin ninguna duda. No eramos los yonkis, ladrones, con problemas de ley, pero eramos raros, raros de cojones, mi padre era un vago que prefería jugar su futuro en carreras de caballos antes que trabajar, mi madre una mujer dependiente de su madre (mi abuela) que nos obligo a vivir arrimados en casa de mi abuela toda nuestra infancia, la pobreza allí a cada rato tocando la puerta, luego la enfermedad de mi madre marcaria mi existencia de forma desastrosa, no tenia salida, lo mio era pasarla como la mierda. Pero en fin hay tantas cosas, cosas que aunque puedan parecer horrendas, tristes y estúpidas son las cosas que me han formado como ser humano, lo verdaderamente bueno fue tomarlas y con ellas hacerme una vida. Aunque sea esta mierda de vida.
 
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Más aún que los chándales rojos con parches negros, mi atrocidad (una de ellas, mi madre era y es una puta loca) eran los pantalones de pana.
Al mínimo agachamiento, forcejeo, o subida y bajada de la tapia típica, ras, abanderados blancos diciendo "ola k ase" al jolgorio del patio.
Como todo el mundo sabe, los críos de 8 años no se mueven como para romper pantalones, y son especialmente comprensivos con el mal acaecido a otro ochoañeros.
Pues hala, zurcida, y a correr. Y la tía se compraba sus buenas pieles, eso yes, que me acuerdo como si fuera ayer.
 
El día del juicio.jpg
 
Mirando, de ese día no tengo registros fotográficos ni de una vestimenta parecida en cualquier otro, eran unos pantalones que sabía que tenía por ahí, pero que nunca usaba, en general era ropa que nunca usaba, pero ese día la hijaputa se empeñó en eso. Eran unos pantalones cortos que llegaban casi a las rodillas que se ensanchaban un poco en los bolsillos y se iban estrechando al final. Una cosa espantosamente ridícula ayer hoy y mañana. Encima de rayas blanca y amarillas. Lo de los zapatos la verdad que no los recuerdos, pero he querido añadirle dramatismo con esos zapatos infantiles que quedaban como una patada en los cojones combinados con calcetines blancos. Tenía ya 8 años largos.

A parte de lo ridículo tenía un toque anacrónico quijotesco en cuanto que era ropa casi de otra época, e incluso de otra edad, mas infantil. Bien es verdad que en aquella época lo de ir arreglao de los niños eran algo parecido pero mas sobrio, lo mio también tenía cierto toque de príncipe gitano. Y que también la situación podía ser peor, que por el barrio de @THORNDIKE todavía te ves algunos niños con calcetines con borlas hahahaahahahaha, los hermanos vestidos iguales. Las mujeres son muy putas, no somos iguales, a un padre nunca se le ocurriría eso.

Hay mucha familia con tres desechos genéticos. Y ves a los tres vestidos con el la misma ropa. Es cierto.

Mariconadas de pijas opusinas.
 
Relacionado también con mis progenitores recuerdo que dentro de su educación exquisita cuando les daba el apretón me decían eso de “orgasmatron ahora volvemos que vamos hacer él amor “ y yo ahí me quedaba con mi cómic de Mortadelo y Filemón con cara de poker.
 
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