cuellopavo
Frikazo
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Está claro que este muchacho, idolatrado por los amantes del baile y del flamenco, cometió no sólo una estupidez de jóvenes de juerga más o menos borrachos, sino un delito grave que le costó la vida a una persona y por lo que es justo que pague. La anterior sentencia ponía en entredicho y desacreditaba aún más a la Justicia, y resultaba un ejemplo muy poco ejemplar -y valga la redundancia- para todos aquellos que alguna vez se vean en una tesitura semejante.
No me alegra que nadie entre en la cárcel, pero la popularidad o la fama no pueden ser nunca eximentes, sino agravantes por su repercusión en la opinión pública. Quienes viven graciosamente del favor del público se deben a él, y una de las servidumbres de la fama es mantener siempre un comportamiento intachable. Farruquito la cagó, destrozando una vida y a una familia, y debe pagar por ello. Y a pesar de todo baila para rabiar, y la prisión ha de servirle para que su baile sea aún más jondo. Tía Anica, la Piriñaca, gitana vieja de Jerez, que nunca cantó en público, decía que cuando cantaba a gusto por seguiriyas -el palo más dramático que interpretan los gitanos- la boca le sabía a sangre. Y Antonio Agujetas, que se pasó en su juventud más de diez años en la cárcel, decía que para lamentarse por carceleras se acordaba "de sus causas". Me parece que Farruquito ya tiene la causa que ha de hacer más profundo y dramático su baile.
No me alegra que nadie entre en la cárcel, pero la popularidad o la fama no pueden ser nunca eximentes, sino agravantes por su repercusión en la opinión pública. Quienes viven graciosamente del favor del público se deben a él, y una de las servidumbres de la fama es mantener siempre un comportamiento intachable. Farruquito la cagó, destrozando una vida y a una familia, y debe pagar por ello. Y a pesar de todo baila para rabiar, y la prisión ha de servirle para que su baile sea aún más jondo. Tía Anica, la Piriñaca, gitana vieja de Jerez, que nunca cantó en público, decía que cuando cantaba a gusto por seguiriyas -el palo más dramático que interpretan los gitanos- la boca le sabía a sangre. Y Antonio Agujetas, que se pasó en su juventud más de diez años en la cárcel, decía que para lamentarse por carceleras se acordaba "de sus causas". Me parece que Farruquito ya tiene la causa que ha de hacer más profundo y dramático su baile.