En el momento en que logren cambiarte, aunque sea un poquito, empezarán a perder el interés en ti. El reto de dominarte es el que las mantiene apegadas muchas veces.
Doverman es jodidamente bello, jodidamente brillante y jodidamente arrogante; aunque le falta ese toque de sofisticación, distinción y ambigüedad que tenía un señorito miau, por ejemplo. Carece de clase.
Pero os equivocáis todos, hamijos míos, la mujer no está hecha para ser juzgada, sino para ser amada; y la frase no es mía, es de Oscar Wilde.Sin el amor la existencia de la mujer no tiene sentido. Así que amadlas, pues, y complaced todos sus caprichos, como niñas malcriadas que son, dejando que piensen que os puedan dominar y podréis disfrutar de los insondables placeres que ofrece su compañía. Paraos alguna vez a observarlas en sus pequeños mundos, en sus neurosis y complejos, en sus pensamientos. Miradlas cuando en braguitas se prueban veinte vestidos, inseguras como son ellas; escuchadlas lo que os tienen que decir. Un hombre que escucha a una mujer, tiene la llave de todos sus cofres, convertios en sus cómplices. Aportadlas esa seguridad, de la que a menudo carecen, protegedlas y que ellas se sientan protegidas, amadlas con todo vuestro corazón y sin reservas. Discutid con ellas, de vez en cuando, para hacerlas sentirse culpables y que se entreguen más. Pero nunca peguéis a una mujer ni con un pétalo de flor, como dijo el poeta, nunca la gritéis, ni la insultéis. Ellas son como son, vosotros debéis ser firmes como un muelle al cual asirse, porque de lo contrario, no se os puede llamar hombres.
Y una mujer sí tiene cosas que ofrecer al margen de su maravilloso cuerpo cuyas curvas han sido el misterio más grande de la historia del Arte. Cuando en cualquier guerra un soldado cae abatido, se sabe que siempre sus últimas palabras son llamando a su madre. Vosotros también tenéis madre, ¿acaso no os ofrece nada ella? Hasta la vida os dio. Luego no digáis que no tiene nada que ofrecer.
Un saludo