Vida en un psiquiátrico

Otro que conocí que había entrado ahí era un amigo de un amigo.

El pobre muchacho había pillado un brote psicótico debido a los porros (que hicieron de detonante) y le había costado recuperarse pero ahí estaba.

Pero lo peor es que en cuanto se sintió un poco mejor, no tuvo otra que salir y pillar un ciego de alcohol histórico.

Fue entonces cuando le dio un chungo y lo metieron ahí.

Al salir los amigos intentaron sacarlo a tomar el aire y fue cuando lo conocí.

Estaba en completo silencio y de repente empezaba a hacer ruido el sólo, por ejemplo hacia el sonido de un pitido: "piiiiiiiiiiiiiiii" hasta que se quedaba sin aire y luego seguía.

Cuando pasaban un par de horas volvía con otro distinto: "tontontantontontontontanton..."

Y así.

Luego hablaba despacio como si estuviese de heroína hasta las cejas.


Cuando cogí confianza me contó que le pinchaban todos los días y se pasaba casi todo el día en una nube.

No se enteraba de nada. Cuando salió no sabía ni cuantos días habían pasado ni siquiera donde estaba en ese momento en que le llevaban en coche a su casa.

Un caso triste porque al parecer no se recuperó bien de aquello.


Pues oiga, miré usted, no se prive y proceda, que no le voy a chupar los cojones

Pues yo se los chupaba con gusto.

Nunca rechaces ese tipo de oferta porque no sabes cuándo se te volverá a presentar la oportunidad.

Lo que daría yo por chupar unos buenos cojones.
 
Última edición por un moderador:
De qué recepcionista hablas?

Explica cómo lo haces, por favor.
Todos los funcionarios nacionales y la mayoría de autonómicos, están en lugar de la SS, en MUFACE, ISFAS (los militares) y la de la administración local que no recuerdo cómo se llama. Tienes un talonario en blanco con 25 recetas, que renuevas por internet cuando se te gasta. Tenemos la posibilidad de tener médicos de la SS o compañías, en MUFACE Adeslas, ASISA o DKV.
Cuando necesitas un medicamento, simplemente lo escribes, rellenas tus datos y te vas a la consulta. Normalmente, suelen tener recepcionistas, que dan las citas, te pasan la tarjeta, etc. Pues ellas mismas, con el sello del médico y una firma, te las sellan. Luego vas a la farmacia y ya está. Es así de sencillo, lo más que te puede pasar es que te pregunten para qué quieres algo si es raro. Como unas pastillas para el acné postparto, que servían para un montón de cosas, como la fiebre de las Montañas Rocosas y enfermedades tropicales, que también sirven para eso. Había unas, que miró mi mujer por internet, y las pedí, pero la farmacéutica me dijo que eso era malísimo, podían provocar hasta cáncer y me vendió una crema.
En verano, como suelen cerrar muchas consultas en agosto, te sellan recetas en blanco, incluso el talonario entero, y ya tú pones lo que vas necesitando. Si son de confianza, normalmente te sellan alguna de más, por si se te olvida algo. Así de simple.
 
Última edición por un moderador:
Pues eso, que es curioso que todos los locos que habéis estado en un psiquiátrico siempre veáis la paja en el ojo ajeno. Como si en vuestro mundo los locos fuesen los otros. Me hacen gracia las historias que contáis porque lo hacéis desde vuestro punto de vista de perturbados, sin ser consciente de ello. Veis cosas raras en los demás, comportamientos extraños en los otros, anomalías en las conductas de terceros; pero a saber el equipamiento que lleváis cada uno.

Claro, sino no estarian locos Sr. Jung
 
:lol::lol::lol:

Lo que más recuerdo del loquero es la alimentación equilibrada; desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. Si nos quedábamos hasta tarde nos daban un colacao o un zumo. Los cholondros eran perfectos.

Cada mañana te pesaban, tomaban la tensión y te daban tu droguilla.

¿A ti te obligaban a comer el pan? Por alguna razón en mi cotolengo de confiança nos obligaban a acabárnoslo. Ya podías haber pedido doble ración de filetes rusos, que si no te comías el pan de allí no salías.

Otra muy mítica es la de aprovechar mientras estás durmiendo endrogado perdido para hacerte los análisis. Aún me acuerdo de despertarme un día a las seis y pico y ver a cuatro fulanos apoyados encima de mis costillas pasándose los tubos. Os juro por la virgen, la guardia civil y los judíos a caballo que es verdad.
 
¿A ti te obligaban a comer el pan? Por alguna razón en mi cotolengo de confiança nos obligaban a acabárnoslo. Ya podías haber pedido doble ración de filetes rusos, que si no te comías el pan de allí no salías.

Otra muy mítica es la de aprovechar mientras estás durmiendo endrogado perdido para hacerte los análisis. Aún me acuerdo de despertarme un día a las seis y pico y ver a cuatro fulanos apoyados encima de mis costillas pasándose los tubos. Os juro por la virgen, la guardia civil y los judíos a caballo que es verdad.

No te obligaban a acabarte nada, pero yo como buen zampabollos y educao que soy, me lo comía todo. Además estaba todo bastante rico, la verdad.

Lo que le pasó a usted no lo descarto en los pacientes que dormían bajo llave o atados, pero a mi los análisis me los hacían antes de desayunar.

¿Usted dormía encerrada?
 
Última edición:
¿A ti te obligaban a comer el pan? Por alguna razón en mi cotolengo de confiança nos obligaban a acabárnoslo. Ya podías haber pedido doble ración de filetes rusos, que si no te comías el pan de allí no salías.

Otra muy mítica es la de aprovechar mientras estás durmiendo endrogado perdido para hacerte los análisis. Aún me acuerdo de despertarme un día a las seis y pico y ver a cuatro fulanos apoyados encima de mis costillas pasándose los tubos. Os juro por la virgen, la guardia civil y los judíos a caballo que es verdad.
¿Y a ti por qué motivo te metieron en el cotolengo, querida? Estás hecha un cúmulo de desechos, pobrica.
 
A mí Almirante cada vez me gusta más. :1: Cómo se me espado del bote este verano cuando la tenía ya postrada a mis pies.
 
¿A ti te obligaban a comer el pan? Por alguna razón en mi cotolengo de confiança nos obligaban a acabárnoslo. Ya podías haber pedido doble ración de filetes rusos, que si no te comías el pan de allí no salías.

Otra muy mítica es la de aprovechar mientras estás durmiendo endrogado perdido para hacerte los análisis. Aún me acuerdo de despertarme un día a las seis y pico y ver a cuatro fulanos apoyados encima de mis costillas pasándose los tubos. Os juro por la virgen, la guardia civil y los judíos a caballo que es verdad.
Yo me comía el pan de varios
¿A ti te obligaban a comer el pan? Por alguna razón en mi cotolengo de confiança nos obligaban a acabárnoslo. Ya podías haber pedido doble ración de filetes rusos, que si no te comías el pan de allí no salías.

Otra muy mítica es la de aprovechar mientras estás durmiendo endrogado perdido para hacerte los análisis. Aún me acuerdo de despertarme un día a las seis y pico y ver a cuatro fulanos apoyados encima de mis costillas pasándose los tubos. Os juro por la virgen, la guardia civil y los judíos a caballo que es verdad.
las mierdas eran tan perfectas que no hacía falta limpiarse el culo después, te pasabas el papel y salía inmaculado
 
Última edición por un moderador:
Sé que los funcionarios tienen más fácil sacar medicinas, no ya lo de los talonarios vacíos y demás iStorias, es que van a su oficina/centro salud sin hora y al primer galeno que ven le sacan lo que quieran sin preguntar nada...peeeero,una cosa es coger cuatro cajas al mes de Risperdal que cuarenta cajas a la semana, que en Sanidad no son tontos y salta la alarma, si se les llama sustancia controladas es por algo: los de narcóticos no van a ponerse a investigar si un abuelo bipolar tiene diez cajas de lorazepan 5mg, pero si les aparece un jenares que se lleva a su casa media farmacia sí que le crujen.


More copipastes de internet--->

La vida de Lorena en el psiquiátrico, la joven que 'enloqueció' por un famoso periodista

Ingresada en un centro psiquiátrico

La joven pucelana lleva siete meses ingresada en el centro psiquiátrico alicantino. La chica, que ahora tiene 28 años, pasa la mayor parte del día fuera de su habitación individual, carente de rejas y donde dispone de aseo y ducha privados. Solo vuelve a ella para las siestas y después de la cena, en torno a las nueve de la noche, hora a partir de la que tiene prohibido salir.

Lorena se levanta temprano, sobre las ocho de la mañana, hace la cama y desayuna en el comedor junto a otros internos. Luego, se toma su medicación. Una sola pastilla diaria, cuenta su padre, José Gallego.

"En Soto del Real [la prisión madrileña en la que ingresó tras su detención en febrero de 2014] la hinchaban a medicación y no era ella, estaba irreconocible. Ahora los psicólogos y los analistas psiquiátricos que la tratan dicen que ha dado un giro de 180 grados", asegura su progenitor, quien la visita cada dos semanas. "Cuando la veo, me doy cuenta de que va por el buen camino".

En Alicante, Lorena ha comenzado a estudiar la carrera de Sociología a través de la Universidad Española a Distancia (UNED). La joven, que antes de pisar la cárcel trabajaba como higienista en una clínica dental de Valladolid, también se ha inscrito en un curso de inglés. Si no tiene terapia, suele ocupar sus mañanas entre libros y apuntes.
"No tiene recuerdos de nada"

Su padre explica que su hija está mucho más calmada y que ha dejado atrás esos brotes que le provocaban pensamientos negativos. Dice que la chica nunca habla de lo que hizo: "Le resulta totalmente indiferente todo aquello. No tiene recuerdos de nada. Ahora está centrada en volver a tener opciones en la vida".

Lorena llegó al centro psiquiátrico penitenciario pocos días más tarde de que la Audiencia Provincial de Madrid le impusiera un internamiento por un plazo máximo de 20 años. Desde su detención había estado en la prisión de Soto del Real, donde ni siquiera allí logró frenar sus impulsos contra la pareja del locutor radiofónico.

Desde la cárcel madrileña, Lorena, a través de cartas, trató de contratar a un sicario por 6.000 euros para que matara a la mujer de González. Su obsesión aún seguía muy viva. Como en la calle, donde antes de intentar asesinarla con sus propias manos quiso contratar a dos matones a sueldo de origen búlgaro. Estos, a su vez, contactaron con un mendigo español que dormía en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Se llamaba Fernando. Le propusieron asesinar a la esposa del periodista a cambio de 100.000 euros.

Pero el mendigo denunció el hecho ante la Policía Nacional y les entregó una fotografía de Iván, el cómplice de Lorena. Además, Fernando le envió un correo electrónico al locutor de Cope para alertarle de que alguien quería asesinar a su esposa.


Mi vida en el hospital psiquiátrico de Oza

Oza, La Coruña. 2014

Nueve de la mañana. Despierto porque una enfermera entra en mi habitación y nos dice que hay que asearse. A mi lado un esquizofrénico se despereza y se va para las duchas a hacer cola. Yo hago lo mismo. Me ofrecen una cuchilla para afeitarme y la rechazo poniéndome a la cola con barba de tres semanas. Hoy en día iría a la moda pero en aquel entonces no había hipsters. Después de ducharme me dan el desayuno. En la mesa del comedor hay una anoréxica delante que no quiere comerse el desayuno y esconde la pastilla de calcio bajo la lengua para escupirla sin que se den cuenta. Cuando la pesen y comprueben que no está engordando le dirán que no va a salir de allí en mucho tiempo.


Yo por mi parte también tengo mis problemas. Tengo una enfermedad mental como ellos. Posible tastorno bipolar. Es algo así como una sucesión de brotes psicóticos en los que paso de la euforia a la depresión de forma brusca. Mi medicación me está haciendo efecto. Cuando empecé a tomarla me meé en la cama dos veces. Me dijeron que era por el efecto del Depakine. Aunque también tomaba Rivotril, Risperidona y no sé qué más… un coñazo.

La medicación hace que mi mente se ralentice y me cueste más pensar y que me den episodios ansiosos y de depresión. También tiene otros efectos secundarios, por ejemplo: somnolencia, erecciones prolongadas, espasmos musculares… pero sobre todo notas que tu mente se ralentiza y no puedes pensar con claridad.Por lo demás la vida en Oza es sencilla y rutinaria. Después de la ducha hay desayuno. Todos juntos y en familia. Luego terapias varias como hablar con los psiquiatras que te hacen preguntas complicadas o la rueda como las que hacen en las películas los alcohólicos. Cada uno cuenta sus problemas y un terapeuta da pautas de conducta para que todos tomemos ejemplo.


Más tarde además de hacer ejercicios en grupo con los alumnos universitarios en prácticas nos sacan a dar un paseo por el exterior. Paseamos por el jardín… eso si te dejan salir. A mí al principió no me dejaban porque me peleé con el guardia de seguridad. Estaba muy excitado y me tuvo que reducir para que me pusieran una inyección. Me desperté atado a la cama. Así me tuvieron unas horas. Estuve gritando para que me dejaran salir de alli y lo conseguí. Al final salí de paseo, pero cuando estuve más calmadito.

Otro momento distinto era cuando nos abrían la sala de fumadores. Todo el mundo hacía cola en el mostrador para pedir su tabaco ya que nos lo guardaban las enfermeras. Decían que era para que no lo perdiéramos ni nos pidieran cigarros los demás enfermos.


También había un momento de visitas. Solo podían pasar familiares y de uno en uno. Aunque a mí me visitaban de dos e incluso de tres en tres. Y no solo familiares. Aunque los amigos me ponían nervioso. Hacían preguntas complicadas y las respuestas también eran complicadas.


Terminé haciendo amigos. Alguno de ellos me llamó una vez salido de alli. No quise quedar con ellos. Eran locos… como yo. Los amigos de fuera se enteraron de todo y sufrieron por mí. Y yo lo pasé muy mal. Tuve que dar explicaciones a todos. Pero no tenía la mente despejada. No pensaba con claridad. La medicación atonta la mente.

Estuve sin salir durante meses. No volví a beber ni a drogarme. Y seguí con medicación mucho tiempo. Hasta el punto de que mis amigos no me reconocían una vez dejada la medicación. Mi cerebro iba más rápido al faltarle la droga y ellos lo notaban y se preocupaban. Aunque yo me sintiera bien ellos pensaban que me iba a poner malo otra vez. Fue duro… tanto que casi me vuelvo a poner malo. Al final tuve que salir de la casa de mis padres y tomarme unas vacaciones de mí mismo. Sin ver a mi familia ni a los amigos más íntimos durante días y así poder pensar en mí. Hasta que me calmé y los fármacos de nuevo me hicieron estar relajado. Sin estrés dejé de estar tan irritable y me empezaron a bajar de nuevo la dosis de pastillas.


Ahora pienso con claridad. Ya no estoy irritable ni mi cabeza va deprisa. Me despierto atontado por las pastillas pero se me pasa después del primer café. No tengo el don de la palabra pero puedo expresarme por escrito. Y estoy tranquilo. Espero estar tranquilo por mucho tiempo.

“Siento como un fracaso haber estado en un psiquiátrico”
¿Fue un shock entrar en el psiquiátrico?


Cuando entré, todo cambió. Para empezar, los horarios. En esa época estaba bastante estresada: trabajaba por las mañanas, por la tarde estudiaba y por la noche me ponía a hacer el trabajo final de ilustración. En el psiquiátrico tenía mucho tiempo libre, algo que no tenía fuera. Fue como un descanso en ese sentido.

¿Y cómo llevó estar rodeada de otros enfermos?


En parte me tranquilizó. En urgencias, antes de entrar, me dijeron ‘estate tranquila, que serás la que está mejor de toda la planta’. Al final, era entrar en un lugar donde no te juzgarían por lo que tenías, un lugar en el que te sentirías un poco comprendida.


Y le prescribieron 12 pastillas al día…


Muchos calmantes, antidepresivos (que sí que creo que los necesitaba), un antiepiléptico, que sirve para regular el estado de ánimo, y también me dieron litio, que es para el trastorno de bipolaridad, una enfermedad que nunca me diagnosticaron. Pero al tener los antecedentes de mi abuelo, y creo que de mi tío también, pues dijeron ‘por si acaso’.

¿Eran soportables los efectos secundarios de la medicación?


Por esas fechas estaba haciendo un encargo muy grande de ilustraciones, y me temblaban tanto las manos, por el litio que tomaba, que era bastante, que me tenía que agarrar la mano derecha con la izquierda para poder dibujar, era una locura. El litio me lo quitaron una vez estuve fuera. Mi psiquiatra, después de leerse todo mi historial, me dijo que no entendía por qué lo estaba tomando.

¿Le pareció excesiva esa cantidad de pastillas?


Es mucha gente loca en un solo lugar. Entiendo que necesiten estar tranquilos, pero, ¿a qué precio? No es realmente mirar por el bienestar de los enfermos. Me parece que es algo un poco egoísta por su parte. Ellos necesitaban que el tiempo de dormir lo durmiéramos, que el tiempo de estar tranquilo lo estuviéramos… Pero luego me preguntaban por qué me pasaba tantas horas en la cama. Era un poco contradictorio. Las pastillas no dejan de ser una herramienta de control.

¿Y cómo era el día a día?


Nos despertábamos por la mañana, desayunábamos (esa comida era decente) y nos tomábamos las pastillas de la mañana. A partir de las diez, teníamos la visita con un psiquiatra y un psicólogo. Eran visitas de 10 minutos, no daba tiempo a casi nada. Era menos de lo que me dedica mi psiquiatra fuera, cuando era la razón por la que estabas allí dentro.


Entiendo.


Tampoco veías unas ganas en ellos de querer profundizar mucho. Te hacían unas preguntas, no sabías qué más contestar, y hasta mañana. Entiendo que hay tantos pacientes por psiquiatra que tienen que ir a la idea, pero esto juega en contra de la calidad del servicio.

¿Y cómo era el trato?


Dependía de la persona que te tocara, ya fueran psiquiatras o auxiliares de enfermería. No había mucha humanidad. Había un auxiliar que era muy bueno, siempre nos dejaba hacer un poco el loco, que es lo que tocaba [risas].


Tengo entendido que la castigaron por adaptarse demasiado bien… :face:


Había hecho amigos, si no te aburres mucho. Cuando llevaba dos semanas me empecé a acostumbrar al ritmo del lugar. La psiquiatra me dijo que me había adaptado al centro demasiado bien y que debía de entender que el psiquiátrico no era la calle y que no era normal que me hubiera adaptado a un lugar de locos de esa manera.

Suena algo contradictorio.


Pensé que si no era apropiado, para alguien que estuviera loco, estar rodeado de locos, todo el concepto de psiquiátrico fallaba. Supuestamente, yo debía de estar incómoda. Así que lo que hicieron fue prohibirme la visitas, las llamadas y las salidas [cada día los enfermos disponían de dos horas por la tarde para recibir visitas]. Fue una mierda.


Antes comentaba que había hecho amigos…


Sobre todo Emma, era increíble. Llegó cuando yo llevaba una o dos semanas. Veía que cada día se ponía ropa super bonita, que se hacía peinados, se maquillaba… Yo pensaba que no tardaría nada en llevar sólo el pijama del hospital como todos. Pero no, siguió y siguió. Al final acabé hablando con ella. Cada día me maquillaba, me hacía trenzas…

Y llega un día que le dan el alta… ¿en base a qué argumento?


Pienso que la prioridad que tienen es liberar camas. Creo que sí tienen como objetivo que mejores, pero pienso que están más preocupados en dejar camas libres y dar altas. Lo cierto es que yo salí de allí peor de lo que había entrado. Lo que querían era darme un diagnóstico. Justo el día antes de salir, les había comentado que tenía una amiga imaginaria.


Explíquemelo.


Las veces que me he encontrado peor, estoy con ella. Supongo que es para no sentirme sola y para tener a alguien con quien hablar. Para mí es terapéutico, puedo analizar qué me sucede. Fue comentar eso y al día siguiente me dijeron que me habían diagnosticado trastorno de personalidad.

7867
 
Última edición:
En mi familia tengo varios casos de tarados, voy a trazar una breve relación de éstos:

-Mi difunta abuela, que se suicidó con 41 años hace casi 50 años porque decía que la estaban llamando desde no sé donde, porque no la llegué a conocer. Siempre vestía un hábito porque tenía una promesa. Era una mujer muy religiosa, prácticamente analfabeta y sojuzgada por un marido beodo y poco dado al trabajo. Cuando se suicidó ahorcándose en el lavabo de su casa contaba con dos hijos que todavía vivían en casa, de los 5 que tenía en total, uno de ellos de unos pocos meses y el otro de 6 años. Está claro que nunca recibió tratamiento psiquiátrico.

-Mi tío, hijo de la anterior, que se crío desde los 6 años en diferentes colegios internos a los que su progenitor ni nadie de la familia acudía a visitarlo. Siempre ha padecido de depresiones periódicas que los psiquiatras le han tratado de combatir atiborrándolo con pastillas. La verdad es que es un gran tipo cuando está bien, pero cuando se encuentra con depresión pasa días enteros sin salir de su habitación, comiendo muy poco y trasnochando. Arrastra el trauma de la infancia, y ha sido incapaz de tener relaciones sociales normalizadas durante el resto de su vida, apenas ha estado con mujeres, salvo con alguna lumi en sus años mozos, y ha estado varias veces internado en un psiquiátrico por sus depresiones y las conductas violentas derivadas de ésta. Cuando mi abuelo, su padre, vivía, le curtió el lomo unas cuantas veces, y además lo hizo con toda la razón.

-Mi otro tío, el hermano del anterior, que tenía unos pocos meses cuando su madre se suicidó. Nunca ha hecho nada en su puta vida, hace muchos años que no trabaja, y desde que murió mi abuelo también se ha visto sumido en una depresión agravada por el tabaquismo-alcoholismo. Se pasa los días durmiendo y por la noche viendo la Tv. Apenas habla con nadie y le importa todo una puta mierda. Solo tiene 47 años y no tiene valor para suicidarse, de modo que se va autodestruyendo con sus vicios de mierda.

-La hermana de mi abuelo paterno, la tía de los dos anteriores, que tuvo, para variar, otra infancia desastrosa en la que a muy corta edad fue obligada a servir en casas ajenas en la capital. Prácticamente analfabeta, tampoco recibió atenciones de nadie, y como físicamente era bastante fea y tenía cierto estigma en el pueblo por su peculiar carácter nunca llegó a casarse. En una ocasión unos turistas alemanes que pasaron por el pueblo le preguntaron por algún lugar que buscaban por alrededores, y ella, muy solícita para quien necesitaba ayuda, se subió en el coche con los guiris sin avisar a nadie. El resto de la familia estuvo buscándola durante días, y es que al parecer la dejaron en la capital y estuvo pidiendo por las calles y durmiendo a la intemperie. La pobre mujer, que no andaba muy bien de la perola terminó desorientada y sin saber quien era. Otra anécdota a relatar es que siendo muy joven se quedó dormida en la pocilga de los cerdos y éstos se comieron gran parte de una de sus orejas. Nunca se medicó y tampoco sé exactamente cual era su problema mental.

Al margen de mi familia, donde hay algún caso más de chiflados, en el pueblo tenemos a un jambo de algo más de 40 años, que tuvo un viaje psicotrópico del que todavía no ha vuelto ni se espera que vuelva. Le pasó cuando tenía 16-17 años, y nunca estuvo internado en ningún psiquiátrico, y al principio ni tan siquiera se medicaba, por lo que era muy agresivo y terminó por apalizar a varias personas. Un ex-compañero de clase que ahora es pintor de brocha gorda estuvo pintando en la casa de su madre y me contaba que tardó algo más en finalizar su trabajo porque el chiflado del hijo se dedicaba a pintar muñequitos en las paredes cuando éste terminaba la jornada de trabajo y dejaba los cachibaches por allí para el día siguiente. Si te lo encuentras por la calle siempre te pide un cigarro o dinero para comprar tábaco o alcohol, y casi nadie le da nada. Es frecuente cruzárselo por la calle mientras ríe y cuenta historias delirantes a algún hamijo forero imaginario e invisible que camina a su lado.

De momento eso es todo lo que tengo que decir.
 
. Se pasa los días durmiendo y por la noche viendo la Tv. Apenas habla con nadie y le importa todo una puta mierda.
:121:

PD: Algunos decían hace meses en un hilo sobre drogas que el LSD no era peligroso porque no mataba.
Lo de dejar a una persona candidata a protagonizar este hlo ya si tal no lo comentaban.
 
:121:

PD: Algunos decían hace meses en un hilo sobre drogas que el LSD no era peligroso porque no mataba.
Lo de dejar a una persona candidata a protagonizar este hlo ya si tal no lo comentaban.

Añádase a este detalle que vive en una casa ruinosa en medio del campo, tiene una higiene más que deficiente y cuando sale a la calle lo hace con unos harapos mugrientos que no se han lavado en años.

A veces voy a verlos, aunque solamente puedo comunicarme con el hermano más mayor, que cuando está bien es un tipo afable y muy buena persona, pero el otro huye de la luz y de los seres humanos.

De momento no se han cargado a nadie, pero es que apenas ven gente por alrededores. :lol::lol::lol:
 
Añádase a este detalle que vive en una casa ruinosa en medio del campo, tiene una higiene más que deficiente y cuando sale a la calle lo hace con unos harapos mugrientos que no se han lavado en años.

A veces voy a verlos, aunque solamente puedo comunicarme con el hermano más mayor, que cuando está bien es un tipo afable y muy buena persona, pero el otro huye de la luz y de los seres humanos.

De momento no se han cargado a nadie, pero es que apenas ven gente por alrededores. :lol::lol::lol:

Esos dos hermanos tíos suyos acabarán como los de Puerto Hurraco si siguen así.
 
A mi pueblo iba un clan nómada de quinquilleros portugueses por temporadas. Montaban el campamento a las afueras del pueblo, por arroyos y vertederos. Los hombres eran pendencieros y borrachos como ellos solos, y las mujeres conejas en reproducción. Alguna estaba más que potable, eso sí. No faltaba el down, el tartaja, el cojo, la vieja gorda, la mujer sin dientes y con pelusa en el bigote, en fin, todo un muestrario de subseres comidos por la miseria. Pues había uno al que llamanban Rata, un niño medio subnormal que tenía ambas orejas comidas durante la noche por las ratas. Y es que parece ser que esas asquerosas bestias te comen vivo empezando por las orejas porque son insensibles y no te despiertas mientras te las muerden y devoran silenciosamente, y hasta que no te levantas no te das cuenta que te has quedado sin ellas.
 
Última edición por un moderador:
¿Usted dormía encerrada?

Qué va, yo tendría 16 años de aquella y pesaba unos cuarenta kilos, estaba hecha una mierda, aunque hubiera querido no habría podido constituir amenaza alguna para nadie. No daba nada de mal, me pasaba la mañana leyendo Guerra y paz o jugando al ping-pong con otro chaval que, como yo, estaba más colgado que una pera el pobre. Teníamos privilegios por ser menores de edad en una planta de adultos. Sabían que sabíamos que no sabían qué cojones hacer con nosotros, así que nos daban un poco de manga ancha en ese sentido (podíamos hacer básicamente lo que nos apeteciera dentro de la planta y teníamos habitación propia). Salvo cuando me venían a sacar sangre a las putas seis y media de la mañana, eso yes.

¿Y a ti por qué motivo te metieron en el cotolengo, querida? Estás hecha un cúmulo de desechos, pobrica.

Porque me quería matar, por qué va a ser.

Yo me comía el pan de varios
las mierdas eran tan perfectas que no hacía falta limpiarse el culo después, te pasabas el papel y salía inmaculado

:lol: no se comía del todo mal, cierto es.
 
Última edición:
Normal que se coma mejor , de estar solos comiendo mierda , o con sus paranoías, a ingresados en un sitio donde hay una rutina impuesta.
 
A mí lo que me flipa es la no separación por sexos. Es que imagino que muchas ninfómanas e igual número de obsesos, con otras patologías, sueltos a su bola... Vamos, vamos. Que alguno cuente anécdotas de cuando se juntaba el pan con las ganas de comer...
 
De hecho la mayoría de los que había allí no habían comido tan bien en la vida

Yo, acostumbrado a mi diarrea cervezanfetamínica no había echado unos cholondros tan contundentes en mi vida.:lol:
 
A mí lo que me flipa es la no separación por sexos. Es que imagino que muchas ninfómanas e igual número de obsesos, con otras patologías, sueltos a su bola... Vamos, vamos. Que alguno cuente anécdotas de cuando se juntaba el pan con las ganas de comer...

Había una encantadora pareja de esquizofrénicos septuagenarios a la que trasladaron a un geriátrico para que pudieran vivir su historia en paz, sin gritos, gente llorando por los pasillos y esas movidas. También mucho salido, porsupu, de hecho me obligaban a cerrarme el pijama por la parte de arriba con un trozo de esparadrapo porque me estaba grande y se me veía el esternón. De lo demás no puedo hablar porque no vi ni oí nada.
 
Sí que he constatado en carnes propias y ajenas, que algunos tipos de chaladura mejoran con hábitos sencillos y saludables: madrugar, actividad, rutina, tranquilidad y buenos alimentos. Naturaleza privilegiada y deporte ayudan.

Antes de quotear, he dicho "algunos tipos de chaladura". Hay gente que por inextricables mecanismos de la mente y/o de la voluntad, son casos perdidos para la Ciencia.

Cimmerio Sultanmuranov Pichincha
Jefe de Psiquiatría Himaginaria del Hospital Presbiluterano Judá Ben Hur de Terre Haute, Indiana, Hestados Hundidos.
 
Última edición:
Atrás
Arriba Pie