Hace unos días tuve un rifirrafe con varias personas en un hilo sobre cómo desvirgarse. Dicho suceso, unido a ciertas sensaciones que me han asaltado en los últimos tiempos, me han llevado a ciertas conclusiones (tal vez tempranas), que he decidido compartir con ustedes. También, porque llevo demasiado tiempo haciendo alusiones a mi situación en hilos varios, y tengo ganas de explicarme.
Primero los datos externos:
Esta es la situación actual. Por supuesto la mayoría os preguntareis: ¿cómo cojones has llegado a esto? No os aburriré con la gran variedad de excusas que he manejado durante la vida, lo haré con la actual. Estoy como estoy porque nunca he sido capaz de actuar como un hombre. Y no he aceptado esto hasta hace poco.
¿Porqué no he actuado como un hombre?
Mi madre siempre fue una persona controladora, exigente y sobreprotectora. Cuando sus exigencias no se veían satisfechas, recurría a la violencia o al victimismo: su única forma de amor era la sobrealimentación. Mi padre siempre estuvo ausente de mi educación, excepto en lo económico. Soy hijo único: resumiendo, durante años cumplí a la perfección el retrato del niñito enmadrado. He sido lo suficientemente inteligente para darme cuenta de lo malo de todo esto, pero no lo suficientemente fuerte como para liberarme, con lo cual, de los 15 años para arriba todo fueron broncas en mi casa, porque me revelaba constantemente contra sus intentos de control. A día de hoy, mi madre me define como un "hijo de puta", y no siento nada por ella. No le quedan muchos años de vida y ya estoy preparado para ello.
Siempre crecí pensando que no valía nada: esta creencia me ha perseguido toda la vida, y lo gracioso de esto es que cuando uno cree algo, sin darse cuenta va tomando las decisiones de tal manera que se labra una realidad que confirme su creencia.
Esta falta de autoestima se transmuta en un sentimiento muy grande de inadecuación hacia mi propio cuerpo, que es, junto al valor, el centro de la masculinidad (y no me refiero a la belleza del cuerpo, sino a su poderío, el macho se diferencia porque es físicamente poderoso). Esto tiene síntomas terribles, por ejemplo, que me toquen me causa ansiedad.
Cuando era niño siempre estaba asustado, pero sobre todo lo estaba de los otros niños. Asustado de las peleas, asustado de los deportes, asustado de todo lo físico. Por supuesto, los otros niños percibían mi debilidad y en general iban a por mí, pero vamos, nada que ningún niño gordo y con gafas no haya pasado. Esta seguridad suya, al llegar a la adolescencia, en ellos se convertía en eficacia sexual: en mi, la debilidad y el miedo se convertía en inoperancia.
Desgraciadamente, al parecer he tenido una gran capacidad para no ver lo evidente, o no aceptarlo, y en vez de cambiar para obtener las cosas que los demás obtenían, me convencí a mi mismo de que ellos eran basura despreciable y de que yo era un ser superior que no quería llevar la animalesca vida que ellos llevaban. Esto era lo que me decía a mí mismo para no relacionarme con nadie, para no hacer lo que ellos hacían, lo propio de los hombres: por supuesto no lo hacía porque tenía miedo a comportarme como tal y porque me sentía una puñetera mierda, pero fijaos en que sí que tenía fantasías de masculinidad, de ser arrojado, independiente, físicamente poderoso, etc.
El problema más grande eran las mujeres, claro. Porque necesidades sexuales tengo igual que los demás (hasta más), pero no sólo no era capaz de decir lo que necesitaba, tampoco era capaz de hacer lo necesario para conseguirlo (lo que hacen los hombres y que es, en general el tema de este subforo). Ergo, cuando me gustaba alguna intentaba lo que intentan todos los emasculados, que es ganársela a través de la amistad y de mi supuesta inteligencia. En realidad esto es bastante hipócrita, porque uno no debe fingirse amigo de alguien que te quieres follar, al final siempre se le ve el plumero. Pero en cualquier caso, como todos ya sabéis, es algo que no funciona, y es la génesis del pagafantas.
No he ido detrás de muchas, dado que para conocer gente hay que relacionarse, y yo por el miedo y por la autoestima, nunca hacía nada, nunca participaba en ninguna actividad que me obligase a relacionarme, si podía evitarlo.
Ya a partir de los veintitantos, no pude creerme las mentiras de "yo soy genial y la sociedad está podrida", pero tampoco comprendía por entero lo que me pasaba, así que tuve unos años de desconcierto absoluto sobre mi función en la vida y sobre la conveniencia, incluso, de seguir respirando. Dejé la carrera y me dediqué a vegetar en casa hasta que a los 28 conseguí el trabajo en el que estoy, ya la presión familiar era mucha. En estos 4 años he ido haciendo mi trabajo de la mejor manera posible, pero rodeado de personas, hombres concretamente, que no han tenido mis miedos, y he sido consciente del camino que no había recorrido, pero todavía no entendía porqué no lo había recorrido.
Hace unos meses, después de 10 años sin fijarme en nadie, me encapriché de una compañera de trabajo, y casi enseguida empecé a repetir los patrones del pasado, los de un pagafantas necesitado, pero ya consciente de que no conducía a nada. Este tema me ha servido como catalizador, y en un lapso de 3 meses, todo lo de estos años se me ha solidificado en la mente y he llegado a esta exposición que he comentado.
La única forma de de ser un hombre es apretar los dientes y serlo. La única manera de obtener lo que uno quiere es ir y cogerlo. Y los hombres son, por definición, valientes y se afirman en lo que quieren y merecen, y en la conciencia de su propia valía. Y la falta de toda esa masculinidad que nadie me enseñó, y que yo a la vez temía y deseaba, es lo que me ha llevado hasta aquí.
¿Y ahora que?
Pues ahora, a los 32 años y sabiendo lo que sé, no me queda más remedio que tirar en la dirección contraria a toda mi vida anterior, dado que como ya dije una vez en otro hilo, la vida a la que llegado a través del miedo y de la inacción hace preferible matarse. Todo pasa ahora por, en primer lugar, pensar en mi mismo de otra manera, afirmarme y aceptarme, reconocer que tengo necesidades y derecho a ellas, pero también desarrollar mis potencialidades como persona, empezando por las de lo más básico, que es el cuerpo. Ya estoy en ello, y lo otro que sigue es progresar en lo económico para llegar al nivel de independencia básico que debe tener una persona de mi edad. Lo bueno de esto es que los primeros pasos ya directamente me han hecho sentir bien. Lo malo es que no sé hasta que punto puedo avanzar, teniendo en cuenta el tiempo que he perdido, pero no tengo otra opción.
Es por esto último que me repatearon tanto los comentarios del otro día sobre si uno ha de decir o no que es virgen, porque ese tema sí me parece un obstáculo insalvable debido sobre todo a la experiencia que no tengo, y a que en el fondo depende del juicio de otras personas, y me indigna salvajemente el pensamiento de que pueda estar sentenciado en ese tema. Pero, no me queda más remedio que admitirlo, probablemente tenéis razón y el asunto funcione como decís casi todos, y el éxito sexual llame al éxito sexual. Así que lo único que haré, como hago siempre últimamente, es centrarme en lo que puedo controlar (yo) y no en lo que no puedo controlar (el juicio de las mujeres). Afortunadamente puedo decir, que cuanto mejor me siento (y cuanto más trabajo en mí mismo eso aumenta), menos necesidad emocional tengo de las mujeres y más objetivamente las veo, y menos obsesión tengo con la idea de una relación.
En fin. Los que hayan llegado al final de este ladrillo, que sepan que lo he resumido mucho, me da para un libro este tema, si necesitan ampliación de algo, lo dicen. Ahora destrozadme a gusto, baneadme, como queráis.
Primero los datos externos:
- Tengo 32 años y soy virgen, completamente, no tengo ni he tenido con ninguna tía contacto físico más allá del que se tiene con cualquier persona que saludemos por la calle.
- Mi vida social ha sido y es prácticamente nula, aunque aparentemente me llevo bien con todo el mundo no tengo amigos íntimos (los tuve durante una época), la mayor parte de mi vida ha sido una largo ir y venir de casa a la escuela, de casa a la universidad, de casa al trabajo, etc. Nada de fiestas, ni de vacaciones, ni de viajes de fin de curso, nada excepto alguna salida nocturna o borrachera ocasional.
- Mi vida académica y laboral está, a tenor de los resultados, por debajo de la media: no terminé la carrera, tengo un trabajo que no me llena y que es inferior al que podría tener. Sobra decir que vivo con mis padres, mayor fracaso que ese...
- Físicamente no soy lo que podría haber sido, dado que durante toda mi adolescencia y juventud he estado siempre, salvando breves temporadas, en la categoría de los obesos mórbidos. Aunque genotípicamente hablando, no creo tener defectos destacables.
- Sólo destaco en mi inteligencia, creo. Tengo gran capacidad de absorber información y analizarla, gran capacidad de pensamiento abstracto y soy bastante culto, o al menos eso dice la gente.
Esta es la situación actual. Por supuesto la mayoría os preguntareis: ¿cómo cojones has llegado a esto? No os aburriré con la gran variedad de excusas que he manejado durante la vida, lo haré con la actual. Estoy como estoy porque nunca he sido capaz de actuar como un hombre. Y no he aceptado esto hasta hace poco.
¿Porqué no he actuado como un hombre?
Mi madre siempre fue una persona controladora, exigente y sobreprotectora. Cuando sus exigencias no se veían satisfechas, recurría a la violencia o al victimismo: su única forma de amor era la sobrealimentación. Mi padre siempre estuvo ausente de mi educación, excepto en lo económico. Soy hijo único: resumiendo, durante años cumplí a la perfección el retrato del niñito enmadrado. He sido lo suficientemente inteligente para darme cuenta de lo malo de todo esto, pero no lo suficientemente fuerte como para liberarme, con lo cual, de los 15 años para arriba todo fueron broncas en mi casa, porque me revelaba constantemente contra sus intentos de control. A día de hoy, mi madre me define como un "hijo de puta", y no siento nada por ella. No le quedan muchos años de vida y ya estoy preparado para ello.
Siempre crecí pensando que no valía nada: esta creencia me ha perseguido toda la vida, y lo gracioso de esto es que cuando uno cree algo, sin darse cuenta va tomando las decisiones de tal manera que se labra una realidad que confirme su creencia.
Esta falta de autoestima se transmuta en un sentimiento muy grande de inadecuación hacia mi propio cuerpo, que es, junto al valor, el centro de la masculinidad (y no me refiero a la belleza del cuerpo, sino a su poderío, el macho se diferencia porque es físicamente poderoso). Esto tiene síntomas terribles, por ejemplo, que me toquen me causa ansiedad.
Cuando era niño siempre estaba asustado, pero sobre todo lo estaba de los otros niños. Asustado de las peleas, asustado de los deportes, asustado de todo lo físico. Por supuesto, los otros niños percibían mi debilidad y en general iban a por mí, pero vamos, nada que ningún niño gordo y con gafas no haya pasado. Esta seguridad suya, al llegar a la adolescencia, en ellos se convertía en eficacia sexual: en mi, la debilidad y el miedo se convertía en inoperancia.
Desgraciadamente, al parecer he tenido una gran capacidad para no ver lo evidente, o no aceptarlo, y en vez de cambiar para obtener las cosas que los demás obtenían, me convencí a mi mismo de que ellos eran basura despreciable y de que yo era un ser superior que no quería llevar la animalesca vida que ellos llevaban. Esto era lo que me decía a mí mismo para no relacionarme con nadie, para no hacer lo que ellos hacían, lo propio de los hombres: por supuesto no lo hacía porque tenía miedo a comportarme como tal y porque me sentía una puñetera mierda, pero fijaos en que sí que tenía fantasías de masculinidad, de ser arrojado, independiente, físicamente poderoso, etc.
El problema más grande eran las mujeres, claro. Porque necesidades sexuales tengo igual que los demás (hasta más), pero no sólo no era capaz de decir lo que necesitaba, tampoco era capaz de hacer lo necesario para conseguirlo (lo que hacen los hombres y que es, en general el tema de este subforo). Ergo, cuando me gustaba alguna intentaba lo que intentan todos los emasculados, que es ganársela a través de la amistad y de mi supuesta inteligencia. En realidad esto es bastante hipócrita, porque uno no debe fingirse amigo de alguien que te quieres follar, al final siempre se le ve el plumero. Pero en cualquier caso, como todos ya sabéis, es algo que no funciona, y es la génesis del pagafantas.
No he ido detrás de muchas, dado que para conocer gente hay que relacionarse, y yo por el miedo y por la autoestima, nunca hacía nada, nunca participaba en ninguna actividad que me obligase a relacionarme, si podía evitarlo.
Ya a partir de los veintitantos, no pude creerme las mentiras de "yo soy genial y la sociedad está podrida", pero tampoco comprendía por entero lo que me pasaba, así que tuve unos años de desconcierto absoluto sobre mi función en la vida y sobre la conveniencia, incluso, de seguir respirando. Dejé la carrera y me dediqué a vegetar en casa hasta que a los 28 conseguí el trabajo en el que estoy, ya la presión familiar era mucha. En estos 4 años he ido haciendo mi trabajo de la mejor manera posible, pero rodeado de personas, hombres concretamente, que no han tenido mis miedos, y he sido consciente del camino que no había recorrido, pero todavía no entendía porqué no lo había recorrido.
Hace unos meses, después de 10 años sin fijarme en nadie, me encapriché de una compañera de trabajo, y casi enseguida empecé a repetir los patrones del pasado, los de un pagafantas necesitado, pero ya consciente de que no conducía a nada. Este tema me ha servido como catalizador, y en un lapso de 3 meses, todo lo de estos años se me ha solidificado en la mente y he llegado a esta exposición que he comentado.
La única forma de de ser un hombre es apretar los dientes y serlo. La única manera de obtener lo que uno quiere es ir y cogerlo. Y los hombres son, por definición, valientes y se afirman en lo que quieren y merecen, y en la conciencia de su propia valía. Y la falta de toda esa masculinidad que nadie me enseñó, y que yo a la vez temía y deseaba, es lo que me ha llevado hasta aquí.
¿Y ahora que?
Pues ahora, a los 32 años y sabiendo lo que sé, no me queda más remedio que tirar en la dirección contraria a toda mi vida anterior, dado que como ya dije una vez en otro hilo, la vida a la que llegado a través del miedo y de la inacción hace preferible matarse. Todo pasa ahora por, en primer lugar, pensar en mi mismo de otra manera, afirmarme y aceptarme, reconocer que tengo necesidades y derecho a ellas, pero también desarrollar mis potencialidades como persona, empezando por las de lo más básico, que es el cuerpo. Ya estoy en ello, y lo otro que sigue es progresar en lo económico para llegar al nivel de independencia básico que debe tener una persona de mi edad. Lo bueno de esto es que los primeros pasos ya directamente me han hecho sentir bien. Lo malo es que no sé hasta que punto puedo avanzar, teniendo en cuenta el tiempo que he perdido, pero no tengo otra opción.
Es por esto último que me repatearon tanto los comentarios del otro día sobre si uno ha de decir o no que es virgen, porque ese tema sí me parece un obstáculo insalvable debido sobre todo a la experiencia que no tengo, y a que en el fondo depende del juicio de otras personas, y me indigna salvajemente el pensamiento de que pueda estar sentenciado en ese tema. Pero, no me queda más remedio que admitirlo, probablemente tenéis razón y el asunto funcione como decís casi todos, y el éxito sexual llame al éxito sexual. Así que lo único que haré, como hago siempre últimamente, es centrarme en lo que puedo controlar (yo) y no en lo que no puedo controlar (el juicio de las mujeres). Afortunadamente puedo decir, que cuanto mejor me siento (y cuanto más trabajo en mí mismo eso aumenta), menos necesidad emocional tengo de las mujeres y más objetivamente las veo, y menos obsesión tengo con la idea de una relación.
En fin. Los que hayan llegado al final de este ladrillo, que sepan que lo he resumido mucho, me da para un libro este tema, si necesitan ampliación de algo, lo dicen. Ahora destrozadme a gusto, baneadme, como queráis.