Mi progenitora ha trabajado toda la vida en hostelería y un servidor estuvo de camarero varios veranos durante su más temprana juventud. Respecto al tema de las cocinas de los restaurantes ya habréis escuchado decir toda clase de barbaridades, todas ciertas, de como en muchas ocasiones alimentos en mal estado son servidos a la clientela, ningún respeto a normas básicas de higiene etc etc. Como os digo mi madre trabaja en un hotel, y por la cocina han pasado personajes de lo más variopinto, desde los habituales sudacas y niggas, estos últimos para fregar platos, hasta borrachos, drogadictos y sidosos.
Voy a contar el caso particular de un director que tuvieron una vez en ese hotel que además de no tener ni puta idea de nada, buscar el enfrentamiento entre trabajadores contando mentiras y la cobardía más absoluta también tenía la costumbre de entrar en la cocina y ventosearse alegremente entre el personal que estaba preparando las comidas. Este personaje, cuyos hábitos de higiene dejaban bastante que desear, tenía también la costumbre de manosear todo, de meter el dedo en platos preparados del menú etc etc. El muy hijo de puta pesaba bastante más de 100 kilos con una altura de 1,75, tenía la oficina llena de platos de comida, apestando a todas horas y además él mismo asumió la elaboración de propuestas para el menú diario, el cual cambiaba constantemente obligando a los cocineros a preparar platos de lo más extravagantes. Lógicamente la clientela comenzó a no venir, bajaron los beneficios de la empresa y los jefes en lugar de largar a este gordinflas hijo de la gran puta lo mantuvieron porque según ellos se empleaba con saña con el personal, y si había un descontento general entre los trabajadores eso era bueno, en fin unos subnormales más hijos de puta que el propio seboso.