Manual contra la masturbación extraido de una página religiosa. Totalmente veridico.Una Guía para el Autocontrol:
1. Nunca toques tus partes íntimas excepto durante los procesos normales del aseo.
2. Siempre que sea posible, evita estar solo. Encuentra una buena compañía y permanece con esa buena compañía.
3. Si estás asociado con otras personas que tienen este mismo problema, DEBES TERMINAR CON ESAS AMISTADES. Nunca te asocies con otras personas que tengan la misma debilidad. Nunca supongas que dos de vosotros váis a abandonar el vicio juntos, nunca lo hareis. Debes apartarte de ese tipo de gente. Su simple presencia mantendrá tu problema en primerísimo plano en tu mente. El problema debe SACARSE DE TU CABEZA porque ahí es donde realmente existe. Tu mente debe estar en otras cosas más saludables.
4. Cuando te bañes, no te admires en un espejo. Nunca estés en el baño más de cinco o seis minutos, lo justo para bañarte, secarte y vestirte, Y LUEGO SAL DEL CUARTO DE BAÑO yendo a una habitación donde esté presente algún miembro de tu familia.
5. Cuando estés en la cama, si es ahí donde tienes principalmente el problema, vístete para dormir de forma lo bastante segura para que no te resulte fácil tocar tus partes vitales, y para que resulte difícil y costoso en tiempo quitarte esas ropas. Para cuando hayas empezado a quitarte las ropas protectoras habrás controlado tu pensamiento lo suficiente para que te abandone la tentación.
6. Si la tentación parece superarte mientras estás en la cama, SAL DE LA CAMA, VE A LA COCINA Y PREPÁRATE UN TENTEMPIÉ, incluso si estás en mitad de la noche, incluso si no tienes hambre, e incluso a pesar de tu miedo a engordar. El proósito de esta sugerencia es que OCUPES TU MENTE EN CUALQUIER OTRA COSA. Eres un esclavo de tus pensamientos, por así decirlo.
7. Nunca leas material pornográfico. Nunca leas acerca de tu problema. Recuérdalo: "Tras un pensamiento viene un acto". El patrón de pensamiento debe cambiarse. No debes permitir que este problema permanezca en tu mente. Cuando consigas esto, pronto estarás libre del acto.
8. Pon pensamientos sanos en tu mente continuamente: libros eclesiásticos, las Escrituras, sermones de los Hermanos. Convierte la lectura de al menos un capítulo de las escrituras en un hábito diario, preferiblemente de uno de los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento o del Libro de Mormón. Los cuatro Evangeios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, sobre cualquier otra cosa de la Biblia, pueden ser de ayuda por sus edificantes cualidades.
9. Reza. Pero cuando reces, no reces por tu problema, porque eso tenderá a mantenerlo en tu cabeza más que nada. Reza por tu fe, reza por tu entendimiento de las Escrituras, reza por los Misioneros, las Autoridades Generales, tus amitos, tus familias, PERO MANTÉN EL PROBLEMA ALEJADO DE TU MENTE NO MENCIONÁNDOLO NUNCA, NI EN CONVERSACIÓN CON OTROS NI EN TUS PLEGARIAS. ¡MANTÉNLO _FUERA_ de tu cabeza!