DIME ERNESTO
Asiduo
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Pues no se crea
Soy el subnormal del mate de la coz
Jajajaja. Qué despelote. La realidad supera a la ficción. Me imagino...”miggggh aballo je comme a tutututua arfí”.
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Pues no se crea
Soy el subnormal del mate de la coz
Tener fuerza no es lo mismo que saber luchar, no confundamos.Lo que tú digas pai, pero te calzo una paliza que estás dos semanas sin meterte una raya.
Tener fuerza no es lo mismo que saber luchar, no confundamos.
Cuando yo hacía karate tuve un sensei que apenas llegaba al metro sesenta y dejaba tiesos en el suelo a hombretones de metro noventa y cien kilacos de músculo sin sudar.
Cualquiera se le ponía chulito al japonaka y que mala leche que tenía.
Tener fuerza no es lo mismo que saber luchar, no confundamos.
Cuando yo hacía karate tuve un sensei que apenas llegaba al metro sesenta y dejaba tiesos en el suelo a hombretones de metro noventa y cien kilacos de músculo sin sudar.
Cualquiera se le ponía chulito al japonaka y que mala leche que tenía.
Menuda tontería acabas de soltar.El 750 del mundo de karate en +85kg le caga en la cara al campeón olímpico de -70kg. Y de Judo ya ni entro.
Por eso en las artes marciales y en los levantamientos se separan en categorias por peso, porque no tiene nada ver y no afecta para nada.
El 750 del mundo de karate en +85kg le caga en la cara al campeón olímpico de -70kg. Y de Judo ya ni entro.
Peses 60 o 120 kilos, tu anatomía está llena de puntos débiles en los que el impacto de un golpe con la fuerza propia de un forero pueden hacértelo pasar mal. Un tío que sabe pelear siempre es más probable que cosa a hostias a otro que no sabe pelear o que sabe hacerlo regular, independientemente de alturas y pesos.
Hombre, Nueacea, cuanto tiempo.
Espera que te contesto enseguida.
No.
A dormir.
Mientras no escribas más tonterías que evidencian que no sabes de lo que hablas, me parece bien.
Así empezaba la peli de Karate Kid. Deberías acercarte al dolor más cercano, a ser posible, propiedad de un comearroz anciano.Quiero aprender a pelear, han llegado unos tipos chungos a mi barrio
El KM es lo más útil para el streetfighting: rápido, ideal para espacios pequeños, marrullero, sucio, con o sin armas, puedes con varios a la vez y puede ser letal. Para eso se creó, robando lo más interesante y accesible de casi todas las artes marciales. Además es para usarlo como ataque o defensa. Nada de no usar ni pollas.
Las posibilidades de acabar una pelea antes de empezar es que al primero que pilles le dejes muñequer... y el resto huya soltando pirellis por el tobillo.
Quizá añadiría el boxeo (incluido en el KM). Un puñetazo bien dado en una cara deja dummy al más malo maloso.
Todos los demás son preciosos, te equilibran el chi, te abren los poros, gritas como una furcia, tu sensei moja el tena lady, no usar nunca y sales guapísimo en las fotos con tu uniforme en el dojo... y hasta puedes hacer la tijera con las koreanas:
Pues lo cierto es que nunca acababa de salir blanco por mas que lo lavaras. Alguna voluntariosa madre lo metía a la tercera o cuarta lavada en lejía,con lo que el dobok ( que no kimono) se quedaba blanco nuclear pero los ribetes negros lucían amarranaos y al final no habia otra que pedir un nuevo dobok a la revista “Dojo”, que valiendo el doble que el que te vendían en el gimnasio, te proporcionaba nada menos que un Adidas de importación. De los buenos, de los que sonaba cuando aún estabas aprendiendo a lanzar tus primeras patadas.
Aquí mi último uniforme de guerra. Veinte años ha y casi cien kilos mas de por entonces su dueño.
Ver el archivos adjunto 102239
Por lo demás, nada que objetar al anuncio. La moza ejecuta un mondolio olgul nako chagui que mas te vale que lo realices en combate con impecable seguridad porque durante un nano segundo pierdes visión de tu oponente y si no mides la distancia, te caza una contra que además de punto positivo para el contrincante te puede hacer comer un kao.
Por cierto, alguno me llevé y también alguno entregué, empero fuera del dojan ( que no tatami) nunca se me ocurriría emplear lo que aprendía. Acaso por naturaleza entre tranquila y renuente a problema de quien suscribe o simplemente como he hablado con mucha gente que practica y practicó artes marciales orientales, cuanto mas sabes mas desconoces. En fin, no sé, me viene a la mente el personaje de Robert Carlile en Trainpotting, un auténtico mastuerzo al que no le hace falta otra cosa para pelear que su carácter de mala bestia y su actitud desafiante. Cuando te encuentras a gente así, mucho cuidado con ponerte a exhibir lo que aprendes en el gimnasio porque salvo que sea cuestión de vida o muerte, hagas lo que hagas siempre vas a perder.
Al menos así lo aprendí yo y así lo cuento a los conforers. Y abundando en recomendaciones, sí me voy a permitir algo al respecto ( y lo digo especialmente para los que tengáis niños, reales o potenciales).Supongo que valdrá para otras artes marciales pero yo hablo de la que tuve la suerte de conocer. Y lo primero que aprendes es a descargar una cantidad ingente de endorfinas con la preparación física y los combates ( también a perder las ganancias musculares de las pesas - eran otros tiempos y entonces no había tanta información como hoy- ) pero sobre todo aprendes disciplina, respeto y humildad.
Incido en lo de los niños a los que di clases durante algunos años. Se encuentran jugando y entrenando a la vez, y entre veras y bromas, se tienen que enfrentar a la niña que le da mil vueltas en el combate; sabe que si no quiere recibir va a tener que esforzarse mas; sabe que ella, aunque niña, es mejor que él y eso es una innegable lección de humildad; sabe que está él solo y no está ni su papi, ni su mami para protegerle o protestar al árbitro como cuando jugaba la fútbol; sabe que la próxima vez que vengan a mangarle el bocadillo en el cole, recibirá una colleja como tantas veces antes ocurría pero un buen día se revelará y devolverá con intereses esa ofensa; sabe que puede haber compañeros mas torpes y que necesiten ayuda para por ejemplo ponerse las protecciones, aprendiendo así el valor del compañerismo ( tuve un alumno con autismo, una auténtica pesadilla. El día que pasó a cinturón blanco-amarillo recibió probablemente la mayor ovación de su vida por parte de toda la clase); y sabe, como no podía ser menos, que se lo pasa de puta madre con su dobok mas o menos blanco haciendo el cabra con sus amiguitos jugando a dar patadas.
Y en fin, que aún teniendo ese lado lúdico y de ejercicio físico y que de alguna manera aquello del taekwondo te queda aparcado en el baúl de los recuerdos, de vez en cuando la realidad te da de merendar crudeza y no está demás afrontar la adversidad sabiendo que en un segundo te puedes hundir en el caos, pero también en la victoria. El taekwondo, esa lección de vida:
Chariooooot.
Saboniiiiiiiiiim.
Kioñéééééééééééé
(( Protocolo de fin de toda clase de Taekwondo enunciado alargando la última vocal como se hace en coreano ))
Pues lo cierto es que nunca acababa de salir blanco por mas que lo lavaras. Alguna voluntariosa madre lo metía a la tercera o cuarta lavada en lejía,con lo que el dobok ( que no kimono) se quedaba blanco nuclear pero los ribetes negros lucían amarranaos y al final no habia otra que pedir un nuevo dobok a la revista “Dojo”, que valiendo el doble que el que te vendían en el gimnasio, te proporcionaba nada menos que un Adidas de importación. De los buenos, de los que sonaba cuando aún estabas aprendiendo a lanzar tus primeras patadas.
Aquí mi último uniforme de guerra. Veinte años ha y casi cien kilos mas de por entonces su dueño.
Ver el archivos adjunto 102239
Por lo demás, nada que objetar al anuncio. La moza ejecuta un mondolio olgul nako chagui que mas te vale que lo realices en combate con impecable seguridad porque durante un nano segundo pierdes visión de tu oponente y si no mides la distancia, te caza una contra que además de punto positivo para el contrincante te puede hacer comer un kao.
Por cierto, alguno me llevé y también alguno entregué, empero fuera del dojan ( que no tatami) nunca se me ocurriría emplear lo que aprendía. Acaso por naturaleza entre tranquila y renuente a problema de quien suscribe o simplemente como he hablado con mucha gente que practica y practicó artes marciales orientales, cuanto mas sabes mas desconoces. En fin, no sé, me viene a la mente el personaje de Robert Carlile en Trainpotting, un auténtico mastuerzo al que no le hace falta otra cosa para pelear que su carácter de mala bestia y su actitud desafiante. Cuando te encuentras a gente así, mucho cuidado con ponerte a exhibir lo que aprendes en el gimnasio porque salvo que sea cuestión de vida o muerte, hagas lo que hagas siempre vas a perder.
Al menos así lo aprendí yo y así lo cuento a los conforers. Y abundando en recomendaciones, sí me voy a permitir algo al respecto ( y lo digo especialmente para los que tengáis niños, reales o potenciales).Supongo que valdrá para otras artes marciales pero yo hablo de la que tuve la suerte de conocer. Y lo primero que aprendes es a descargar una cantidad ingente de endorfinas con la preparación física y los combates ( también a perder las ganancias musculares de las pesas - eran otros tiempos y entonces no había tanta información como hoy- ) pero sobre todo aprendes disciplina, respeto y humildad.
Incido en lo de los niños a los que di clases durante algunos años. Se encuentran jugando y entrenando a la vez, y entre veras y bromas, se tienen que enfrentar a la niña que le da mil vueltas en el combate; sabe que si no quiere recibir va a tener que esforzarse mas; sabe que ella, aunque niña, es mejor que él y eso es una innegable lección de humildad; sabe que está él solo y no está ni su papi, ni su mami para protegerle o protestar al árbitro como cuando jugaba la fútbol; sabe que la próxima vez que vengan a mangarle el bocadillo en el cole, recibirá una colleja como tantas veces antes ocurría pero un buen día se revelará y devolverá con intereses esa ofensa; sabe que puede haber compañeros mas torpes y que necesiten ayuda para por ejemplo ponerse las protecciones, aprendiendo así el valor del compañerismo ( tuve un alumno con autismo, una auténtica pesadilla. El día que pasó a cinturón blanco-amarillo recibió probablemente la mayor ovación de su vida por parte de toda la clase); y sabe, como no podía ser menos, que se lo pasa de puta madre con su dobok mas o menos blanco haciendo el cabra con sus amiguitos jugando a dar patadas.
Y en fin, que aún teniendo ese lado lúdico y de ejercicio físico y que de alguna manera aquello del taekwondo te queda aparcado en el baúl de los recuerdos, de vez en cuando la realidad te da de merendar crudeza y no está demás afrontar la adversidad sabiendo que en un segundo te puedes hundir en el caos, pero también en la victoria. El taekwondo, esa lección de vida:
Chariooooot.
Saboniiiiiiiiiim.
Kioñéééééééééééé
(( Protocolo de fin de toda clase de Taekwondo enunciado alargando la última vocal como se hace en coreano ))
Sweep the leg o te mato.Mi sensei era un hijo de puta y yo aprendí los valores de no mostrar piedad y atacar a la rodilla.
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