Mago_Gonedo
Forero del todo a cien
- Registro
- 21 Ene 2011
- Mensajes
- 288
- Reacciones
- 0
Quince años, en la misma flor de la vida. Las hormonas están disparatadas y el contacto femenino produce ardor en el estómago (la mierda esa de las mariposas), cosquillas en la nuca y los labios te tiemblan.
Eres un pagafantas, por eso corres la suerte de que cada conquista sea un poderoso trofeo. Aunque avanzas, los años te aportan lucidez y eres capaz de cazar con más asiduidad.
Las hormonas se van asentando, te vas haciendo mayor. Te echaste una novia puerca que no paraba de gritarte, y no sabe si recordarla con asco o agradecerle que te mostrara lo ruin y zorra que pueden llegar a ser las tías para propagar guantazos mentales a mansalva a cuanta lorealista venga con pretensiones de darte lecciones... "¡A mí!" Te dices mentalmente mientras la miras, y ella lo nota en su fuero interno. Ellas leen las miradas como nadie.
Ilustración de cara de: "Mirar por encima del hombro a una tía" Es decir...
Avanzas. Eres más fuerte. Los estímulos nunca se agotan, siempre vienen nuevos. Pero pronto descubres la indefectible realidad que sólo algunos malditos (aunque para algunos esto es una bendición), hemos descubierto:
Todo eso ha muerto.
Han pasado unos 10 años. Has viajado, descubierto otras gentes. Has aprendido otros elementos mundanos exentos a tus raíces. También sales del país a aprender idiomas. Pero con más y con más horror empiezas a vislumbrar algo horrible: el elenco de estímulos está sometidos a un orden superior. A ese orden superior puedes llarmalo lucidez, inteligencia, consciencia. No sé... algo que ronda por tu mente. Alguna especie de convicción que hace que interpretes y sientas al mundo de otra forma. Y entonces, un día le metes la polla a una de tantas que te has cargado. Y a la mañana siguiente piensas una cosa que juraste no pensar nunca (y mirándola dormida con la cara del Tim Roth): "Qué asco", le dices sin palabras. "Me das asco por cómo eres. Por cómo jodes al personal. Te he follado, te he dado esa satisfacción. Y sin embargo soy consciente, como un cabrón que soy, que le he arrebatado esa posibilidad a otros hombres que más lo necesitan."
Comprendes. La ley del más fuerte. A pesar de cuantos soplapollas en este foro digan, sabes que eres un hombre que (y esto ya lo has demostrado), serías capaz de ceder al puesto a un pagafantas amigo tuyo. Que te privarías de un polvo para su bienestar sexual. Pero ellas... bueno: ese es el problema. Es un recipiente que quiere al malote, al alfa (vamos, al que sencillamente tiene capacidad de disfrazarse de eso, porque lo que cuentan son las apariencias). Y sabes que esa puta no tendrá reparos de dañar a un hombre, de envenenarle el corazón para dejarlo tirado en una cuneta. Y tú... habrás disfrutado pero te la has follado. Y es cuando ves que quizá un polvo no merece la pena comparado con la satisfacción que le das a la muy guarra.
Pero ATENCIÓN, ni siquiera es lo importante de este hilo hamijos. Voy al meollo, del tirón, sin más ambages. Esto sólo es el tentempié, digamos una ilustración de a lo que realmente voy:
Llegas al pub, y haces todo el procedimiento antes de llegar a esa cama. Llegas AL BESO. Y te lías con la tía. Y te das cuenta EN ESE PUTO MOMENTO:
No ha habido ilusión por ella.
No ha habido cosquillas en el estómago.
No te tiemblan ya los labios al besar, ni te cosquilléan.
Y sus besos... no saben a nada.
Es todo automático, un procedimiento más como el pedir una jarra en la barra, o salir fuera, a fumarte algo (no fumo tabaco). La has besado, pero mientras te lías te quedas pensando con resignación: MENUDA PUTA MIERDA.
Y es que, hamijos, no se trata de acostumbrarse a los estímulos. No. Se trata de lo otro que hablé antes: tu esquema cognitivo, tu convicción, tu consciencia, tu lo que sea... que te ha dado un bagaje experiencial sobre las tías, que ha hecho que las desprecies tanto, a nivel inconsciente, que ya ni te saben bien esos besos. Y es que, aunque halle de vez en cuando a una que tenga "un no sé qué", que me haga sentir estimulado, sé que es pasajero. La inmensa mayoría no me lleva al Valhalla.
Y todo por su victimismo montado en su vanilidad femenina, por su arrogancia. Por ser demasiado listas para aprovecharse de otros pagafantas sin escrúpulos, yéndose con el malote de turno (o el que hace, más bien, de malote). Sin compasión, ni mesura. Demasiado, además, imbéciles para creer saber algo de algunos hombres que merecen la pena, por ejemplo esos pagafantas.
Todas han conseguido quitarme las ganas. Todas, con sus mierdas y sus neuras, me han arrebatado mis papilas gustativas.
Me saben los besos a cenizas...
...porque ya ni tengo ganas de comer.
Eres un pagafantas, por eso corres la suerte de que cada conquista sea un poderoso trofeo. Aunque avanzas, los años te aportan lucidez y eres capaz de cazar con más asiduidad.
Las hormonas se van asentando, te vas haciendo mayor. Te echaste una novia puerca que no paraba de gritarte, y no sabe si recordarla con asco o agradecerle que te mostrara lo ruin y zorra que pueden llegar a ser las tías para propagar guantazos mentales a mansalva a cuanta lorealista venga con pretensiones de darte lecciones... "¡A mí!" Te dices mentalmente mientras la miras, y ella lo nota en su fuero interno. Ellas leen las miradas como nadie.
Ilustración de cara de: "Mirar por encima del hombro a una tía" Es decir...
Probabilidad de ligar con ella aumentando.
Avanzas. Eres más fuerte. Los estímulos nunca se agotan, siempre vienen nuevos. Pero pronto descubres la indefectible realidad que sólo algunos malditos (aunque para algunos esto es una bendición), hemos descubierto:
Todo eso ha muerto.
Han pasado unos 10 años. Has viajado, descubierto otras gentes. Has aprendido otros elementos mundanos exentos a tus raíces. También sales del país a aprender idiomas. Pero con más y con más horror empiezas a vislumbrar algo horrible: el elenco de estímulos está sometidos a un orden superior. A ese orden superior puedes llarmalo lucidez, inteligencia, consciencia. No sé... algo que ronda por tu mente. Alguna especie de convicción que hace que interpretes y sientas al mundo de otra forma. Y entonces, un día le metes la polla a una de tantas que te has cargado. Y a la mañana siguiente piensas una cosa que juraste no pensar nunca (y mirándola dormida con la cara del Tim Roth): "Qué asco", le dices sin palabras. "Me das asco por cómo eres. Por cómo jodes al personal. Te he follado, te he dado esa satisfacción. Y sin embargo soy consciente, como un cabrón que soy, que le he arrebatado esa posibilidad a otros hombres que más lo necesitan."
Comprendes. La ley del más fuerte. A pesar de cuantos soplapollas en este foro digan, sabes que eres un hombre que (y esto ya lo has demostrado), serías capaz de ceder al puesto a un pagafantas amigo tuyo. Que te privarías de un polvo para su bienestar sexual. Pero ellas... bueno: ese es el problema. Es un recipiente que quiere al malote, al alfa (vamos, al que sencillamente tiene capacidad de disfrazarse de eso, porque lo que cuentan son las apariencias). Y sabes que esa puta no tendrá reparos de dañar a un hombre, de envenenarle el corazón para dejarlo tirado en una cuneta. Y tú... habrás disfrutado pero te la has follado. Y es cuando ves que quizá un polvo no merece la pena comparado con la satisfacción que le das a la muy guarra.
Pero ATENCIÓN, ni siquiera es lo importante de este hilo hamijos. Voy al meollo, del tirón, sin más ambages. Esto sólo es el tentempié, digamos una ilustración de a lo que realmente voy:
Llegas al pub, y haces todo el procedimiento antes de llegar a esa cama. Llegas AL BESO. Y te lías con la tía. Y te das cuenta EN ESE PUTO MOMENTO:
No ha habido ilusión por ella.
No ha habido cosquillas en el estómago.
No te tiemblan ya los labios al besar, ni te cosquilléan.
Y sus besos... no saben a nada.
Es todo automático, un procedimiento más como el pedir una jarra en la barra, o salir fuera, a fumarte algo (no fumo tabaco). La has besado, pero mientras te lías te quedas pensando con resignación: MENUDA PUTA MIERDA.
Y es que, hamijos, no se trata de acostumbrarse a los estímulos. No. Se trata de lo otro que hablé antes: tu esquema cognitivo, tu convicción, tu consciencia, tu lo que sea... que te ha dado un bagaje experiencial sobre las tías, que ha hecho que las desprecies tanto, a nivel inconsciente, que ya ni te saben bien esos besos. Y es que, aunque halle de vez en cuando a una que tenga "un no sé qué", que me haga sentir estimulado, sé que es pasajero. La inmensa mayoría no me lleva al Valhalla.
Y todo por su victimismo montado en su vanilidad femenina, por su arrogancia. Por ser demasiado listas para aprovecharse de otros pagafantas sin escrúpulos, yéndose con el malote de turno (o el que hace, más bien, de malote). Sin compasión, ni mesura. Demasiado, además, imbéciles para creer saber algo de algunos hombres que merecen la pena, por ejemplo esos pagafantas.
Todas han conseguido quitarme las ganas. Todas, con sus mierdas y sus neuras, me han arrebatado mis papilas gustativas.
Me saben los besos a cenizas...
...porque ya ni tengo ganas de comer.