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En directo, al lado de mi caja abierta en lo que me voy corrompiendo. Los asistentes tendrían que pegar gritos, porsupu.
Hace cosa de veinte años iba yo caminando por la calle y desde una ventana cayó una cinta de cassette que casi me parte la crisma. Me agaché a recogerla, presto a tirarla al grito de "hijoputaaaaa" a la ventana de la que había caído, pero claro, a saber cuál de las ventanas de la calle era, así que me la eché al bolsillo a ver qué cojones era. No ponía nada en ella. La puse al llegar a casa y era un fulano cantando en ruso (o eso me parecía) con voz ronca. Una voz ronca con la sola compañía de la guitarra, unas canciones desgarradas que parecían cantar un dolor muy grande y que me encantaban. Joder, es que era cojonudo. Incluso en las que cantaba con cierta alegría me parecía entrever un gran dolor, no pena, no, dolor, detrás.
De aquellas no había ni Shazam ni hostias, ni conocía a nadie a quien poderle preguntar quién era, sólo sabía que me gustaba y que me gustaba mucho. Luego, pasados los años, con gran pena me di cuenta de que había perdido la cinta. Jamás supe el nombre de este cantante ni nada, y pensé que ya nunca volvería a escuchar ninguna de esas canciones, hasta que hace unos meses mi chica estaba escuchando algo similar y le conté la historia. Me puso unos cuantos cantantes del estilo, y de repente, zas "¡¡¡Este, este era!!!". Como te puedes imaginar, se trataba de Vladimir Vysotsky. Si no llega a ser por eso ahora mismo estaría agradeciéndote con lágrimas en los ojos que me hubieras dicho quién era. En cualquier caso, te alabo el gusto.
Vivo con la omnipresente sensación de que ya estoy muerto. No me está descubriendo América, niggi. Ahora bien, depende de mil variables cómo se la tome. En mi caso, va por días. Unos miedo, otros impaciencia, otros vértigo e incredulidad, pero todos, todos, certeza de lo irremediable.Juan Simón enterraba a su hija mientras murmuraba una oración, porque otra cosa no se puede hacer ante la muerte. Los que sentís indiferencia u os lo tomáis a cachondeo poco contacto habéis tenido con la muerte o, si lo habéis tenido, sois del todo descomunales y soberbios. El tenue velo de la vida oculta un oscuro vacío infinito, frío y aterrador, y una tristeza imposible de soportar, una pena, un dolor inmensos, un sentimiento insoportable de terror, incomprensión, sorpresa, incluso iluminación. Hay que vivir en una constante preparación para la muerte. Nacemos para morir, deberíamos obsesionarnos con la muerte. Estoy obsesionado con la muerte, fascinado a la vez que aterrorizado. Un día, cualquier día, yaceré en mi cama agonizando, exhalando mis últimos alientos y seré consciente de que en unos minutos no estaré, no seré. Un fundido a negro que me saque del tiempo y me devuelva a la tierra o el ingreso en otra dimensión con a saber qué características y con qué habitantes. Me parece sentir los fríos dedos de la parca acariciándome el cabello, ah, sí, los siento.
Juan Simón enterraba a su hija mientras murmuraba una oración, porque otra cosa no se puede hacer ante la muerte. Los que sentís indiferencia u os lo tomáis a cachondeo poco contacto habéis tenido con la muerte o, si lo habéis tenido, sois del todo descomunales y soberbios. El tenue velo de la vida oculta un oscuro vacío infinito, frío y aterrador, y una tristeza imposible de soportar, una pena, un dolor inmensos, un sentimiento insoportable de terror, incomprensión, sorpresa, incluso iluminación. Hay que vivir en una constante preparación para la muerte. Nacemos para morir, deberíamos obsesionarnos con la muerte. Estoy obsesionado con la muerte, fascinado a la vez que aterrorizado. Un día, cualquier día, yaceré en mi cama agonizando, exhalando mis últimos alientos y seré consciente de que en unos minutos no estaré, no seré. Un fundido a negro que me saque del tiempo y me devuelva a la tierra o el ingreso en otra dimensión con a saber qué características y con qué habitantes. Me parece sentir los fríos dedos de la parca acariciándome el cabello, ah, sí, los siento.
Juan Simón enterraba a su hija mientras murmuraba una oración, porque otra cosa no se puede hacer ante la muerte. Los que sentís indiferencia u os lo tomáis a cachondeo poco contacto habéis tenido con la muerte o, si lo habéis tenido, sois del todo descomunales y soberbios. El tenue velo de la vida oculta un oscuro vacío infinito, frío y aterrador, y una tristeza imposible de soportar, una pena, un dolor inmensos, un sentimiento insoportable de terror, incomprensión, sorpresa, incluso iluminación. Hay que vivir en una constante preparación para la muerte. Nacemos para morir, deberíamos obsesionarnos con la muerte. Estoy obsesionado con la muerte, fascinado a la vez que aterrorizado. Un día, cualquier día, yaceré en mi cama agonizando, exhalando mis últimos alientos y seré consciente de que en unos minutos no estaré, no seré. Un fundido a negro que me saque del tiempo y me devuelva a la tierra o el ingreso en otra dimensión con a saber qué características y con qué habitantes. Me parece sentir los fríos dedos de la parca acariciándome el cabello, ah, sí, los siento.
Johnny Cash - Aint No Grave [Official] - YouTube
Todo hombre con un poco de testiculina desea que le entierren con esta canción.
pero un forero quiere que le entierren con esta
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