Chiquito de la Calzada ha fallecidorl. 3 días de luto foril declarados

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Pana yonkigitano @el viejo dela montaña , que se te ha visto el cartón.
( al final va ser verdad esa rivalidad, ese chovinismo de los sevillanos con el resto de andaluces )

K♂rma y cuidadín, que te hago pupita.

Me estáis rompiendo las pelotas o que?

Pero si yo no llevo ni 4 años en Sevilla. Estoy muy lejos de la sevillanía, ni digo miarma, ni me gusta el rosio, ni soy cofrade, los días que dura la feria (que ni piso) son una puta pesadilla para mi, ni me gusta vestir como un cretino ni llevar gomina. He vivido en otros sitios de gandalucia y jamas he tenido un sentimiento de pertenencia en ningún sitio, odio las tradiciones catetas y soy el primero en criticar lo malo de cada sitio. Ni que fuera Granaino del foro.

Se que me estáis trolando, pero bueno, de chaqueta solo he dicho cosas buenas, lo único es que cantaba como el culo, aunque el pensaba que era un ruiseñor.
 
Dentro de unos días se cumplirán 23 años desde que Pérez-Reverte escribiese esto en el suplemento XL Semanal de ABC:

"A Chiquito de la Calzada, por Arturo Pérez Reverte

¿Se da usted cuen, don Gregorio? Toda la vida persiguiendo los garbanzos de uno en uno, rodando por tablaos de mala muerte hecho un fistro y con más agujeros en el diodeno que la ventana de un chérif. Sesenta años que se le retratan a usted en la cara, doce lustros andaluces y flamencos palma va y palma viene, con el gaznate hecho polvo por los trasnoches y el Machaquito, buscándose la vida a cuatro duros. Y ahora resulta que basta un rato en la tele para que la gente le pida autógrafos, y le den palmaditas en la espalda, y Pepita, que es una santa por haberle aguantado a usted, pecador de la pradera, treinta y seis tacos de almanaque haciendo juegos malabares con la cartilla de ahorros, ya no tiene que andar preocupándose de qué echarle al puchero.

Cuánto me alegro, maestro. Sobre todo porque, como dice la copla, al arriba firmante lo que más le alegra es comer jamón serrano de pata negra y oír a un flamenco contar un chiste. Contarlo además como Dios manda, o sea, dándole a uno igual el chiste que sea, y atento a la manera, que es donde está el duende, por la gloria de mi madre; como una vez que oí a Paco Gandía, que es un monstruo, comprándole un periódico a Curro el de la Campana en la esquina de Sierpes, en Sevilla, y tuve que sentarme en la confitería para no caerme al suelo de risa. Mi mujer, que es rubia y de Huesca, dice que no le ve a usted la gracia. Pero ya sabe usted, don Gregorio, que en España los chistes según y cómo. De Despeñaperros arriba, la historia necesita gracia. De Despeñperros abajo, el chiste nos da igual. La guasa está en quién y en cómo lo cuenta. Y cuanto más largo, mehó.

Pero me desvío del tema. Lo que quería decirle es que el otro día, mientras me contaba usted el del mono que le endiña el diodeno vaginal al león, o sea, yo le miré los ojos y me encontré de pronto allá, al fondo, toda la tristeza lúcida y resabiada de quien ha hecho muchas palmas y ha cantado muchas coplas mientras la vida le daba, por lo bajini, más cornás que un Vitorino loco. De pronto -y disculpe, maestro, si me meto en lo que no me importa- me pareció verle en las arrugas del careto, en las patillas y el pelo en caracolillo tras la oreja, en esos ojos tranquilos y zumbones, mucha cátedra de la vida y de la puñetera condición humana. De esa que tienen los viejos flamencos; la que nadie, le cuenta a uno sino que se aprende palmo a palmo, noche a noche mirando la vida desde el tablao, entre guitarristas y bailaoras de faralaes llenos de zurcidos, alegrándole la noche de sangría barata a rebaños de guiris que ni entienden lo que se les canta ni se les baila, ni maldito lo que les importa, o a señoritos de fino La Ina y pameses, bautizo en el cortijo, boda, despedida de soltero, cuéntanos otro, Chiquito. Esa mariquita que va por la calle. Ja, ja. Etcétera.

Por eso me alegro tanto de lo suyo, don Gregorio. Aparte de haber enriquecido con un par de nuevas palabras el lenguaje de los españoles -más de lo que han hecho en su vida muchos ilustres escritores y académicos-, es bueno que de vez en cuando aquí triunfe alguien que merezca la pena, no por lo que cuenta, sino por lo que es y lleva a cuestas en su vieja y abollada maleta. En este país donde el éxito suele ir ligado a niñatos canta-mañanas que nacen de pie, a demagogos de lágrima fácil o a tiburones de moqueta, compadre y pelotazo, usted, merced al único golpe de suerte de su vida, se lo acaba de montar a puro huevo, y eso tiene mucho mérito y nunca estará del todo pagao. Porque la gente no sabe que un flamenco contando un chiste es lo más trágico del mundo, y de ese desgarro es, precisamente, de donde sale la gracia. A ver si no, de qué. A ver cómo sobrevive uno en esta casa de putas si se lo toma, encima, por la tremenda.

Pero a usted, don Gregorio, no hay más que mirarle la cara. Usted tiene más mili que el cabo Tres Forcas, y nadie tiene que contarle de qué está hecho el éxito

En cuanto a lo que el diodeno dé de sí, bueno estará y usted lo sabe. Hay gente que sale en la tele y cree, ¿verdad?, que lo de firmar autógrafos y lo de muy bueno lo tuyo es algo que dura toda la vida. Parece mentira, pero en este país donde a uno lo aplauden y al día siguiente lo apuñalan con idéntico entusiasmo, menudean fistros con menos futuro que un espía sordo, de esos que creen que el triunfo llega y no se va nunca. Pero a usted, don Gregorio, no hay más que mirarle la cara. Usted tiene más mili que el cabo Tres Forcas, y nadie tiene que contarle de qué está hecho el éxito. Sobre todo el éxito de la tele, que suele actuar como un macró con las lumis: las pone al punto en las mejores esquinas y luego, cuando están quemadas y hechas polvo, las cede a los compadres de los puticlubs, a precio de saldo.

Así que Dios lo bendiga, maestro. Y que le dure.

20 de noviembre de 1994
".
 
Dentro de unos días se cumplirán 23 años desde que Pérez-Reverte escribiese esto en el suplemento XL Semanal de ABC:

"A Chiquito de la Calzada, por Arturo Pérez Reverte

¿Se da usted cuen, don Gregorio? Toda la vida persiguiendo los garbanzos de uno en uno, rodando por tablaos de mala muerte hecho un fistro y con más agujeros en el diodeno que la ventana de un chérif. Sesenta años que se le retratan a usted en la cara, doce lustros andaluces y flamencos palma va y palma viene, con el gaznate hecho polvo por los trasnoches y el Machaquito, buscándose la vida a cuatro duros. Y ahora resulta que basta un rato en la tele para que la gente le pida autógrafos, y le den palmaditas en la espalda, y Pepita, que es una santa por haberle aguantado a usted, pecador de la pradera, treinta y seis tacos de almanaque haciendo juegos malabares con la cartilla de ahorros, ya no tiene que andar preocupándose de qué echarle al puchero.

Cuánto me alegro, maestro. Sobre todo porque, como dice la copla, al arriba firmante lo que más le alegra es comer jamón serrano de pata negra y oír a un flamenco contar un chiste. Contarlo además como Dios manda, o sea, dándole a uno igual el chiste que sea, y atento a la manera, que es donde está el duende, por la gloria de mi madre; como una vez que oí a Paco Gandía, que es un monstruo, comprándole un periódico a Curro el de la Campana en la esquina de Sierpes, en Sevilla, y tuve que sentarme en la confitería para no caerme al suelo de risa. Mi mujer, que es rubia y de Huesca, dice que no le ve a usted la gracia. Pero ya sabe usted, don Gregorio, que en España los chistes según y cómo. De Despeñaperros arriba, la historia necesita gracia. De Despeñperros abajo, el chiste nos da igual. La guasa está en quién y en cómo lo cuenta. Y cuanto más largo, mehó.

Pero me desvío del tema. Lo que quería decirle es que el otro día, mientras me contaba usted el del mono que le endiña el diodeno vaginal al león, o sea, yo le miré los ojos y me encontré de pronto allá, al fondo, toda la tristeza lúcida y resabiada de quien ha hecho muchas palmas y ha cantado muchas coplas mientras la vida le daba, por lo bajini, más cornás que un Vitorino loco. De pronto -y disculpe, maestro, si me meto en lo que no me importa- me pareció verle en las arrugas del careto, en las patillas y el pelo en caracolillo tras la oreja, en esos ojos tranquilos y zumbones, mucha cátedra de la vida y de la puñetera condición humana. De esa que tienen los viejos flamencos; la que nadie, le cuenta a uno sino que se aprende palmo a palmo, noche a noche mirando la vida desde el tablao, entre guitarristas y bailaoras de faralaes llenos de zurcidos, alegrándole la noche de sangría barata a rebaños de guiris que ni entienden lo que se les canta ni se les baila, ni maldito lo que les importa, o a señoritos de fino La Ina y pameses, bautizo en el cortijo, boda, despedida de soltero, cuéntanos otro, Chiquito. Esa mariquita que va por la calle. Ja, ja. Etcétera.

Por eso me alegro tanto de lo suyo, don Gregorio. Aparte de haber enriquecido con un par de nuevas palabras el lenguaje de los españoles -más de lo que han hecho en su vida muchos ilustres escritores y académicos-, es bueno que de vez en cuando aquí triunfe alguien que merezca la pena, no por lo que cuenta, sino por lo que es y lleva a cuestas en su vieja y abollada maleta. En este país donde el éxito suele ir ligado a niñatos canta-mañanas que nacen de pie, a demagogos de lágrima fácil o a tiburones de moqueta, compadre y pelotazo, usted, merced al único golpe de suerte de su vida, se lo acaba de montar a puro huevo, y eso tiene mucho mérito y nunca estará del todo pagao. Porque la gente no sabe que un flamenco contando un chiste es lo más trágico del mundo, y de ese desgarro es, precisamente, de donde sale la gracia. A ver si no, de qué. A ver cómo sobrevive uno en esta casa de putas si se lo toma, encima, por la tremenda.

Pero a usted, don Gregorio, no hay más que mirarle la cara. Usted tiene más mili que el cabo Tres Forcas, y nadie tiene que contarle de qué está hecho el éxito

En cuanto a lo que el diodeno dé de sí, bueno estará y usted lo sabe. Hay gente que sale en la tele y cree, ¿verdad?, que lo de firmar autógrafos y lo de muy bueno lo tuyo es algo que dura toda la vida. Parece mentira, pero en este país donde a uno lo aplauden y al día siguiente lo apuñalan con idéntico entusiasmo, menudean fistros con menos futuro que un espía sordo, de esos que creen que el triunfo llega y no se va nunca. Pero a usted, don Gregorio, no hay más que mirarle la cara. Usted tiene más mili que el cabo Tres Forcas, y nadie tiene que contarle de qué está hecho el éxito. Sobre todo el éxito de la tele, que suele actuar como un macró con las lumis: las pone al punto en las mejores esquinas y luego, cuando están quemadas y hechas polvo, las cede a los compadres de los puticlubs, a precio de saldo.

Así que Dios lo bendiga, maestro. Y que le dure.

20 de noviembre de 1994
".
Conocía el artículo. Lo de siempre, que a los grandes de verdac, los halagos y las palmas se la pelan. Rodeados de idiotas, pisan este mundo y dejan huella sin querer dejarla.

Mientras tanto...
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Cri, cri, cri, cri...
 
Última edición:
Mientras leía el hilo he escuchado la apertura del Todo por la Radio de esta tarde y se me han llenado los hogos de lagrimones. Un par de minutos con Chiquito a full y no sabía si reír o llorar.
 
Conocía el artículo. Lo de siempre, que a los grandes de verdac, los halagos y las palmas se la pelan. Rodeados de idiotas, pisan este mundo y dejan huella sin querer dejarla.

Mientras tanto...
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Cri, cri, cri, cri...

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"Pse... Yo más cricrí..."

Sólo ví una vez quedarse en blanco a Chiquito contando un chiste. Estaba contando un chiste que empieza diciendo: "UNA GUAYAABAAA!!!"

De repente se queda callado unos segundos lo suficientemente largos para notar que se había quedado enganchado. Entonces sólo le faltó simplemente decir (lo justo para recordar qué iba a seguir contando) "ECAN... ECANDE!"

Y la gente se empezó a despollar como deficientes, no se rieron ni aplaudieron para animarlo (condescendientemente) como pudo haber pasado con otros. Sólo él pudo haber sido capaz de hacer eso. El único.
 
Última edición:
Dentro de unos días se cumplirán 23 años desde que Pérez-Reverte escribiese esto en el suplemento XL Semanal de ABC:

"A Chiquito de la Calzada, por Arturo Pérez Reverte

¿Se da usted cuen, don Gregorio? Toda la vida persiguiendo los garbanzos de uno en uno, rodando por tablaos de mala muerte hecho un fistro y con más agujeros en el diodeno que la ventana de un chérif. Sesenta años que se le retratan a usted en la cara, doce lustros andaluces y flamencos palma va y palma viene, con el gaznate hecho polvo por los trasnoches y el Machaquito, buscándose la vida a cuatro duros. Y ahora resulta que basta un rato en la tele para que la gente le pida autógrafos, y le den palmaditas en la espalda, y Pepita, que es una santa por haberle aguantado a usted, pecador de la pradera, treinta y seis tacos de almanaque haciendo juegos malabares con la cartilla de ahorros, ya no tiene que andar preocupándose de qué echarle al puchero.

Cuánto me alegro, maestro. Sobre todo porque, como dice la copla, al arriba firmante lo que más le alegra es comer jamón serrano de pata negra y oír a un flamenco contar un chiste. Contarlo además como Dios manda, o sea, dándole a uno igual el chiste que sea, y atento a la manera, que es donde está el duende, por la gloria de mi madre; como una vez que oí a Paco Gandía, que es un monstruo, comprándole un periódico a Curro el de la Campana en la esquina de Sierpes, en Sevilla, y tuve que sentarme en la confitería para no caerme al suelo de risa. Mi mujer, que es rubia y de Huesca, dice que no le ve a usted la gracia. Pero ya sabe usted, don Gregorio, que en España los chistes según y cómo. De Despeñaperros arriba, la historia necesita gracia. De Despeñperros abajo, el chiste nos da igual. La guasa está en quién y en cómo lo cuenta. Y cuanto más largo, mehó.

Pero me desvío del tema. Lo que quería decirle es que el otro día, mientras me contaba usted el del mono que le endiña el diodeno vaginal al león, o sea, yo le miré los ojos y me encontré de pronto allá, al fondo, toda la tristeza lúcida y resabiada de quien ha hecho muchas palmas y ha cantado muchas coplas mientras la vida le daba, por lo bajini, más cornás que un Vitorino loco. De pronto -y disculpe, maestro, si me meto en lo que no me importa- me pareció verle en las arrugas del careto, en las patillas y el pelo en caracolillo tras la oreja, en esos ojos tranquilos y zumbones, mucha cátedra de la vida y de la puñetera condición humana. De esa que tienen los viejos flamencos; la que nadie, le cuenta a uno sino que se aprende palmo a palmo, noche a noche mirando la vida desde el tablao, entre guitarristas y bailaoras de faralaes llenos de zurcidos, alegrándole la noche de sangría barata a rebaños de guiris que ni entienden lo que se les canta ni se les baila, ni maldito lo que les importa, o a señoritos de fino La Ina y pameses, bautizo en el cortijo, boda, despedida de soltero, cuéntanos otro, Chiquito. Esa mariquita que va por la calle. Ja, ja. Etcétera.

Por eso me alegro tanto de lo suyo, don Gregorio. Aparte de haber enriquecido con un par de nuevas palabras el lenguaje de los españoles -más de lo que han hecho en su vida muchos ilustres escritores y académicos-, es bueno que de vez en cuando aquí triunfe alguien que merezca la pena, no por lo que cuenta, sino por lo que es y lleva a cuestas en su vieja y abollada maleta. En este país donde el éxito suele ir ligado a niñatos canta-mañanas que nacen de pie, a demagogos de lágrima fácil o a tiburones de moqueta, compadre y pelotazo, usted, merced al único golpe de suerte de su vida, se lo acaba de montar a puro huevo, y eso tiene mucho mérito y nunca estará del todo pagao. Porque la gente no sabe que un flamenco contando un chiste es lo más trágico del mundo, y de ese desgarro es, precisamente, de donde sale la gracia. A ver si no, de qué. A ver cómo sobrevive uno en esta casa de putas si se lo toma, encima, por la tremenda.

Pero a usted, don Gregorio, no hay más que mirarle la cara. Usted tiene más mili que el cabo Tres Forcas, y nadie tiene que contarle de qué está hecho el éxito

En cuanto a lo que el diodeno dé de sí, bueno estará y usted lo sabe. Hay gente que sale en la tele y cree, ¿verdad?, que lo de firmar autógrafos y lo de muy bueno lo tuyo es algo que dura toda la vida. Parece mentira, pero en este país donde a uno lo aplauden y al día siguiente lo apuñalan con idéntico entusiasmo, menudean fistros con menos futuro que un espía sordo, de esos que creen que el triunfo llega y no se va nunca. Pero a usted, don Gregorio, no hay más que mirarle la cara. Usted tiene más mili que el cabo Tres Forcas, y nadie tiene que contarle de qué está hecho el éxito. Sobre todo el éxito de la tele, que suele actuar como un macró con las lumis: las pone al punto en las mejores esquinas y luego, cuando están quemadas y hechas polvo, las cede a los compadres de los puticlubs, a precio de saldo.

Así que Dios lo bendiga, maestro. Y que le dure.

20 de noviembre de 1994
".
perez reverte lleva pidiendo a gritos un bofeton por chapas 23 años, he aqui la prueba.
 
Me acabo de enterar que ha muerto Chiquito de la Calzada, que lástima, descanse en paz.
 
Me acabo de enterar que ha muerto Chiquito de la Calzada, que lástima, descanse en paz.

Dicen que era muy gracioso. Pero gracioso de hacer de reír y todo. No como eso del LOL que escribís por aquí, que luego seguro que en realidad ni os carcajeáis ni nada, que solo lo ponéis y seguís con la misma cara cartón de siempre. Según comentan este tío era el despiporre, dicen. Muy gracioso, bueno, yo es que leo las gracias cuando lo imitáis y me tengo que aguantar la risa, incluso alguna gotita de pis se me ha escapado, pero me meo todo. De reírme sin control. Jajaja, me gracioso era, jejeje, me río por dentro, no es que me ría con risa real, sino que mi mente disfruta de vuestras imitaciones como si estuviese riendo de verdad. Sois todos muy cachondos, gente gracioso y simpática de verdad. Joer, como me gustaría conoceros en persona para poder echar unas risas con vosotros, y lo bien que imitáis al muerto. Lo digo de verdad, moláis un huevo, sois molones.
 
Dicen que era muy gracioso. Pero gracioso de hacer de reír y todo. No como eso del LOL que escribís por aquí, que luego seguro que en realidad ni os carcajeáis ni nada, que solo lo ponéis y seguís con la misma cara cartón de siempre.

:lol:

La irrupción de chiquito supuso el inicio de mi cuesta abajo, me pillaría en mis tiempos del bachillerato. Los que me seguís ya sabéis que no lo pasé especialmente bien en mi etapa de transformación física (adolescencia) que apenas duró un año y fue de golpe.

Años antes me había convertido en alguien popular gracias a mis imitaciones de Macario y Rokefeller, el quencontento toyyy me dio muchas tarde de gloria y un Tomaa morenoo en el momento mas inesperado siempre me funcionó durante años.

Hasta que llegó Chiquito. No culpo a nadie, simplemente fue por varios factores, no se me dio bien ese personaje y no supe reconvertirme y consecuencia de eso vino el autoengaño, me empecine en sacar el quecontento toyyyy, cuando hacia tiempo que todos habían olvidado esos moñecos, en vez de hacerme heavy o rapero y destacar por mi pose y forma de vestir. Eran buenos tiempos para los imitadores de Chiquito
 
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Habéis contado ya eso veinte veces, hijos de puta. ¿No os dais cuenta que todos decís lo mismo? A veces me da por pensar que aquí solo estoy yo y otro pavo con multitud de clones que va intercambiando para dar juego.
 
Última edición por un moderador:
Habéis contado ya eso veinte veces, hijos de puta. ¿No os dais cuenta que todos decís lo mismo? A veces me da por pensar que aquí solo estoy yo y otro pavo con multitud de clones que va intercambiando para dar juego.

Estas loco o que te pasa? pero de que cojones hablas maldito tarao?
 
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Eso, verruga !!!!! que ya se que se lo dices a Verruga y yo me he colao por ahí. Te metemoh verruga.
 
Última edición por un moderador:
Pues me ha hecho gracia lo de la caidita de Roma y el Mérida
 
Habéis contado ya eso veinte veces, hijos de puta. ¿No os dais cuenta que todos decís lo mismo? A veces me da por pensar que aquí solo estoy yo y otro pavo con multitud de clones que va intercambiando para dar juego.


Aún por aquí dando porculo? Te gusta que te baneen, hijo de puta?
 
Recuerdo que de mediados a finales de la década del 2000, esto era un bombazo para hacer el mongo, de lo mejor que parió el grindcore patrio, un homenaje garrulo al grande:

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Mi primo Luis es muy guay y desde q yo recuerdo mete cosas de chiquito.
Una navidad hace como 10 años le dije q era el hombre desactualizado y se fue correteando por la casa a lo chiquito diciendo jarl! Norl!
 
Termino de enterarme del fallecimiento de Chiquito. DEP.
 
Estado
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