Tarde apoteósica con Lidia!
Encuentro con Lidia, mi musa rusa, la número dos, después de varios días en que no podíamos coincidir. La number one es ukraniana y ahora trabaja en Suiza, aunque a veces viene a BCN e intimanos.
Veréis que en esta historia pierdo un poco mi natural socarronería y cinismo porque mi relación con Lidia es de cierta amistad y la respeto mucho.
Después de varios intentos fallidos conseguimos acompasar nuestras agendas y quedamos en ir a comer a La Canasta y después dar un paseo por la playa. Nada de pringue, paseo para hacer la digestión y después poder rendir en los juegos amatorios.
¿Yo me voy a pringar, después de 25 años por estos mundos, habiendo toreado en las mejores plazas de la españa entera? Yo quiero con locura a mi pedrito y alabo a mi mujer porque se cree la mitad de de los trucos gastados que uso para mis escapadas. Mi pedrito es un cabrón con pintas pero quiero que desarrolle esas habilidades gansteriles que tiene heredadas de mí y se meta a político. Como veís no puedo abandonar mi mundo mediocre y tengo que porfiar en él.
A las seis – la mejor hora para torear – la dejo en recepción para que se ponga el traje de faena mientras yo me tomo mi copa de Glen Grant con ginger que me ha de dar la valentía que la tarde va a requerir. Me recuerda mis mejores tardes en La Maestranza – es una metáfora -, y hay que seguir todo el ritual al detalle.
Como de costumbre las lumis están recién duchadas – la mayoría -, y hay donde elegir, pero yo ya vengo comprometido y sólo espero el momento en que aparezca Lidia por la puerta detrás de la cristalera de fumatas.
Veo el desfile de mocitas durante media hora en la parte cómoda, al final de no fumatas con mi camarero de cabecera que me nota algo serio y me lo dice: “maestro, ésta tarde lo veo muy concentrao” Le tengo que explicar la tarde que me espera - no he querido comentarle la comida que hemos tenido antes - y sólo le digo la personalidad de la chica en cuestión. Hace un gesto de admiración con la boca, me da un fuerte abrazo por encima de la barra y me desea lo mejor. Llevamos juntos desde que se inauguró Rivi y nos tenemos aprecio. Yo sé que él no se inmuta por nada ni se sobresalta por ninguna pues las ha visto de todos los colores y cualquiera que le digas, te dice que está buena y te alaba el gusto, pero en este caso no puede evitar darme un abrazo que yo agradezco. Como agradezco que me recuerde que apague el móvil, no sea que me llame mi pedrito y me ponga mal cuerpo antes de empezar. Él siempre se ríe de las maldades que me hace mi pedríto normalmente a esta horas, pues el jodido sabe que cuando su madre le dice que me he quedado a hacer horas es que tengo una escapadra con los amigos o con colegas. No sabe en detalle mis aventuras rivieranas, pero algo sospecha y cómo ha heredado mi suspicacia y la mala leche de su madre – jodidos genes -, siempre sospecha lo peor y me martiriza por ello.
Hay una serie de claves que al tío le dan risa: “echar horas, salida nocturna con colegas llegados de Madrid, viaje mío a Madrid para dos días con noche de por medio,….partido en el Camp Nou, porque sabe lo poco que me gústa er furbo y que me hice socio para tener ciertas escapadas, …..Lo malo es que sólo tiene 11 años y no lo puedo echar de casa, pero me va a amargar los siguientes años de mi vida extraconyugal.
De golpe aparece Lídia en la lejanía. Nos conocemos de hace dos años y me hace la entrada triunfal pausada de siempre. Me cita desde lejos, se encoge de hombros, agacha la cabeza en muestra de falsa timidez y se acerca contoneándose, cruzando las piernas, demostrando su esplendor con los tacones que se ha puesto. Triunfal.
A mí me da la risa – una ligera sonrisa de complicidad y admiración - y se me empieza a calentar la entrepierna. Llega hasta mí y se me acerca insinuante como queriendo ligarme por primera vez. ¿estás sólo? ¿cómo te llamas? ¿de dónde eres? ¿vienes mucho por aqui? ¿vamos a hacer una fiestecita tu y yo?.........las frases que me cargan en otras cada día y en ella me ponen a cien.
Le digo: “no sé si subiré, pero enamórame un poco y dime lo que podemos hacer arriba” Ella se me acerca insinuante y me hace unos cariños y arrumacos inocentes y compartidos con humor por los dos. Me achucha, me aprieta la entrepierna, me mete una de las suyas entre las mías y me deja que con suavidad y sin grosería le toque el culo. La tía se ha puesto un vestido vaporoso verde y me dice que debajo lleva el tanga negro en mi honor, porque normalmente suele venir ya sin él.
El camaruta al lado babeando, haciéndome le gesto de “a matar” y con el dedo pulgar levantado me desea los mejores éxitos.
Me pregunta ella “¿vamos ya para arriba?” Y yo le digo: “no tengas prisa, dos minutos” pero la tía me da el primer capotazo de la tarde: “es que tengo prisa por subir y hacer el amor contigo” Yo me río ante su ocurrencia, su juego conmigo y ella se contagia de mi risa en este juego pactado de seducción que siempre me sorprende aunque ya es conocido de cada ocasión.
La cojo de la mano y paseillo triunfal.
La tía me toma la delantera y empieza el desfile pausado, contoneándose, mirando a todos los hombres porque sabe que en él va a hacer la mitad de ligues para cuando baje – se van a joder que vamos a estar una hora -, u otros días. Es su momento de seducción masiva y mi momento triunfal. Voy detrás de ella, estirao, orgulloso, con la copa que me tiembla en una mano y con la otra mano en el bolsillo, palpando ya los 5 euros para el kit sabaneril, pero disfrutando del momento y los parabienes de los espectadores. Todos vueltos hacia el medio, asintiendo, admirando, deseándome lo mejor, que aproveche, suerte, "a matar" me hacen el gesto con las manos, …..etc…… que ya os lo sabéis de otras tardes y de vuestros paseíllos semejantes. Una gozada aunque uno no puede esconder su emoción y nerviosismo y acelera el paso para llegar pronto a la puerta de vidrio salvadora sin pasar por los fumatas, para sentirse en la recepción ya a solas con ella, sola ya para mi y satisfecho porque no hay colas y en dos minutos se va a ascender al Olimpo.
Escaleras arriba contemplo sus preciosas nalgas a través del vestido y su tanga negro prometedor que va a ser mi cómplice para esconder y tapar su mejor tesoro, hasta que yo lo descubra como el más pequeño telón que nunca se ha descorrido en ningún teatro.
Con Lidia, como bien a dicho Pep, todo es un juego erótico a muerte. La tía suelta el bolso en cuanto llega a la habitación y sin artes de matar ni nada te cita de lejos, se contonea, se agarra a la pared, se estira, pompea el culo y te pregunta: ¿ cómo me ves?........
……..joder, con dificultad!
Te entra un come-come en la barriga, se acelera la entrepierna y a mí siempre me da una risita de satisfacción y sorpresa. Ya conozco el juego y siempre me parece emocionante, sensual, provocador- Lo de siempre, pero del todo nuevo……..y exciting( que bien suena en english)
Después de ayudarla con la sábana, mientras le beso las nalgas levantando ligeramente su vestido, espero que se dé la vuela y nos danos el primee beso anunciador de lo que va a ser todo lo demás.
Ella me ayuda a mí a quitarme la corbata y la camisa con gesto de prisa fingida, como queriéndomelas romper entre besos y caricias por el pecho y el cuello. Todo es un juego de mentiras y fingimientos que a mi me vuelve loco. .
La ayudo a quitarse le vestido y el sujetador – casi nunca lo lleva porque no lo necesita -, para quedarse sólo con su tanga negro, que me vuelve loco y quiero quitarle después en la cama, a mi manera. Sus pechos son dos muestras de la perfección humana y de la sabiduría divina. Erectos, turgentes, con dos aureolas de buen tamaño y sabrosos como ellos solos.
Y aquí me tengo que sentar al pie de la cama para contemplar la visión de ella desnuda. Sólo con el tanga y los tacones que me hace de nuevo unas posturitas, se estira, se contonea, se da la vuelta, juega con los ojos, con la boca, con las manos, con todo,………..
Después de lavarme ella, entre caricias y besos en el cuello y en la boca, me acaricia y yo se lo agradezco con un levantamiento de miembro pues el tema me excita y me envalentona. Después yo la acaricio la espalda y el cuello mientras se lava y la dejo a solas para que se seque y se vuelva a poner el tanga. Todo es un juego, pero hay que volverlo a jugar desde el principio.
Joder, en la radio, Foreigners: I wanna know what love is, ……..I want you to show me. (¿traduzco?) No hace falta, ¿eh?
Al llegar a la cama me siento para verla llegar en otra de sus demostraciones de poderío, le pido que se tumbe y empiezo a admirar su cuerpo precioso, bonito, largo, estirado, con los pechos provocadores, con el vientre plano que se pierde hasta la línea insinuante de su tanga embaucador. Sólo de mirarlo e imaginar la sorpresa que encierra se me erizan los pelos y se me sube….el ánimo de nuevo que con el agua y la espera empezaba a decaer.
Empiezo a besar sus labios que ella entreabre moderadamente, sus mejillas, su mentón y bajo poco a poco por todo su cuerpo entreteniéndome en cada accidente natural, hasta llega a su tanga. Le beso el ombligo y el vientre dulcemente, con lujuria y devoción, hasta bajar a sus piernas en las que me detengo a los lados del tanga, en esos huecos provocadores que tienen las finas al final de sus piernas, provocándola para que desee que descubra un poco la tela negra. Después aparece su rosa dormida que poco a poco, voy despertando, empezando por sus pétalos y siguiendo por los labios, hasta llegar a su sonrosado interior y recorriendo su largo clit de ariba abajo, de abajo arriba, tililando su puntita que aparece con timidez. La ensalivo y la acaricio con suavidad y deleite mutuo.
Después de quitarle el tanga para que no sufra por su integridad me entretengo allí diez minutos, despacio, con deleite, saboreando cada beso, cada caricia, cada juguito que asoma. Ella lanza algún uuhhh delator, algún ligero jadeo, y cierra los ojos, mientras se acaricia el pecho, imaginado a su novio de Rusia- ella es de Krasnodar en el sur -, y las tardes gloriosas que tiene con él en sus estancias por aquellas tierras.
Ella mira al techo, extasiada y pensando que: “por lo menos este tío es tranquilo y suave” como ya escribí aquí cuando conté una historia típica con mis mejores musas y como os he dicho ella es la número dos.
Cuando me noto excitado, me incorporo y empiezo de rodillas a su lado a besarla de nuevo, agradeciendo que me haya dejado saborear su tesoro más delicioso. Después le toca a ella iniciar y culminar todo el ritual de besos, chupadas enternecedoras y escalofriantes y miradas que en ella me resultan verosímiles.
A mí me gusta interrumpirla con un beso jugoso agradeciendo su dedicación y estímulo aunque no puedo reprimir una exclamación de : Lidusssska, como la chupas! A ella le gusta que los íntimos la llamemos así o sea que no me vayáis a joder el secreto y utilizar tal término.
Después proseguimos con todo el ritual de poner la goma con la boca, bombear un poco más y las posturas que mi buena o escasa forma me permiten completar. No os cito las diferentes posturas porque ya os las sabéis todas. Bueno, las dos o tres que hacemos hasta que terminamos con la preferida mía: la guitarra!
Buffffff. Capítulo aparte que tocaremos otro día en una tarde sólo dedicada a la guitarra como instrumento musical y posición nombre one en el arte del amor.
“labios compartidos, labios divididos. Ya no puedo compartir tus labios, ….Maná en los cascos. A joder la marrana con sus “amores compartidos” en su álbum de primera: Amar es combatir. Que razón tienen,…..por le dinero, por conseguir horas de escape, por evitar los chantages de mi pedrito, por los plantones,……una lucha a muerte. El arte de la guerra en que – como en el amor- todo vale.
Siempre le prometo que no me voy a pasar de los diez minutos para que no se canse, pero con ella no puedo. No es que ella me lo pida, porque es generosa y soporta bien mi retoce desgastador. Pero yo también quiero ser generoso con su entrega y no cansarla. Tengo que sentir, gozar,…parar para saborear ese gustillo que se siente en la puntita y te llega en la garganta. A mí se me pone como una salivilla en la garganta que necesito tragar, saborear, notar el placer despacito, muy suave, controlado,…y me tiro un buen rato en que ella agradece la entrega con falsos suspiros, pero uno agradece más cuando terminaos a pesar de que el menor cansancio para ella es si estamos con la guitarra.
Hasta que llega el explote final que me eleva a los cielos y a ella le da el descanso merecido a tanto ejercicio. Un UUUAAAAUUUU salvaje – por mi parte -, ensordecedor que supongo alarma al segurata ya que estamos en la 101 y a mí me parece que debe haberse oído abajo en la sala, porque llega a mis oídos un rumor como de aplausos. Yo que estaba en las nubes he vuelto a aterrizar y me sorprendo de no ver nadie a mi alrededor porque yo juraría que me han aplaudido, por lo menos así me han confundido mis oídos.
¿Qué música le ponemos a esto? Aunque yo soy amante de la música de los últimos 30 años – yo en los guateques era no el que se ponía a poner los discos en el tocata porque no sabía bailar o porque era tímido. Yo era el que estaba al lado y no le dejaban ni manejar el tocata. Demencial, un mediocre, típico ejemplar de la clase media que me viene desde tiempo atrás. A esto le vamos a poner “La opertura 1812” de Tchaikosky, porque en esta opera rusa ha de ser algo apoteósico, triunfal,……
Después me quito el estorbo, lo anudo y a ella le doy un beso en su culo o vientre si está de cara, en agradecimiento a su generosidad y entrega. Y con ella, después de recuperar el sosiego y la respiración solemos pasar un rato de camaradería y contarnos nuestras cosas. Aunque si ha habido comida como esta tarde, con media botellita de vino por cabeza, ella me suele decir, “bueno, ahora me toca a mí” Y yo tengo que dedicar otra media hora a deleitarme en sus partes mas sabrosas e íntimas en un proceso que no os relataré por alabar su generosidad al dejarme darle placer y por respetar su intimidad. Aquí me entretengo a placer, relajado, juguetón y de manera suave. Ella se relaja, se estira, se pone mirando al techo tocándose los pechos y suspirando llega a la meta pensando en sus mejores tardes, con sus mejores amantes, en la mejor edad y, como a ella le gusta, con le mejor coche y en le mejor hotel de Milano o Valencia, ciudades que sivisita con frecuencia para agasajar a amigos íntimos que como nosotros la remuneran pero con esplendidez y esplendor.
Bajamos abajo, yo como un caballero bajo delante de ella en la escalera y ella me repite con una sonrisa de complicidad la frase que un día le enseñé: “los caballeros bajan delante!
(¿Qué, ésta no la sabíais, eh?
Después nos deseamos los mejor con un “udachi”, “schastlibo”, “Berei sebya”- y quedamos para otras citas.
Entro en el salón para saludar al respetable que me había aplaudido a rabiar y desde la misma puerta les hago un último brindis con la copa en la mano. Por ustedes, señores,...Pero nadie se gira ni repara en mí, todos - las lumis y los tíos -, cada uno a lo suyo. Las lumis por pillar y los tíos atentos a las que les acosaban y las que guardaban una prudente media distancia. Desolador. Apuro la copa y me voy para el coche con el Boss que me acompaña en estas vueltas a casa y me lleva en bolandas de nuevo al hogar a enfrentarme con mi pedrito..
The streets of Filadelfia, na ra ná, na ra na ra ná. No está mal para éste regreso meláncólico.
Y aquí os dejo envidiosos por que ella no va a volver hasta el sábado, y tendréis que esperar. Se va de viaje a ……Pero recordar que ella no es plato de media hora y necesita su ritual y su tiempo.
Donde esté una buena corrida con Lidia,……que se quite er furbo, er basque, los rolinston,………….los toros y las corridas de medio pelo.