Fui, y de esto hace muchos años ya, con un amigo que los frecuentaba, donde vi ese percal de tías ajadas y maridos barrigudos surtiéndolas de otras pollas que comerse, lo cual me parece acojonante. También vi el percal de tíos viejunos con pinta de tener guita con putas del este o caribeñas de veintipocos años yendo de winners de la vida, lo cual también era acojonante pero de otro modo distinto. También vi el percal de parejitas más o menos jóvenes y novatas en el tema no sabiendo muy bien qué hacer. También vi cómo había en ellos alguna puta contratada por la casa animando el ambiente pero haciéndolo como si fuera una que hubiera ido a follar porque sí. También me paré a mirar a esos que entran, se acodan en la barra con una copa y miran el panorama como quien mira tras la cristalera una fiesta a la que no están invitados, con una mezcla de pena, esperanza de que les llamen y resignación. Este fue el tipo más interesante de observar. En su mayoría eran tíos de cuarenta y muchos, aunque alguno más joven había, que apestaban a soltería, con el fracaso amoroso y sexual escrito en letras de neón en la frente. Imagino que acudían allí a una especie de remedo de "ligar", como el que no sabe pescar y acaba yendo con la caña a una piscifactoría para creerse que sí, y alguno vi que se iba desinflando poco a poco a lo largo de la noche, que al principio entraba a las tías, se llevaba un rechazo, lo volvía a intentar, se llevaba otro, lo volvía a intentar ya con menos convicción y al final volvía a su rincón, a su cigarrillo (se podía fumar en los garitos por aquel entonces), pagaban y se iban. Sentía uno una especie de compasión por ellos. Las veces que fui con este colega normalmente sí acabé pillando cacho, no siempre, pero generalmente con alguna tía entre los treinta y muchos y los cuarenta y pocos, incluso en una ocasión un fulano se me acercó y me dijo que me follara a su mujer, así, tal cual, que él no quería ni mirar, que lo que le gustaba es que ella estuviera satisfecha y se lo pasara bien. En una ocasión sí se me dio especialmente bien, y enhebré tres tías distintas, jóvenes y de buen ver que andaban con sus parejas, en la misma noche, en una especie de orgía que se montó entre todos los presentes. Esto fue en uno de los que el autor del hilo ha mentado, pero no es esto, ni de lejos, la tónica general. Como digo, en su mayoría son gente de más avanzada edad y de no tan buen ver.
También fui en otras ocasiones con alguna amiga. Con cuatro distintas, de hecho. La primera me lo propuso ella, que ya había ido, a un chalet que había (no sé si seguirá funcionando, creo que no) por la zona de Avenida de América, donde sólo dejaban entrar a parejas y los tíos solos tenían vetada la entrada. Allí estuvimos solos, era un día entre semana. Luego fui a ese mismo sitio con una a la que se lo conté y le picó la curiosidad; ella iba con miedo de encontrarse con no sé bien qué, pero cuando vio que la gente iba en pelotas por ahí tan normal y tan campante se le quitaron todos los miedos y hasta le pareció curioso y divertido verse rodeada de gente en pelotas follando estando ella misma en pelotas follando también. Con las otras dos fui a otro sitio, con buen resultado en un caso y no tan bueno en el otro, porque ese día los tíos solos podían pasar donde estaban las parejas y la verdad es que no moló nada verse rodeado de mirones pajilleros, así que plegamos velas y nos vinimos a mi casa.
Más que del jodercio, de aquella época en la que a mi colega y a mí nos dio por ir a echar unas risas, tomar unas copas y meter la cabeza en este mundillo, recuerdo mundillo en sí, los diferentes tipos que allí se ven, la parte digamos sociológica, y la constatación de que hay más gente ahí metida de lo que uno puede imaginar, y de que cualquiera que te cruces por la calle puede, la noche anterior, haber estado ahí con su mujer, con una lumi, con un colega, con una amante o solos, y que, de hecho, seguro que todos conocemos a alguien que sin saberlo es usuario de esos locales.