Hay una cosa entre tantas que me molesta mucho en las mujeres: Estás en algún lugar con alguna, pasándolo bien y de repente y sin motivo quiere que os vayais. Tal vez estás en una discoteca, se le acerca una amiga, le dice algo al oído y viene y te pide que os cambieis de sitio con cualquier excusa. De repente se pone nerviosa, la notas inquieta. Ese tipo de cosas.
Me molesta, decía, porque sé que es lo que pasa. Ha visto a algún ex novio, ex rollo, ex lo que sea. O, en algunas ocasiones, al actual. Pero de alguna manera que a los hombres se nos escapa, ellas manejan esas situaciones con una habilidad asombrosa. No sé como lo aprenden, si es experiencia o instinto. Casi siempre se salen con la suya.
A mí me vienen a la cabeza algunas situaciones recientes muy embarazosas: La primera, hace unos meses; Había encontrado una chica que me gustaba, deseaba empezar una relación con ella. Antes de conocerla tenía una especie de rollo o como querais llamarlo con otra. Era una relación muy sincera basada solo en el sexo casual y la falta de compromiso. Así que decidí ser sincero con ella y decirle que eso se acababa. Sincero pero no grosero, así que no iba a decirle que la misma situación que me impedía comprometerme con ella me llevaba a hacerlo con otra. Quedé con ella y acabamos acostándonos "como despedida". Esa misma noche quedé con algunos amigos y la chica con la que mantendría una relación de algunos meses. La casualidad quiso que fuéramos al mismo sitio. Yo, paralizado por el miedo a perder a la nueva y hacer daño a la otra quise impedir que ambas se juntaran. De no haber sido por mis amigos hubiera resultado un completo desastre. Aún así, la situación fue muy violenta para mí. Fue una experiencia bastante desagradable; La segunda fue con esa chica y supuso el fin de la relación. Era el día de la graduación de una antigua novia. Por la noche acudió al mismo sitio al que fui con mi novia del momento. Me encontré a la ex, borracha como una cuba. Insistía en abrazarme, besarme y tocarme. De nuevo fue una situación bochornosa y de nuevo no supe como salir de aquello; La tercera fue mucho más violenta. Había estado unos días acostándome con una chica. Al final, por algunas diferencias irreconciliables -ella decidió que era buena idea tener sexo con un italiano y yo creía que eso estaba mal- dejamos de hacerlo. Una noche salí y me acosté con otra. Quedé al día siguiente con ella y, oh, apareció la otra con algunos amigos en común. Mencionar que casi llegan a las manos. Conforme escribía iba recordando alguna más, pero creo que ya basta.
Lo que saco en claro de mi experiencia es que yo, que trato de no mezclar mucho las relaciones, que voy bastante de cara me he encontrado en situaciones violentas y desagradables. ¿Cómo lo evitan ellas? Es algo que se escapa a mi comprensión, muchas veces he advertido los signos arriba descritos, se dan cuenta antes de que ocurra, lo esquivan. Es digna de elogio la manera en que lo hacen, de no ser, desde luego, porque en ese juego suyo hay personas de por medio.
Me molesta, decía, porque sé que es lo que pasa. Ha visto a algún ex novio, ex rollo, ex lo que sea. O, en algunas ocasiones, al actual. Pero de alguna manera que a los hombres se nos escapa, ellas manejan esas situaciones con una habilidad asombrosa. No sé como lo aprenden, si es experiencia o instinto. Casi siempre se salen con la suya.
A mí me vienen a la cabeza algunas situaciones recientes muy embarazosas: La primera, hace unos meses; Había encontrado una chica que me gustaba, deseaba empezar una relación con ella. Antes de conocerla tenía una especie de rollo o como querais llamarlo con otra. Era una relación muy sincera basada solo en el sexo casual y la falta de compromiso. Así que decidí ser sincero con ella y decirle que eso se acababa. Sincero pero no grosero, así que no iba a decirle que la misma situación que me impedía comprometerme con ella me llevaba a hacerlo con otra. Quedé con ella y acabamos acostándonos "como despedida". Esa misma noche quedé con algunos amigos y la chica con la que mantendría una relación de algunos meses. La casualidad quiso que fuéramos al mismo sitio. Yo, paralizado por el miedo a perder a la nueva y hacer daño a la otra quise impedir que ambas se juntaran. De no haber sido por mis amigos hubiera resultado un completo desastre. Aún así, la situación fue muy violenta para mí. Fue una experiencia bastante desagradable; La segunda fue con esa chica y supuso el fin de la relación. Era el día de la graduación de una antigua novia. Por la noche acudió al mismo sitio al que fui con mi novia del momento. Me encontré a la ex, borracha como una cuba. Insistía en abrazarme, besarme y tocarme. De nuevo fue una situación bochornosa y de nuevo no supe como salir de aquello; La tercera fue mucho más violenta. Había estado unos días acostándome con una chica. Al final, por algunas diferencias irreconciliables -ella decidió que era buena idea tener sexo con un italiano y yo creía que eso estaba mal- dejamos de hacerlo. Una noche salí y me acosté con otra. Quedé al día siguiente con ella y, oh, apareció la otra con algunos amigos en común. Mencionar que casi llegan a las manos. Conforme escribía iba recordando alguna más, pero creo que ya basta.
Lo que saco en claro de mi experiencia es que yo, que trato de no mezclar mucho las relaciones, que voy bastante de cara me he encontrado en situaciones violentas y desagradables. ¿Cómo lo evitan ellas? Es algo que se escapa a mi comprensión, muchas veces he advertido los signos arriba descritos, se dan cuenta antes de que ocurra, lo esquivan. Es digna de elogio la manera en que lo hacen, de no ser, desde luego, porque en ese juego suyo hay personas de por medio.