Pues claro que hay que pagar, los que seáis guapos o unos planchabravas que folláis cuando ellas quieran supongo que no. Pero para los hombres que nos vestimos por los pies y que follamos cuando lo pide el cuerpo, si en menos de 30 minutos no está todo listo yo paso y llamo a otra, así de estricto soy. Para gente como yo claro que hay que pagar, como se paga en un restaurante de lujo, ya no solo por comer, que eso se puede hacer en cualquier burger king, se paga por el trato, la atención.
Quieres entrar por la puerta y que te acompañen a tu mesa, te retiren la silla, te sientes, te acerquen la carta, pidas, y en menos de 5 minutos ya se está preparando la comida. O quieres pelar la pava, hacer como que molas, salir a pasear la mona para que después de un tiempo de chófer y pendiente del guasac para escuchar más tonterías que por la radio, por fin te inviten a cenar. Y que tengas que ir allí a comerte una ensalada porque es lo que en esa casa se come, que tengas que poner tú la mesa, escuchar gilipolleces mientras engulles, después te toque quitar la mesa y fregar o meter los cacharros en el lavavajillas y barrer las migas del suelo. Sí, has comido gratis, pero a qué precio... a qué precio. Ojo, que ese día comes gratis pero al siguiente pagas tú la comida de dos.
Yo prefiero pasar por esta vida como un señor, pasear sin rumbo con las manos en los bolsillos por las zonas poco transitadas, taciturno, y si tengo ganas de comer entrar en algún sitio que me cuadre, mirar la carta, comer, pagar, y seguir mi camino con mis elucubraciones.