Foreros no que huelen, pero gente de Internet sí.
Cuando estuve viviendo en Bristol me sentía muy solo, así que pasaba mucho tiempo en Internet, sobre todo en una página en la que la gente queda para intercambiar conocimientos de idiomas (yo necesitaba urgentemente mejorar mi inglés, y ya me habían advertido que el español sólo aprende nuevos idiomas en la cama). Allí conocí a muchas estudiantes de varios países que estaban, como yo, perdidas en la Pérfida Albión y necesitaban calor humano. Conocí a una cantidad exagerada de chinitas (casi todas de Taiwán, pero yo prefería las continentales porque son pobres y por tanto más humildes), a un par de japonesas, unas cuantas rusas, a una de la India, una italiana con tetas de infarto y ahora no sé si me dejo alguna. El caso es que tuve problemas con varias de ellas porque yo lo que hacía era engatusarlas con mentiras (sólo a una le dije mi verdadero nombre, y al cabo de tres meses, y a ninguna mi verdadero oficio) y una vez que quedaba con ellas un par de veces y me las follaba no las volvía a llamar, ni a hacer puto caso, porque yo lo aborrezco todo muy rápido, incluídas a las personas.
Nunca enamoréis a una china, se encaprichan con facilidad y luego no hay manera de que se desencaprichen. Son auténticas lapas, apenas les haces caso actúan como si fueses su novio y su prometido. Hablarán de tener hijos al poco de haberte conocido, te mandarán tropecientos mensajes al móvil al día preguntándote qué estás haciendo a cada momento. Y claro... yo como no sabía qué hacer para cortar sin herirlas llegó un momento en el que tuve cinco chinas encoñadas conmigo. Menos mal que me fui de allí y con el tiempo se han relajado. A mí realmente me gustaban al principio, porque las chinas pueden ser muy cute as fuck con esas caritas y cuerpecitos, pero se aborrecen rápido porque al fin y al cabo son poca cosa.