Crónica del festival:
Jueves: Empezamos la andadura en el festival con Grinderman (para los que no lo sepais es Nick Cave haciendo lo que le sale de la polla), como era de esperar, salió a comerse el escenario y ofreció la versión más salvaje de sí mismo, magnetico y primitivo, pero llenando un escenario de un público aún frío por los problemas iniciales de organización. A pesar de eso, me apetecía ver también el concierto de los walkmen, que estuvieron la mar de correctos, aunque su música me recuerda demasiado a los strokes.
Interpol empezó frío, muy frío. Pero a la tercera canción ya estaba agradeciendo haber hecho el largo trecho que separaba el escenari llevant (nuevo escenario criticado y bendecido a partes iguales), sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) al sonar, por poner un ejemplo, Slow hands. Ahí ya estaba entregadísimo y con ganas de fiesta. Tras un breve paso por "él mató a un policía motorizado", que me sonó a algo parecido a los planetas pero en argentino, fui a ver a los flaming lips. Alguno dirá, con mucha razón, que fue más de lo mismo, que si has visto un concierto suyo, los has visto todos. No estoy de acuerdo del todo, ya que esa visión se sustenta simplemente en lo visual (para el que no haya ido a verlos, su acepción de lo que es un concierto dista mucho de lo clásico, parece más una fiesta que cualquier cosa), sino en lo musical. Debo hacer especial mención a una versión de "Yoshimi batles the pink robots" en acústico que me puso los pelos de punta. Por no hablar de "do you realize" cuya letra me parece un ejercicio de filosofía como pocos. Para cerrar la noche, me acerqué a ver al guincho, que repartía píldoras de notas tropicales para los más bailongos acompañado de unas teens que hubieran hecho saltar a prongo al escenario.
Viernes: Empecé el viernes en el auditori, lugar que me ha brindado la oportunidad de ver los conciertos más escalofriantes de mi vida en el que, por exigencias del guión, vimos a un tal DM Stith, telonero de surfjan stevens, tocar un limitado concierto con pedal y guitarra, al estilo de lo que hace Dominique A. Como aperitivo no estuvo mal, pero casi se ha borrado de mi memoria tras ver el que considero el concierto del festival: Surfjan Stevens. Mezclando el concepto de concierto con el de musical, sacó a la palestra una obra que cautiva la vista y el oido y que, además, basa en un psicótico norteamericano con un mundo interior digno de ser plasmado de manera tan brillante. Antes de acabar el concierto, la gente se había levantado de sus sillas y el auditori era una fiesta. Si el viernes hubiera acabado aquí, yo estaría igual de feliz. En el siguiente concierto, el de wolf people, presté la atención justa al grupo (musicalmente convincentes y, aparte, un grupo que me hizo pensar que uncle también puede disfrutar del primavera) ya que me pasé un rato mirando un guiri y pensando que era Ales. Malgasté los siguientes momentos paseando entre the national, ya que me tuve que poner en el culo del mundo y se oía fatal. Sobrevalorados, además; y half japanese, que tampoco aportaron nada del otro barrio. Llegamos a otro concierto esperado: Belle & sebastian. Me habían hablado horrores de ellos y me parecieron más que correctos. Muchas de las canciones son lirismo puro y Sebastian se mueve bastante bien en el escenario. Cuando oí, en directo, "if you're feeling sinister" se me erizó hasta el vello púbico. Justo después Deerhunter, de los cuales esperaba más por su trayectoria en los últimos tiempos. No es que estuvieran mal, pero pueden ser mejores. Me arrepentí de no haber escogido Shellac o, según me han contado, explosions in the sky. A continuación, el gran esperado, Pulp. El concierto se hizo esperar, pero dejó el escenario San Miguel lleno a rebosar. Jarvis Cocker es un frontman y creo que entiende el espíritu del primavera como pocos, se puso manos a la obra y enloqueció, literalmente, al personal. A continuación, fui a ver a los Battles, que me dejaron tan cansado al cabo de 5 o 6 canciones, que ni siquiera me quedé a escuchar a ver qué tal suena Atlas en directo. El espíritu Animal Collective campaba a sus anchas por el festival, era hora de partir.
Sábado:
Otra vez empecé la tarde en el auditori, esta vez viendo a un John Cale ataviado con falda escocesa y dando un concierto con claroscuros, brillante en algunos momentos, algo pesado en otros. Por avatares festivaleros, me perdí a los papas fritas, que eran mi siguiente objetivo festivalero. Nosoträsh, también en el auditori, salieron de la resaca de unos diez años sin tocar con algo de torpeza, pero a la tercera canción ya habían congregado a un público escaso y entregado con preciosas piezas pop. Mención especial a las apariciones de Alfaro y Vegas y a las impresionantes proyecciones que este último y Cristina Rosenvinge escogieron para deleitarnos. Se despidieron con corazón colilla, una de esas canciones que aún hoy estoy tarareando. A la hora del fútbol me rebelé contra mi barcelonismo y fui a ver a los Einstürzende neubauten, que sonaban a algo parecido a una mezcla del metal machine music y los NIN, una agradable sorpresa que tuve que dejar a medias para poder cenar algo y coger sitio para PJ Harvey. Apareció vestida con un vestido blanco y un tocado de plumas que ya avisaban de por dónde iban a ir los tiros. Sublime para algunos y estática para otros, se marcó, musicalmente hablando, un conciertazo. Eso sí, quizá no fuera la hora ni el escenario para disfutar de eso. Tras otro rato de caminata, me planté en el escenario donde Mogwai crean esa tormenta sónica que tanto me gusta escuchar. Fieles a sí mismos, dieron una lección de post-rock a decibelio puro. Con Animal collective me llevé una decepción: después de haberlos escuchado con detalle en el "puntuamos hoy" pensé en darles una oportunidad, pero certifiqué lo que me pasó la última vez. Cortan demasiado las canciones buscando una experimetación o un no sé qué cojones que me acaba hartando. Igual si me pongo de MDMA, me salen las cuentas. Pasé a ver a Dj Shadow un ratillo y, aunque no estuvo mal, me di cuenta de que la electrónica me cansa rápido. Tiré por lo clásico y fui a ver a uno de los popes del evento Dj Coco, que nunca falla. Este año quiso sorprender al personal rompiendo la sesión y dando paso a unos imitadores de los beatles que hicieron bailar a una peña que ya daba todo por el todo y luego, volvió a encadenar hit tras hit.
El año que viene vuelvo.