Informe para ModerFoker. Asunto: Club San Lázaro II.
Gracias a las precisas indicaciones del compi ModerFoker pude dar con los clubes La Casa y San Lázaro II sin dar vueltas con el puto coche. Una vez localizado La Casa, San Lázaro II es fácil pues está por la misma carretera a apenas medio kilómetro de distancia.
En cuanto a las putas, que es lo que nos importa, tanto en calidad como en cantidad San Lázaro II es muy superior a La Casa. De hecho, no creo que vuelva a ir a éste último y me centraré en San Lázaro II. En comparación el nivel de las putas en La Casa es deplorable.
En San Lázaro II tuve un Cristo con una portuguesa
Tras el follón me largué, y cuando encaraba la puerta de salida noto que me sujetan por el brazo... las colombianitas querido ModerFoker, las colombianitas:
No todas somos así mi amooorr, quédate con nosotras...
La dueña se acercó para preguntarme qué había pasado, se lo dije e hizo un gesto de desaprobación con la cabeza como diciendo:
maldita zorra...
El caso es que de San Lázaro II me fui a La Casa, me follé a una negra, Anita, que me dijo que era dominicana, pero vamos, si ella es dominicana yo soy coreano...
Mucha leche, mucha leche... (mentira podrida, era la tercera vez que me iba de putas en el mismo día y estaba más seco que Dios).
De ahí puse rumbo hasta Redondela, Club Elas, que no sé por qué siempre me llamó la atención conocerlo. Es un antro infernal, tres putas contadas, calidad ínfima. Me follé a una nigeriana, que fue como follarse a Schwarzenegger: la fulana tiene más brazo que yo, un espaldón que no lo saco yo ni yendo diez años al gimnasio, unos glúteos gigantescos y duros como piedras... Si me mete una hostia me revienta...
La movida es que quería metérsela hasta los huevos pero no pude, no sé si por lo enorme de sus dimensiones o porque ponía las piernas de una forma que no había manera de hincársela hasta los huevos. Solicito la opinión de algún putero experimentado. El caso es que no entiendo que inconveniente podría tener la negra para que se la metiese hasta los huevos, puesto que el equivalente en macho de esta mujer es un negro de dos metros de altura, con brazos gordos como mi cabeza y un rabo del tamaño de mi antebrazo...
Creo que hice 400 kilómetros con el coche ese día... Zharik en Puenteareas, Yeni en Vigo, La Casa-San Lázaro en Santiago y de vuelta a Redondela...
Como Anexo al Informe paso a relatar con detalle el incidente con la portuguesa:
La tipa me contó una película, que había estudiado arqueología, que quería estudiar paleografía en Londres, necesitaba dinero y por ese motivo estaba haciendo de puta. Verdad o no, el caso es que la tipa empezó a hablar de la civilización egipcia, las dinastías, Anubis y su puta madre; y yo: joder, menuda conversación para tener con una puta, pero en fin, la niña no me disgusta físicamente, tal vez me convenga follarla; todo esto entre comida de oreja, sacarse una teta, sobada de paquete, etc.
Entro en la habitación, me tumbo en la cama y le digo que me bese; la niña se tumba encima de mí y me morrea, ni siquiera nos habíamos despelotado todavía y el dinero todavía estaba en mi poder; de pronto, sin venir a cuento, va la tía y dice:
mariquita.
Me cambia el semblante, me levanto, apuro mi Martini y le digo:
conmigo ya la cagaste, me voy. Aquí salío la puta neurótica que la niña lleva dentro, le dio un ataque de furia, empieza a increparme y me bloquea la salida. Le doy un manotazo para apartarla, pierde el equilibrio, vuelve a ponerse delante de la puerta impidiéndome salir y continúa increpándome.
Abre la puerta dando un portazo. Sale de la habitación y yo detrás de ella, se gira, le veo las intenciones y le digo:
ni se te ocurra ponerme la mano encima, estas putas de mierda son capaces de soltarte una hostia y se quedan tan anchas.
A todo esto ya éramos la principal atracción del local... todo el ganado y los pocos puteros que había en la sala observando el espectáculo
Aquí es cuando las colombianitas me agarraron del brazo para intentar retenerme y la presunta dueña me preguntó qué había pasado. Así que si váis allí, escapad como de la peste de la portuguesa rubia, alta y con un piercing en el labio.
Como he dicho a La Casa ya no pienso volver porque el nivel allí es deplorable, pero a San Lázaro II voy a volver esta misma semana para explorar a conciencia el tema colombianitas, porque las niñas, especialmente una de ellas, estaban de toma pan y moja. En estos precisos instantes no puedo pensar en otra cosa que no sea en metérsela.