El juego es tremendamente adictivo. Lo último que comenté fue que el Rey Noruego que tenía (el que unificó el reino), estaba a punto de palmarla y a saber lo que iba a pasar después de eso por culpa del tipo de sucesión (al nuevo lo asesinaron cuando no llevaba ni un año, y mejor, porque era un inutil). Pues lo que ha pasado es casi de película. Primero me gustaría decir, después de leer otros sitios donde daban consejos generales y tal, es que por ejemplo, en temas de leyes sucesorias, primogenitura es inferior a elección. Sí, con elección, si tenemos muchos duques, estaremos a expensas de lo que ellos consideren oportuno, pero en este juego hace falta una visión estratégica muy amplia. Esto no va de que una rama determinada dentro de una dinastía se imponga sobre otra (carlistas/isabelinos), va de que la dinastía entera gane. Y con primogenitura (más correcto históricamente con la corona española) la amenaza de terminar el juego es clara, game over si no hay hijos. Con elección, es imposible perder, y además, tiene la posibilidad de unificar reinos, incluso imperios: por ejemplo, que siendo emperador, escoja a otro emperador como mi sucesor, de esta manera el siguiente tendría dos imperios. En cada generación se pueden ir absorbiendo títulos nobiliarios europeos por este sistema.
Debido a que por las armas mi reino no podía conquistar nada (los daneses tenían cinco veces más levas o los suecos tres veces), no me quedó más remedio que cambiar el enfoque. En vez de conquistar con la espada, lo iba a hacer con el coño. Con el coño de mis hijas. Porque si los hijos (da igual de quien de mi dinastía), son los que consolidan las conquistas, y las hijas las que forjan alianzas, un matrimonio por linea materna (de mi dinastía), es una bomba nuclear dentro de un imperio enemigo. No hay nada más poderoso: la posibilidad de conquistar sin necesidad de luchar. Y esto es lo que me ha pasado con la partida que tengo. El segundo Rey Noruego católico tenía una hija y un hijo (bastardo) menores de edad, y viendo que tanto los suecos y daneses (todavía paganos), estaban a punto de atacar, miré con que potencias europeas podía formar una alianza. En estas que voy al Imperio Bizantino.
El emperador, tenía 2 hijos y una hija. Concerté con uno de sus hijos, el que no era heredero, un matrimonio, para conseguir la alianza militar, a lo cual accedía. Y por probar, le di a matrilineal por si sonaba la flauta. Y sonó. Tenía la posibilidad de meter mi dinastía en pleno corazón bizantino con una alta posibilidad de heredar territorios del emperador. La IA pecó de tonta. Y yo de impulsivo por no mirar si con el heredero aceptaba también. La cosa es que firmé el acuerdo inmediatamente, no fuese a ser que cambiase de idea. Y al bastardo lo casé con su hija, aunque no reportaba nada, impedía otras alianzas. Nada más casarse, tenía como aliado a un imperio con 50K tropas cuando yo no era capaz ni de sacar 3K. Es una gozada ver como los vecinos declaran guerras para conquistar una ciudad, y mientras eso sucede sólo hay que marear al enemigo, esperando a que llegué el "primo de zumosol". Los bizantinos 6 meses después desembarcaban con ejercitos de 8-9K soldados. Y claro, arrasaban a los que me declaraban la guerra. Que por cierto, pedir ayuda tiene un malus del -25 pero bien merece la pena.
El siguiente Rey Noruego también tenía una hija menor. De hecho lo elegí porque era hijo del anterior, así mantenía la alianza con los bizantinos. Y me dije, el emperador no será tan tonto como para aceptar otro matrimonio por linea materna. No será capaz. Pues era capaz. En cuestión de pocos años tenía la corte bizantina con mujeres que iban a parir miembros de mi dinastía. El hijo menor del emperador, por desgracia, murió joven. Pero el heredero pudo tener unos cuantos hijos. Éstos, los nietos del emperador, eran mi objetivo, porque tarde o temprano, iban a ser los que conseguirían todos los territorios del emperador, que eran muchos, incluyendo la joya de la corona: Constantinopla. El título de emperador, por desgracia, no es heredable, se elige, pero los ducados y condados sí lo son.
Lo que acontinuación pasó, fue como dije, de película. Cuando el nieto del emperador tenía cierta edad, estaba a punto de hacerse mayor, que era el que en teoría lo heredería todo, lo elegí como sucesor. Pero a uno de mis hijos no le gustó y no se le ocurrió otra cosa que montar una facción para instaurar la sucesión por primogenitura (el chaval prefería ser cabeza de ratón que cola de león) y algunos se le unieron. Lo siguiente que pasó es lógico, guerra civil. Ni de coña iba a tirar mis planes por la borda por esa gilipollez. Lo mejor de todo fue que el Rey murió en mitad de esa guerra civil. Así que el hijo que había montado la guerra civil estaba luchando por algo que nunca iba a conseguir. El nuevo, el nieto del emperador, apagó todos los fuegos. Encarcelé a los disidentes y mejoré las relaciones con todos los vasallos, entregando ducados que me sobraban y condados que no quería.
Lo mejor viene ahora. El padre de este nuevo Rey Noruego, hijo del emperador, murió con 40 años. Eso hizo que heredase un ducado en Albania con sus condados, que repartí entre mis hermanos. Esto hacía que el siguiente en la línea sucesoria para el imperio era mi regente. Pero el emperador, que había enviudado, se casó de nuevo con una jovencita, y con 70 años, empezó a preñar como un descosido. Tuvo dos hijos. Mi plan se tambaleaba. Inicié complots para eliminar a sus hijos (por cierto, mucha gente se apunta para matar a los herederos, en un complot llegué al 280%, todo Dios quería unirse). El primero fue perfecto, pero en el segundo aunque también se consiguió, se descubrió que fui yo, con una fuerte penalización. El emperador siguió, y tuvo una hija más y volvió a dejar embarazada a su mujer otra vez. Y en medio de esto, me declaró un duelo a muerte (con 74 años, menudos cojones tenía el abuelo). Y acepté claro. En el duelo se me dió la posibilidad de dejarle con vida (50 de prestigio) o matarlo (ganar el rasgo cruel). Ni lo pensé: con su muerte lo conseguí todo.
Tenía territorios en mitad del imperio bizantino, lo cual me incomodaba mucho, porque en el momento que me declarasen la guerra, lo perdería todo. Así que por voluntad propia, me ofrecí a ser vasallo. Por una parte me evitaba que todo el imperio me atacase (si lo hacen será una parte, no todos), y optaba a ser emperador (aunque no se si se puede desde fuera). Actualmente, los emperadores son más bien duques con la posibilidad de usar tropas de otros, pero no tienen la fuerza necesaria por sí mismos, cosa que yo sí puedo al tener los territorios del abuelo. Y la mejor forma de conquistar un territorio, al menos aquí, no es hacerlo desde fuera (que hay que enfrentarse con todos), sino desde dentro (unos pocos). Y en esas estoy, ahora mismo, voy segundo en las votaciones para emperador. Tarde o temprano, pasará. Y las hijas, hijos, los sigo casando para obtener territorios. He plantado semillas en Aragón, Castilla, Francia Oriental, Aquitania. Tendré gente de mi dinastía dominando esos territorios y cuando eso pase, iré juntado territorios.
Por cierto, los ducados los carga el diablo. Jamás se deben crear ducados (y si es posible, destruirlos), son focos de tensión tremendos (mirad las penalizaciones). Los que conspiran siempre son los duques. Cuantos menos hayan, mejor. Y en un sistema de sucesión por elección, cuantos menos votos, mejor. Si hay empate, el que elige el Rey, es el sucesor. Y suele pasar.