Max_Demian
Puta rata traicionera
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- 17 Jul 2005
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En mi caso no soy capaz de decidirme entre dos.
En 2012 tuve unos meses psicóticos que abarcaron parte de la primavera y todo el verano. Por alguna razón que nunca he llegado a discernir me puse como una moto. Me sentía invulnerable, nada podía pararme, no tenía miedo... pero también me convertí en alguien agresivo. Fui víctima de varias paranoias. Una de ellas consistía en la certeza de que una entidad sobrenatural se intentaba comunicar conmigo. Por ejemplo, si buscaba un objeto y no lo encontraba pensaba que esta entidad lo había escondido. Por ejemplo, si no encontraba la púa que había estado usando un minuto antes para tocar la guitarra pensaba que esta entidad o inteligencia la había escondido porque quería que hiciera otra cosa.
También pensaba que podía comunicarme con este ser a través de las cartas del tarot. Recuerdo con especial intensidad una ocasión en la que me salieron dos cartas iguales en una tirada. La baraja tenía una carta repetida y lo tomé como una señal. Según mis libros sobre tarot esa carta tenía un significado positivo que no recuerdo, por lo que me exalté bastante. Fue una sensación eufórica, pensaba que había obtenido la CERTEZA de que mis pensamientos se correspondían con la realidad y que efectivamente estaba en contacto con alguien o algo más allá de nuestra realidad. Es difícil de explicar, pero cuando un paranoico cae en las redes de la ilusión siente que de pronto todo en caja y es capaz de encontrar la absoluta certeza en pensamientos totalmente disparatados. O quizás estaba en lo cierto, pero esa entidad dejó de inspirarme en algún momento de finales del verano, cuando volví a ser una persona apocada y atemorizada.
Otra experiencia muy intensa fue cuando creí entender qué es lo que verdaderamente soy, más allá de mis pensamientos y mis emociones. Realmente no soy nada, si acaso una consciencia movida por un deseo que es imposible de satisfacer. Hubo un fogonazo de luz en mitad de la noche de mi existencia y lo vi todo claro por unos instantes. Lamentablemente mi vida no se ha visto demasiado afectada por todo esto. Sigo siendo igual de caprichoso y superficial y sufro por ello. Si realmente comprendiera lo que significa aquello que vislumbré y fuera capaz de asimilarlo supongo que en consecuencia mi forma de vivir cambiaría. No la cambiaría yo, sino que el cambio emanaría del conocimiento alcanzado. Me temo que eso sólo está al alcance de personas de alta talla espiritual.
En fin, espero que sintáis la libertad suficiente como para contar lo vuestro.
Buenas tardes.
En 2012 tuve unos meses psicóticos que abarcaron parte de la primavera y todo el verano. Por alguna razón que nunca he llegado a discernir me puse como una moto. Me sentía invulnerable, nada podía pararme, no tenía miedo... pero también me convertí en alguien agresivo. Fui víctima de varias paranoias. Una de ellas consistía en la certeza de que una entidad sobrenatural se intentaba comunicar conmigo. Por ejemplo, si buscaba un objeto y no lo encontraba pensaba que esta entidad lo había escondido. Por ejemplo, si no encontraba la púa que había estado usando un minuto antes para tocar la guitarra pensaba que esta entidad o inteligencia la había escondido porque quería que hiciera otra cosa.
También pensaba que podía comunicarme con este ser a través de las cartas del tarot. Recuerdo con especial intensidad una ocasión en la que me salieron dos cartas iguales en una tirada. La baraja tenía una carta repetida y lo tomé como una señal. Según mis libros sobre tarot esa carta tenía un significado positivo que no recuerdo, por lo que me exalté bastante. Fue una sensación eufórica, pensaba que había obtenido la CERTEZA de que mis pensamientos se correspondían con la realidad y que efectivamente estaba en contacto con alguien o algo más allá de nuestra realidad. Es difícil de explicar, pero cuando un paranoico cae en las redes de la ilusión siente que de pronto todo en caja y es capaz de encontrar la absoluta certeza en pensamientos totalmente disparatados. O quizás estaba en lo cierto, pero esa entidad dejó de inspirarme en algún momento de finales del verano, cuando volví a ser una persona apocada y atemorizada.
Otra experiencia muy intensa fue cuando creí entender qué es lo que verdaderamente soy, más allá de mis pensamientos y mis emociones. Realmente no soy nada, si acaso una consciencia movida por un deseo que es imposible de satisfacer. Hubo un fogonazo de luz en mitad de la noche de mi existencia y lo vi todo claro por unos instantes. Lamentablemente mi vida no se ha visto demasiado afectada por todo esto. Sigo siendo igual de caprichoso y superficial y sufro por ello. Si realmente comprendiera lo que significa aquello que vislumbré y fuera capaz de asimilarlo supongo que en consecuencia mi forma de vivir cambiaría. No la cambiaría yo, sino que el cambio emanaría del conocimiento alcanzado. Me temo que eso sólo está al alcance de personas de alta talla espiritual.
En fin, espero que sintáis la libertad suficiente como para contar lo vuestro.
Buenas tardes.