Bueno a ver, son los poetas los que hacen épicas las muertes, que por lo general suelen ser todas igual de desagradables y estéticamente incompletas. Porque aunque nos hayan hecho creer que cristo murió muy digno él, clavadito en la Cruz y mirando al cielo así como con cara de Cordero (atención al chiste) degollado, a buen seguro que en la realidad no quedó soldado romano ni sacerdote del sanedrín en el que no se cagara mientras lo clavaban con tornillos del siete al madero.
PD: Yo suelo, cuando me da el punto, escalar montañitas y paredes sin protecciones, cuerdas ni calzado especial. Pero una vez, hace como tres años y pico, la cosa se me complicó y me pasé más horas de la cuenta pasando de risco en risco, buscando en vano rutas de bajada (no me di cuenta, subí por una zona muy escarpada y luego era imposible bajar, porque cada ruta era más impracticable y abrupta que la anterior, al menos para un escalador sin cuerdas). Así que cuando ya se me había hecho muy de noche, y tras gritar pidiendo auxilio en la ladera de la montaña, por si los de la población de abajo me oían (ahora lo pienso y me doy cuenta de que había kilómetros), decidí echarle huevos y tomar el camino contrario, es decir, seguir subiendo y cuando llegara a la cima dios diría.
Gracias a Dios, en lugar de lo que yo pensaba que era cima me encontré con una carretera que serpenteaba hasta arriba del todo, así que hice el útimo esfuerzo (un risco de película, que me costó horrores subir a pulso), y cuando estaba sobre el asfalto empecé a caminar ladera abajo, con la buena suerte de que un buga pasó y me acercaron a murcia.
Desde ese momento, me ando con mucho ojo al atacar una pared.