Neutral Malvado
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Malory rebuznó:Quiero/necesito una explicación científica, está en riesgo mi salud mental (aún más si cabe).
Tanto follar y no tenéis ni puta idea de nada. Tengo que venir yo, que no follo, a contar el porqué de las cosas.
Después del coito, el trabajo del hombre ha terminado, mientras que el de la mujer no ha hecho más que empezar. Es evidente que durante el coito, el hombre se descarga y la mujer se carga. Y no estamos hablando sólo de semen...
Entendamos la sexualidad masculina: Correrse en la vagina de una zorra estándar como Malory es la culminación de un proceso largo y costoso para un hombre. Se ha comprobado que el nivel de testosterona de los hombres solteros en busca de pareja es más alto que el de los hombres que ya tienen pareja. También los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en el hombre durante la fase de seducción y cortejo son más altos. Esto es debido a que para el hombre, buscar pareja es una tarea ardua y desafiante. La soltería es un estatus que pone en duda la valía biológica del macho, de manera que encontrar un coñito en el que descargar la simiente se convierte en una lucha a vida o muerte para el varón.
Para las mujeres, en cambio, la fase de soltería y seducción es sumamente fácil y relajada, ya que para ellas se trata básicamente de adoptar una postura pasiva y egocéntrica, esperando a que una legión de sementales y pagafantas exhiban sus aptitudes ante ellas para ser sometidos a la cruel criba eugenésica femenina.
Ante este panorama, no es de extrañar que el hombre soltero esté sometido a altos niveles de estrés (cortisol) y agresividad (testosterona), dos hormonas que impregnan los posts misóginos que podemos leer en este sacrosanto foro.
Durante el coito y el orgasmo, los hombres segregan cantidades ingentes de vasopresina, mientras que las mujeres segregan oxitocina. La vasopresina tiene un efecto inhibidor de la testosterona, de manera que tras el orgasmo, el nivel de testosterona del hombre cae en picado. La caída de la testosterona, sumada al sentimiento de culminación del arduo trabajo que conlleva engatusar a una hembra de corte porqueyolovalguista, desemboca en la conocida apatía masculina postcoital. Es el sopor de la victoria, de quien recibe las reconfortantes palabras de su capitán: "Misión cumplida, soldado".
En cambio, la mujer, una vez ha recibido la semilla del macho en su vientre, pone en marcha todos sus sistemas biológicos de alerta. Digamos que despierta de su letargo sexual. Ya tiene el "veneno" en su interior. Ahora ella lleva la "carga". La oxitocina que segrega la mujer durante el coito hace que ella se sienta más vinculada al varón, más comprometida con la relación. La misión de la oxitocina es precisamente ésa: tras el coito llega el peligro de embarazo. La hembra humana necesita vincularse afectivamente con el macho para que éste colabore en la crianza de la prole. También se ha comprobado que tras el coito, el nivel de testosterona en las mujeres aumenta, y con ella, el deseo sexual femenino. La función de la testosterona es hacer de la mujer una criatura más libidinosa, que tendrá más éxito a la hora de retener al macho, porque le dará el sexo que él necesita.
Pero aquí, cuando ellas ya se han abierto de piernas, es donde se suelen cambiar las tornas: La mujer que durante la fase de cortejo era una porqueyolovalguista redomada y esperaba recibir de él todo tipo de ofrendas, se convierte en una perrita faldera y arrastrada, capaz de sacrificar su vida (trabajo, dinero, amistades) para mantener a flote la relación. Claro, ya se ha abierto de piernas, ya ha invertido su cuerpo (recordemos que para las mujeres, su cuerpo es un capital biológico a invertir, no en vano muchas mujeres se refieren a su vulva como "el negocio"), y una vez una mujer ha dejado que un hombre se corra dentro de ella, se convierte en un criatura vulnerable, amenazada por un embarazo inminente. Es entonces cuando empieza el infierno sexual femenino. Cuando ellas se obsesionan por la calidad de la relación, por infinitas nimiedades, por si las quieren o no las quieren. Es cuando la mujer queda anulada, convertida en un manojo de preocupaciones.
En cambio, nosotros, cuando tenemos pareja sexual, nos sentimos despreocupados, satisfechos, aptos. La palabra es aptos. Todo encaja. El mundo es perfecto en su imperfección.
Pero no quiero enrollarme, la respuesta a la pregunta del topic es:
En las mujeres, los coitos aumentan el flujo de oxitocina y testosterona. Esto hace que la mujer se sienta más excitada y nerviosa tras el coito. El aumento de la testosterona también comporta un aumento de la líbido. Por eso ellas no se acuerdan de lo mucho que les gusta follar hasta que alguien se las folla. Por eso también, una mujer deportista te dirá que follar antes de un partido aumenta su rendimiento, mientras que un hombre deportista te dirá todo lo contrario.
Me cago en la puta, cómo me enrollo.