Aqui somos de sangre más caliente que los spaguetis, y me extraña una barbaridad que nadie se haga un Puerto Hurraco con Negros y moros de mierda cazandolos al anochecer. Yo lo tengo más claro que el Copón Bendito, me tocan a la cachorra y moro que veo moro que se reune con alá
Hola. Soy Slk, después de varios años sin pisar este foro.
Como ya todos os habéis enterado al parecer de a qué me dedico, que es lo que he comprobado poniendo Slk en el buscador, os voy a explicar qué hace un europeo, y europeo es español como es alemán, cuando lo bajas del tren junto a un carterista que le ha robado al momento la cartera.
Tú lo bajas, pones al robado a tu izquierda y al carterista a tu derecha. Y entonces le dices al robado "mira, que ese que tengo aquí a mi derecha, te acaba de robar la cartera", tu esfuerzo, tus ocho horas de sudor, eso te lo acaba de robar.
Y la reacción es nula. La reacción es "ah sí segurata? Y ahora que tengo que hacer?".
No hay rencor, no hay sangre, no hay miradas desafiantes, no hay ni siquiera un "es que me cago en tu puta madre!".
Puedes imaginar que la historia es muy diferente cuando la persona hurtada no es europea, porque es justo lo contrario.
Porque ellos están vivos. Nosotros estamos muertos.
Puedo recordar, no hace demasiado de esto, subir por una escalera y ver a un marroquí en el suelo con una botella estampada en la cabeza y un enorme charco de sangre, totalmente KO, y a otro marroquí chillando señalando a un tercer marroquí con el que discutía como autor del botellazo, el cual escapa hacia abajo de la estación.
Sucede que ya estaba muy lejos, y yo bajo a cogerlo y el marroquí este que lo había señalado como autor me acompaña y va a por él. Jura que lo va a enganchar y se va a arrepentir.
Un español no habría reaccionado así. Ni siquiera un compañero mío se habría implicado así. Cualquier persona no europea se habría bloqueado.
Pero él corría junto a mí con un nervio, una seguridad y un deseo de hacer justicia propio de un superviviente.
Y cuando nosotros íbamos por el andén a la altura de cabeza el iba por cola escapando por la boca. Todo un andén de ventaja nos llevaba.
Además el que escapaba tenía 20 años, era fino, mientras que el otro que junto a mí lo perseguía era un tío recio, no obeso, pero no era un tío en forma. Además yo tengo 37 años, y él tiene 20. Además si yo no lo pillo no me ocurrirá nada, pero si yo lo pillo a él es calabozo y debido a la gravedad de las lesiones es probablemente prisión, así que el esfuerzo lo va a poner él.
Las evidencias y la enorme ventaja que nos sacaba, la lógica, decía que no lo ibas a pillar, ya era demasiado tarde para eso. Pero tú junto a ese moro seguías corriendo como corria el que escapaba: como si no hubiera mañana. Tú al lado de ese moro que me acompañaba ibas al fin del mundo. Tú estabas convencido, a pesar de esa ventaja insalvable, de que lo ibas a pillar.
Y bueno, salimos a la calle. Y seguíamos. Y bueno, sus reflejos, los del fugado, menguaban, era de noche y en la calle ya no había luz, y había papeleras, motos aparcadas, rumanos chatarrerros con el carro, y nosotros no solo seguíamos corriendo sino que le hablabamos. Y uno de esos obstáculos lo hizo perder tiempo a pesar de que seguía corriendo, y entonces la ventaja ya no era tan grande, era más o menos comoda, hasta que un coche extrañamente se mete sobre la acera cortándole el paso, y de la ventana del copiloto sale una mano que coloca sobre el coche una sirena azul, le meten el sonido, salen, "alto policia policía!", y la aventura del fugitivo acaba en ese mismo instante.
Luego me entero de qué había ocurrido.
El que estaba tirado en el suelo con un botellazo y la sangre emanando de su cuerpo era amigo del fugitivo, junto con el que estaban molestando y vacilando a ese otro morito que junto conmigo dió caza al agresor. Lo que había sucedido es que el fugitivo desde arriba de las escaleras lanzó la botella intentando darle a él y falló dándole de pleno a su propio amigo.
Más aún con esas un español habría desaparecido de allí viendo que el propio amigo le ha sacado de encima al otro de un botellazo y el que tiró la botella salió por patas.
Pero él no planteó eso. Él planteó que la intención es lo que cuenta, y ese hijo de puta intentó matarlo o abrirle la cabeza de un botellazo, y ese que yacía en el suelo con su cabeza sangrando podía haber sido él y debía ser él si por el propio agresor fuera.
No hay ni punto de comparación entre nosotros y ellos. Es un tema de testosterona, mentalidad, valores, sangre en las venas, capacidad de supervivencia y todas esas cosas tan elementales y básicas que son las que nos han llevado hasta aquí, aunque ya no por mucho tiempo más, por lo visto.
No me pondré el avatar, simplemente quería responder a esto.