Eso parecen pesadillas de las de toda la vida, hijo de puta.
Yo sí tenía terrores nocturnos: despertar en la noche sin saber por qué cojones estaba tan acojonadísimo -un terror abstracto total-, con la sensación de estar perdiendo la cabeza o algo parecido. Pensara en lo que pensara, notaba que los pensamientos se me iban apagando; mis imágenes mentales se iban reduciendo hasta el infinito y cosas así. Recuerdo que mi madre trataba de tranquilizarme y me ponía aún peor de los nervios, ya que se me antojaba que me estaba gritando a toda hostia. Al poco, a los cinco minutos o algo así, me calmaba y volvía a dormir, ya con total normalidad, pero siempre he pensado que si aquello hubiese durado más tiempo me habría tirado por la ventana.