Hoy una amiga inauguraba un nuevo negocio local. He ido porque hay que cumplir, aunque no me apetecía mucho porque no iba a conocer a mucha gente y me siento incomodo entre multitudes efusivas. Así que me he ido de vinos con mi suegro y luego me he acercado.
Mi señora no me ha querido acompañar, si a mí me da pereza, que es mi amiga, pues a ella más.
Llego y, ay qué ver, siempre igual, siempre llegas tarde, como una mujer. Dos besos y busco una cerveza que me haga más llevadera la espera.
Mi amiga me presenta a sus amigas. Retengo los nombres lo justo para no ser descortés.
Una niña, hija de alguien, se pone a jugar a imitar a cantantes. Empieza a entonar canciones desafinadas. La gente la vitorea y ella se viene arriba: se mueve como si fuera bailarina de un videoclip, es exagerada, grita y se tira de rodillas al suelo usando una escoba como micro.
"No me extraña que tenga las rodillas esollás con tanto meneo, me recuerda a mí en la universidad. Jijiji". Me giro y veo una especie de María Valverde delgada que me guiña. Yo hago de forero de pro y saco una sonrisa incómoda y sigo dando cuenta de mi tercio.
La niña sigue cantando y, en un traspiés, cae al suelo. "Hija, que torpe estás", le dice su madre. "Ni que fueras rubia". A la María Valverde ésta se le va la cabeza y empieza a saltar y gritar "las rubias no son tontas, sólo son muy putas" y me agarra del brazo mientras da saltos. Yo, que no me lo espero, me quedo con el culo torcido y, en uno de estos saltos, la rubia me tira la cerveza. "Huy, perdona, además de putas, las rubias somos torpes, pero sólo para lo que queremos".
Estoy incómodo y debe notarse, le digo que no pasa nada, que voy a buscar otra cerveza y me escabullo hasta un sofá, intentando pasar desapercibido y deseando que me dejen beber en paz.
Pero la paz no dura y la rubia llega y se me sienta al lado.
"Huy, que cansada estoy, yo a esta hora sólo tengo ganas de dormir como un bebé o de follar como una loca". Yo, que muy listo no soy, pero que hace rato he intuido por dónde va esto, saco mi espíritu forero a relucir. "Pues ésta es mi quinta cerveza, y mira que me encanta, pero me descompone el estómago y, a partir de ahora, debería pensar en buscar el baño y estar un buen rato cagando" y acompaño la exposición con un leve "prrrrrt" que hace bomba de gas e inunda de peste el sofá.
La tía se pone pálida, no sé si va a echarse a reír, pero coge y se va y yo, sólo y feliz, me acabo mi tercio y me voy a mi puta casa preguntándome quién me mandará a mí "cumplir" con nadie.