Persona humana
Novato de mierda
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- 21 Sep 2017
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Era mi primer curro, recién terminado el grado medio. Electricista. Al principio iba siempre con un compañero muy arrastrado, pero luego ya me mandaban solo con una furgoneta de esas de panadero que estaba hecha polvo.
En pleno ladrillazo, todo eran obras en viviendas nuevas. Un día me tocó a un bloque alargado de ocho viviendas, los de abajo con jardín. Era un sábado, estaba metiendo horas y no había nadie más en la obra salvo unos portugueses que iban a su bola haciendo los tejadillos de la las entradas.
Como odiaba mi trabajo y odiaba meter horas no le ponía muchas ganas a nada, y después de currar un rato empezó a dolerme la espalda de estar ahí agachado poniendo enchufes. Y llegué al baño, y me di cuenta de que estaba completamente solo. Así que puse unos rollos de tubo en la entrada, para que así si alguien llegaba haría ruido al tener que apartarlos. Cerré la puerta y sin más empecé a picar el dalle. Al terminar ya estaba más animado, y terminé ese piso en un santiamén. Llego al siguiente y sin pensarlo mucho hago la cocina y los cuartos a toda prisa y me meto en el baño otra vez. Era la época de los ladrillófonos, así que había que tirar de imaginación. Y así hice en los dos pisos restantes de ese bloque.
Me fui a comer con la sensación de estar haciendo algo grande. Me tomé un par de cafés y volví con la furgoneta con una idea en mente: hacerme las 4 pajillas restantes.
Al final me dolía la polla, y el hombro de hacer fuerza contra el lavabo al correrme. Apenas eran gotillas, como cuando saco el perro a mear y después de los primeros chorros levanta la pata y no cae nada. Pero lo conseguí. Nunca he vuelto a hacerme 8 pajas en un día, aunque últimamente no bajo de 3 a diario.
Y fin.
En pleno ladrillazo, todo eran obras en viviendas nuevas. Un día me tocó a un bloque alargado de ocho viviendas, los de abajo con jardín. Era un sábado, estaba metiendo horas y no había nadie más en la obra salvo unos portugueses que iban a su bola haciendo los tejadillos de la las entradas.
Como odiaba mi trabajo y odiaba meter horas no le ponía muchas ganas a nada, y después de currar un rato empezó a dolerme la espalda de estar ahí agachado poniendo enchufes. Y llegué al baño, y me di cuenta de que estaba completamente solo. Así que puse unos rollos de tubo en la entrada, para que así si alguien llegaba haría ruido al tener que apartarlos. Cerré la puerta y sin más empecé a picar el dalle. Al terminar ya estaba más animado, y terminé ese piso en un santiamén. Llego al siguiente y sin pensarlo mucho hago la cocina y los cuartos a toda prisa y me meto en el baño otra vez. Era la época de los ladrillófonos, así que había que tirar de imaginación. Y así hice en los dos pisos restantes de ese bloque.
Me fui a comer con la sensación de estar haciendo algo grande. Me tomé un par de cafés y volví con la furgoneta con una idea en mente: hacerme las 4 pajillas restantes.
Al final me dolía la polla, y el hombro de hacer fuerza contra el lavabo al correrme. Apenas eran gotillas, como cuando saco el perro a mear y después de los primeros chorros levanta la pata y no cae nada. Pero lo conseguí. Nunca he vuelto a hacerme 8 pajas en un día, aunque últimamente no bajo de 3 a diario.
Y fin.