stavroguin 11
Clásico
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- 14 Oct 2010
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Alérgico a las multitudes, a las masas de Canetti, a todo lo que suponga adocenamiento gregario, mi genuino espíritu de selecta minoría orteguiana se rebela con furia ante la posibilidad de pasar una mínima fracción de tiempo vacacional en lo que mi fallecido y nobelizado paisano podría haber definido como ese sepulcro, esa cucaña, esa colmena...Rodeado de truños y marujas, con comedores abarrotados, espectáculos trillados, y lo que es peor, sin poder casi oler, tocar, el querido e infinito mar.
Sin embargo, en la última década, casi todos los años he realizado un crucero, pero de otro tipo muy diferente.
Supongo que muchos habréis oído hablar de los viajes de buceo. Algunas agencias los ofrecen como complemento, otras se dedican solo a ello, como las hay de esquí o alpinismo.
Si somos adictos al nitrógeno embotellado, como es mi caso, según el destino, existen dos posibilidades. Si es un lugar en el que las mejores inmersiones están cercanas a tierra o próximas entre sí, lo mejor es hacer buceo desde hotel, saliendo y volviendo en el día una o varias veces. Si es un lugar muy alejado de tierra firme o con buceos muy dispersos, la mejor opción es un barco.
Suelen ser yates de unos 30 metros de eslora, a veces muy lujosos, otras bastante cutres. En este último caso la decepción o incomodidad desaparecen como por encantamiento con la fascinación de las primeras inmersiones, y pronto se convierten en un hogar querido, como una tosca cabaña de montaña con chimenea encendida. Suelen juntarse entre 15 y 20 buceadores, no más, pocas veces menos. Los camarotes suelen ser dobles, pero si tenemos la suerte de que no se cubran las plazas puede tocarnos uno para nosotros solos. Si hay que compartirlo con un desconocido, como es el caso de los que siempre viajamos solos, ya partimos con ventaja: sabemos que tiene la misma afición que nosotros. Yo nunca he tenido un problema con nadie, y eso que el espacio es reducido.
El ritmo de vida se resume así: BCD (bucear, comer, dormir). Se bucea entre 3 y 5 veces al día (y a veces de noche), lo cual incluye charla previa a la inmersión, preparación del equipo, traslado al punto de buceo en barco auxiliar o zodiac, buceo, recogida de buceadores, regreso y desmontaje de equipos. Además, los que hacemos fotosub tenemos que prepar cámaras, cargar baterías, descargar fotos, también cubrir el diario de buceo, con lo cual no queda mucho tiempo para nada. Las comidas son frecuentes y ligeras (probad a bajar 30 o 40 metros después de una fabada o un cocido madrileño), con bastantes concesiones a las gastronomías locales. Entre comidas y buceos yo priorizo las siestas, otros juegan a las cartas o navegan en internet, a veces se organizan charlas de biología marina o proyecciones de imágenes. En algunos destinos, como las Maldivas, siempre se hace alguna excursión a tierra, para confraternizar un poco con los locales, o cenar bajo las estrellas en la playa de un atolón desierto.
Ya que todo el mundo va a lo mismo, sueles coincidir con personas afines y los malos rollos son raros. Yo solo recuerdo uno que estuvo a punto de acabar como el rosario de la aurora: una zorrupia colombiana que ni siquiera pagó el crucero (a la agencia le sobraba una plaza, la sorteó y le tocó a ella) provocó un triángulo amoroso que estuvo a punto de terminar mal.
Ahí os enseño uno de los últimos que he hecho, tal vez el más lujoso:
Maldives Blue Force One
Por cierto, tiempo después del crucero que hice en ese barco, la agencia publicitó por todo lo alto que una de las buceadoras que me siguieron como cliente fuese alguien muy popular en este foro: una presentadora de televisión conocida por sus meteduras de pata y sus luces menores que las de una patera (ya sabéis, esa cateta, esa MILF). Espero no encontrármela nunca en las profundidades. Al menos allí abajo no podría hablar.
En fin, que suele ser un modo de viajar caro (entre 2000 y 4000 eurelios para una semana), a veces extenuante físicamente, pero ajeno a cualquier forma de estupidización colectiva. El mar se te mete por los poros, por la vista, por los pulmones y el alma entera. Para mí, es lo más cerca de la felicidad que consigo estar en este mundo de mierda.
PD: aunque citemos un millón de veces a Houellebecq, hay gente que sigue sin pillarlo. Lo de los hombres y mujeres jóvenes que se van de vacaciones y no follan es la base de su mejor libro: "Plataforma". Por eso existe el turismo sexual, por los occidentales, o mejor dicho, las occidentales que por prepotencia, yolovalguismo o sabe Dios qué se van a perder el tiempo con cualquier estupidez que no sea copular.
Sin embargo, en la última década, casi todos los años he realizado un crucero, pero de otro tipo muy diferente.
Supongo que muchos habréis oído hablar de los viajes de buceo. Algunas agencias los ofrecen como complemento, otras se dedican solo a ello, como las hay de esquí o alpinismo.
Si somos adictos al nitrógeno embotellado, como es mi caso, según el destino, existen dos posibilidades. Si es un lugar en el que las mejores inmersiones están cercanas a tierra o próximas entre sí, lo mejor es hacer buceo desde hotel, saliendo y volviendo en el día una o varias veces. Si es un lugar muy alejado de tierra firme o con buceos muy dispersos, la mejor opción es un barco.
Suelen ser yates de unos 30 metros de eslora, a veces muy lujosos, otras bastante cutres. En este último caso la decepción o incomodidad desaparecen como por encantamiento con la fascinación de las primeras inmersiones, y pronto se convierten en un hogar querido, como una tosca cabaña de montaña con chimenea encendida. Suelen juntarse entre 15 y 20 buceadores, no más, pocas veces menos. Los camarotes suelen ser dobles, pero si tenemos la suerte de que no se cubran las plazas puede tocarnos uno para nosotros solos. Si hay que compartirlo con un desconocido, como es el caso de los que siempre viajamos solos, ya partimos con ventaja: sabemos que tiene la misma afición que nosotros. Yo nunca he tenido un problema con nadie, y eso que el espacio es reducido.
El ritmo de vida se resume así: BCD (bucear, comer, dormir). Se bucea entre 3 y 5 veces al día (y a veces de noche), lo cual incluye charla previa a la inmersión, preparación del equipo, traslado al punto de buceo en barco auxiliar o zodiac, buceo, recogida de buceadores, regreso y desmontaje de equipos. Además, los que hacemos fotosub tenemos que prepar cámaras, cargar baterías, descargar fotos, también cubrir el diario de buceo, con lo cual no queda mucho tiempo para nada. Las comidas son frecuentes y ligeras (probad a bajar 30 o 40 metros después de una fabada o un cocido madrileño), con bastantes concesiones a las gastronomías locales. Entre comidas y buceos yo priorizo las siestas, otros juegan a las cartas o navegan en internet, a veces se organizan charlas de biología marina o proyecciones de imágenes. En algunos destinos, como las Maldivas, siempre se hace alguna excursión a tierra, para confraternizar un poco con los locales, o cenar bajo las estrellas en la playa de un atolón desierto.
Ya que todo el mundo va a lo mismo, sueles coincidir con personas afines y los malos rollos son raros. Yo solo recuerdo uno que estuvo a punto de acabar como el rosario de la aurora: una zorrupia colombiana que ni siquiera pagó el crucero (a la agencia le sobraba una plaza, la sorteó y le tocó a ella) provocó un triángulo amoroso que estuvo a punto de terminar mal.
Ahí os enseño uno de los últimos que he hecho, tal vez el más lujoso:
Maldives Blue Force One
Por cierto, tiempo después del crucero que hice en ese barco, la agencia publicitó por todo lo alto que una de las buceadoras que me siguieron como cliente fuese alguien muy popular en este foro: una presentadora de televisión conocida por sus meteduras de pata y sus luces menores que las de una patera (ya sabéis, esa cateta, esa MILF). Espero no encontrármela nunca en las profundidades. Al menos allí abajo no podría hablar.
En fin, que suele ser un modo de viajar caro (entre 2000 y 4000 eurelios para una semana), a veces extenuante físicamente, pero ajeno a cualquier forma de estupidización colectiva. El mar se te mete por los poros, por la vista, por los pulmones y el alma entera. Para mí, es lo más cerca de la felicidad que consigo estar en este mundo de mierda.
PD: aunque citemos un millón de veces a Houellebecq, hay gente que sigue sin pillarlo. Lo de los hombres y mujeres jóvenes que se van de vacaciones y no follan es la base de su mejor libro: "Plataforma". Por eso existe el turismo sexual, por los occidentales, o mejor dicho, las occidentales que por prepotencia, yolovalguismo o sabe Dios qué se van a perder el tiempo con cualquier estupidez que no sea copular.