Joder, como mola el pavo este, ojalá tuviese yo esa voz. Te atrapa y ya no puedes dejar de escucharle, yo solo he aguantado unos segundos, pero si fuese mujer y un tipo me empezase a hablar así de cualquier tema, me subyugaría como Dakilla de madrugada puesta de burundaga en una discoteca ante un ruso de 1,9 de altura. Cómo desliza las palabras, parece el fluir mando de un riachuelo primaveral, todo es armonía, un murmullo que embelesa y te lleva a su terreno, cual canto de sirena. Las consonantes y vocales suenan como notas de una partitura del barroco; precisas, afinadas. Hasta le uso magistral de los silencios para ayudarse a modular la última consonante con la siguiente.
Con qué confianza habla del tema, es que aunque no sea real lo que cuenta, te lo tienes que creer por cojones. Porque este pavo no habla, declama. No opina, embruja. Y no gusta, enamora.
Como el murciélago que te inyecta la toxina para desangrarte, como la planta carnívora que se cierra mortalmente sobre la víctima que saborea su última gota de néctar, como la puta que susurra al oído
papito chulo; de igual manera sulibella este ruiseñor con sus vídeos youtuberos llamando a las hembras fértiles, como en la selva los monos aulladores compiten para crearse su harén.
Hazme tuyo Alonso DM.