Libros El insulto, para el indulto. Un ensayo.

La aceptación de uno mismo.

Podemos desnudarnos y saber qué piensan otros, de nosotros. Desnudarnos, en el sentido de contarles nuestras aventuras y desventuras, o nuestras vidas y milagros. Sin embargo, el Porno llega más acá. Justo, delante de tus narices. Quítate la ropa y deja de aparentar. Verás cómo te sientes incómodo e inconforme. Hay algo, en ti, que recela de esa situación, conmovedora, puede ser, y que te tiene en ascuas. Están tus pies ardiendo. Quieres echar a correr y levantar el vuelo, y no volver a esa isla desierta, jamás, por el resto de tus días. ¿Por qué? Bueno, porque necesitas aceptarte a ti mismo. El día que lo consigas, podrás volver. Mientras tanto: ¡Saluda a todos nuestros primos! Esta paradoja se da en muchos seres humanos. Por eso, hay Iglesia. Por eso... La llaman Santa. Porque no aceptan que lo duro, lo que es bonito: La vida; o sea, cada uno de nosotros, es persona de pies a cabeza y de cabo a rabo. No basta una sonrisa Profident, o unos ojos moros.
 
La aceptación celestial de los infiernos.

Después del estallido inicial o Big Bang, la primera obra de todas, para sustentar todo el Universo, fueron los Infiernos. En efecto, los cielos siguieron, de menor a mayor, hasta el escalafón diez. El cuál se encarga de los átomos. El escalafón nueve, cuya luz vibra a razón de C elevado a nueve, precisamente (obtienes ese dato a través de la teoría de la Relatividad de Einstein: Energía = Masa por C al cuadrado; siendo C equivalente a trescientos mil Kms / segundo), se encarga de supervisar todos los mundos habitados y de que todo, en ellos, y en su cómputo global, marche bien. El escalafón ocho, etc, etc. El uno es el plano físico. Y aquí, la luz viaja a razón de C elevado a uno. Bien, pues el Infierno es C elevado a menos dos. O sea, que la luz va muy despacio. Es como una espesura. Y el dolor, allí, es espiritual, como si fuesen las almas retorcidas y experimentasen miles de pinchazos, al mismo tiempo. Pero uno puede salir, si se da cuenta de que todos ellos están sufriendo. No eres tú el único que sufre. Bien: En los cielos, el sufrimiento es por los demás. ¿Vale? Estés donde estés, el sufrimiento te acompañará. Si sabes estas cosas, entonces, podrás aceptarte a ti mismo.
 
La aceptación del otro.

El otro no tiene por qué servirte, o serte útil, o hacerte pasarlo muy bien, o invitarte a comer. Acéptalo. Y eso es recíproco. Vuelve a aceptar. O sea, puedes permanecer dentro de tu casa, y esconderte. Y esconderte, detrás de un árbol. Puedes, incluso, esconderte, dentro de un Foro de Internet. ¡Mírame a mí! Estoy escondido. Porque mi padre es conde (esconde la maquinilla de afeitar, jejeje). Fuera de bromas, puedes aceptar que... Existen las enfermedades, existe la tristeza, la derrota, el sueño, el tedio, el bostezo, la cabezonería, el chupete, las sandalias, los picores, las legañas, los trineos, las pegatinas...
 
Cuando el otro es mujer.

En efecto, puede ser mujer. ¿Por qué razón? Bueno, por una sensibilidad especial, y unas altas miras de aquí te espero, y un imperio, y un dominio, y un... Friegaplatos, y un frigorífico, una vaporetta... Es decir, el casado casa quiere. Pero con quién se casa: Pues con el otro, pero que es la otra. A ver si me explico: Aceptas a la esposa, o qué. O le vas a pegar cada dos por tres. O la vas a maltratar. O la vas a abandonar. O qué. Piensa y dime por qué no tienes una novia. Ahá. Tomo nota: Sospechoso, sospechoso, usted... No se acepta a sí mismo. Hmmm.
 
¿Ella es ello y ello es yo, y yo soy él?

Oh. Entonces, somos cuatro personas distintas, en la misma cama. ¿Conclusión? Es mucho jaleo. Por fin, empiezo a entender a los frailes y a las monjas. Por consiguiente, de todo hay en la viña del Señor.
 
Cada cosa, a su debido tiempo.

No debe uno fumar un cigarrillo, mientras sorbe un helado de frambuesa y avellana, y sostiene el cucurucho, y, a la vez, está leyendo el periódico, encima de una colchoneta que flota, por encima del agua salada del Mar. Bueno, pues si le añadimos un sombrero, en la cabeza, y unos patines, en los pies, y le zarandeamos un poco, como en el baile del Chikilicuatre, (el crusaíto, el robocop), obtendremos a un hombre-orquesta en remojo. Quiero insinuar, más o menos, que no tengáis prisa. Que os dediquéis a lo que buenamente podáis. Y que lo que hacéis bien, por favor, repetidlo. Reiteradlo. Ensayadlo, pulidlo. Pero no, siempre, por siempre, el favor sexual. Porque eso cansa muncho. ¡Muncho! Todavía, no salgo de mi asombro: ¿Es que no van a traer hijos al mundo, las pobres criaturas? De película en película, por favor.
 
Qué expresa la desnudez...

Respeto a sí misma, maternidad, naturalidad, fertilidad, divinidad, humanidad, escarmiento a sí misma, vejación, humillación, inferioridad, mediocridad, aguante, resistencia, vigor, autonomía, alegría, felicidad, humildad, personalidad, satisfacción, dignidad, coraje, amplitud de miras, un poco de ferocidad y, sobre todo, juventud. ¡Divino tesoro! Por eso, pienso que este Hobby es el secreto de la Longevidad. Vivir muchos años: ¡Larga vida, al rey! (Y a la reina, claro).
 
¿La Pornografía es arte?

Hmmmmmm. El arte, porno helarte. Jeje.
 
Descripción de una mujer.

La mujer es sublime, en primer lugar, porque se enfrenta a las tareas del detalle, que tienen su importancia inaudita e insólita. Una importancia austera y repentina. El amor es ciego, pero una mujer no. Me refiero a que ve un poco más allá de sus narices. Con lo cuál, se cree superior a los hombres. Y puede permitirse el lujo de vacilarles. Como para hacerles entrar en razón, y que se quiten las vendas, de los ojos. Pero ellos no son el Amor... ¡No cabe el Amor, dentro de un cuerpo humano! Entonces, ¿Qué son? Pues señores feudales parecidos al Amor, que detentan unos cargos ominosos, tan grandes y gravosos, que les impiden observar algunas leyes, muy recónditas, que les harían muy fuertes, muy limpios y muy dichosos. Allí está ella, para darles esa Sabiduría. Pero, ¡Oh, Dios mío! Vienen otras, muchas, cientos de miles de abejas. Pero no son abejas, sino señoritas. ¡Sí! Estamos en igualdad de condiciones. Estamos en territorio Comanche. Y sólo puede quedar una reina. Una vencedora. Una cabal madre superiora, una... Mas no hay ese ademán, o ese gesto, o ese proceder, o ese matriarcado. Los señores feudales las apartan, a las unas de las otras, para que no salgan ganando, por mayoría. Porque ellas son más. Siempre han sido más. Y siempre serán más. Más cabezas de ganado. Más... Turbadoras.
 
El hombre...

El hombre es demasiado bueno, para caber dentro de una descripción. Entonces, lo intentaré, pero espero no faltar el respeto a ese lado del río Mississippi. Conforme a un impulso muy primitivo e inferior, el hombre responde al linaje agreste y agrícola. Se aferra a la piedra, y le saca chispas, para encender un fuego. O aprieta la piedra, y ésta suda agua, para que nazca un río. O le hinca el diente a un tronco, de un árbol, para ver a qué sabe esa madera. Es experimentador, por naturaleza, y ejerce mucha fuerza, sobre los elementos con los que se va topando, a lo largo de toda su vida. Procurando dotar a su entorno de un abigarrado templo que le haga, a ese paraje solitario, bendecirle a él, como señor y jefe, y dueño y padre, de ese emplazamiento o Fuerte. Por eso, las ciudades, los pueblos, los ferrocarriles, los automóviles, los aviones y los barcos. Porque el macho humano necesita que toda la atmósfera se alegre, y que los mares se pongan a bailar, y que las nubes sonrían. Va más allá del mero disfrute, de un momento tras otro. No... Él quiere el Espacio. Él quiere un futuro. Y se encarga de machacar las ruinas, si hace falta, de su propia casa, con tal de resolver los misterios de por qué envejecemos; por qué todo tiende a ir a peor... ¿Por qué nos maldices, Señor? Y el hombre tiene sed de Venganza.
 
¿El hombre y la mujer?

Bueno, pues sí, a veces, coinciden y pueden hacer el amor; pero, otros días, no están muy amistosos, y se reúnen ellos con ellos, y ellas con ellas. ¿Por qué sucede esto? Porque la época de celo, en los animales, es pocas veces al año. Pocas veces. Y somos gente de carne y hueso. ¿No? Me refiero a que no nos gusta entregarnos al enemigo. Uno quiere Venganza, y la otra quiere Enseñar la Sabiduría. Entonces, él le pega un guantazo, cuando ella está leyéndole un libro.
 
¿Por qué envejecemos?

Dios no nos maldice, habitualmente. Sino que lo hizo de una vez y para siempre. Y por toda la Eternidad. Porque contaba con que es más divertido poder hacernos mayores, y palmarla, reciclando el ecosistema, que permanecer todos, aburridos, siglo tras siglo, ¿Para qué demonios? Pues eso pensó, justamente. ¿Se lo merecen, esos hijos de puta? ¿Eh? Entonces, al igual que nosotros desencarnamos o morimos, la materia se va desgastando. Un edificio, una montaña, una cisterna, un grifo... Todo tiende a ir hacia peor. Por siempre. Porque eso es un camino hacia la manutención o el mantenimiento, en base al Espíritu. Porque el Espíritu sí trae auténtica Vida. Entonces, si tú tienes las agallas y la inteligencia, y la paciencia suficientes como para conocer a los Espíritus, tú y tu entorno estaréis fuertes y no seréis viejos, antes de tiempo. Y esa sabiduría espiritual, la trae consigo la mujer. Por eso... Ella es misteriosa. Una vez que resolvemos el enigma, ya, no tienes por qué adorarla, como si fuese una Diosa. Es, simplemente, más sublime. Y tú, masculino.
 
¡Imitando a Torbe!

Sí, bueno... Yo he venido a este programa, para hacer una ensalada de alcachofas, con hamburguesas. ¿Cómo? No, no es una salvajada. O sea, puedes llamarla, si quieres, " Ensamburgaladesa ". (Jajajaja, qué tipo más increíble, por Dios.) (Y cómo se llama tu mascota.) Mi mascota es Alcachofona Pericles del Ceniciento. (Jejeje, es que me mondo, qué tío, por favor: Tráiganme un poco de café, con leche: La jarraaaaa, ya. Ahora, y cállate, y largo de aquí.) (Explícanos, jovenzuelo, entonces, provienes de la Bretaña Francesa.) ¡No, por favor, no maltrate a los animales! Ese camarero tiene su corazoncito. Por favor... Please, please, en el Nombre de todos los Hombres que tienen un Nombre. (Joder, qué humorista más agradable, y, encima, es hasta feo, el pobre.). (Responda, que está de huésped, y aquí, tenemos derecho de admisión, y hojas de reclamaciones, así que: Usted elige.) Bueno: Soy del África Subsahariana, porque la tengo enorme, pero me mudé a España, en su zona Norte, porque se vive muy bien. Y me volví Albino. (Jojojo, eso no se lo cree nadie. Qué mentiras me está contando. Ay, el café, glugluglu, tráeme, ah, tráeme el bocata de Nocilla, por favor.) (Me da hambre, verte por aquí.) Eso está mejor: Tratar bien a los caballeros. Que, para algo, tienen un Nombre. ¿No es verdad? Los del público, ¿Vosotros no tenéis un nombre? << Síiiii, todos tenemos nombres y apellidooooos. >> (No salgo de mi asombro. Ahora, necesito un cubo, lleno de calamares fritos y una sandía.) (Torbe, creo que me estás haciendo una ¿Inocentada?) Está bien, está bien: Lo explico... Veréis, yo... Tengo ocho años. Soy de Nigeria. Y estoy, un poquito, salido. (Ya, no puedo más. Necesito cinco melocotones, y ocho cucuruchos, y... Oh, qué bonito es ser Feliz...). ¡Tranquilos, que no passa nada! Ya, me la llevo a mi casita. Tralará-laritoooo.
 
¡Imitando a Torbe! Y a Jesús Quintero.

<< Entonces, tú... Te la pelas, habitualmente, en un plis-plas, ¿No es así, Nacho Allende, Torbe? >> Oiiink, disiento. Lo siento, pero no asiento. Estoy en mi asiento. No te miento, y te digo lo que pienso. Pero no me alimento a base de pienso: No me ceban. No soy descendiente de Adán ni de Eva. << Perdón, no quise ofenderle, pero es que le tengo una envidia, porque... Cuente, cuente. >> Oiiiink, Quintero, procedo de una rama de la Humanidad que no estaba en el Paraíso. << ¡Carambolas! Qué hambre me está dando. Y quiero tener hijos, colegaaaa. Es maravilloso estar aquí, de nuevo, como un Vagamundoooo. >> Eso es: Brindemos, por los Tres Cerditos. Yo soy el de la casita de Chocolate, que era primo-hermano de Hánsel y Grétel, ya que era de carne sonrosada y tenía muy amplios los agujeros, en su nariz. << Ja... Ja... Ja, has mezclado dos cuentos distintos. Eres todo un personaje. Y, si me puedes presentar a alguna de tus primas, de cuentos de hadas, me harías un gran, gran, gran favoooor. >> ¡Muy bien, filósofo! Has aprendido a respetar a los Mayores. Muy bien: Como premio, te voy a prestar mis revistas porno. << No te vayas, por favor. No te vayas, todavía. Que hasta la guitarra mía llora cuando dice... >> ¡Oiiink!
 
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