Cada cuál tiene o debería tener su baremo, su escala para situar a la dama en cuestión. Parece ser que hay unos canones con los que todos más o menos estamos de acuerdo, pero los matices, dependen de cada uno. La mujer que a mí me puede parecer atractiva, para otro, puede ser una placenta tirada a un cubo de basura.
No obstante, la cuestión está en lo que buscamos, y en lo que realmente encontramos. Tengo un amigo, que pasa largas temporadas de penuria sexual. Se pone unas metas altísimas en cuánto a las tías que quiere llevarse a la cama, y claro, cuando los resultados no llegan, aparece la decepción.
Siempre le digo lo mismo... para jugar en Champions League, antes hay que haberse roto los tobillos en campos de tierra de Regional Preferente. Esas experiencias curten, dan tablas, y soltura para embarcarte en empresas mayores. En resumen, es una forma de adquirir confianza en uno mismo.
Si nos ponemos una meta altísima a priori, corremos el riesgo de no llegar. Las metas deben ser alcanzables. Y ahí entra una cosa llamada sentido común del que solemos carecer en gran medida.
Ahora bien... los llamados pibonazos, las tías tremendamente espectaculares, las playmates de turno... esas que como apuntaba alguno las posibilidades de follar con ellas andan entre cero y ninguna... señores, no necesariamente se encuentran en un lupanar. Si acaso, serán esas damas de alto standing, las llamadas de lujo. Y entrando en este tema, todo dependerá del dinero del que dispongamos. No esperen encontrar cultura de La 2, ni elegancia en clubes de carretera. Ahí encontrarán otras cosas, pero esas concretamente no.
Habrá a quién le merezca la pena soltar una cantidad de dinero importante porque una presunta modelo o aspirante a serlo, durante 30 o 60 minutos negociados previamente le digan lo maravilloso que ha sido el sexo con él.... justamente el mismo discurso que le habrán dicho al caballero que previamente negoció con ella, y el mismo discurso que le soltarán al siguiente caballero que entre por la puerta por la que salga el putero de turno convertido en todo un pornofucker.
No obstante, yo personalmente valoro mucho más al que se trajina a la vecina del quinto que tiene los melones bien gordos en una mañana tonta, que al que se rasca el bolsillo por una top-model de prepago.
Señores la experiencia me dice que no hay nada más importante que el hacer las cosas por uno mismo y no que nos las hagan previa billetaje. Cada cuál debería hacer un ejercicio de saber hasta donde llegan sus posibilidades y en virtud de eso, actuar. Siempre nos quedará el recurso de pagar por... pero en tal caso, debería ser contemplado como lo que es, un mercadeo. Paguen y olviden lo pagado. Toda reflexión posterior, solo lleva aparejada decadencia. Eso no es ni más ni menos que lo que le sucedió al compañero strav.
Saludos cordiales.