Una sociedad en plena demolición que ya ha llegado a un punto de no retorno. Viven encerrados en un relato, entre tratos de culo y hedores nauseabundos a sudor, pollas enmierdadas y aliento impregnado de esmegma.
No me acercaría ni a un kilómetro de donde se celebra semejante aquelarre de subseres ridículos y enloquecidos. Probablemente te de VIH solo de acercarte y compartir el mismo aire con toda esta ralea.
Dicho esto, mantened las nalgas rígidas y bien juntitas y no cedáis aunque vengan con un gato hidráulico a urgaros las tripas a golpe de manubrio. Está en juego nuestra supervivencia.