La muerte no da sentido a nada; es el fin del sentido. Las cosas que dan sentido a la vida no no lo tienen en negativo, porque se vaya a morir, sino en positivo, porque se está vivo. Yo ya tengo una colección de seis o siete Rosebud que pronunciar en mi agonía.
Estamos bastante próximos a disponer de tecnología suficiente para evitar extinguirnos como especie por algún cataclismo natural. En un siglo no habrá enfermedad, meteorito o Presidente de Gobierno español que pueda acabar con la especie. De aquí a que se extinga el Sol tenemos tiempo para desarrollar conocimiento y tecnología para que nos la pele mucho el sistema solar entero.
Desde que nos pusimos en pie en este planeta, el anhelo de los hombres (y me refiero solo a los varones) ha sido poner un pie más allá. Primero la India, luego América, después la Luna, hoy, Marte. Nuestra tendencia histórica es la de abandonar esta pecera que es la buena Tierra que nos vio crecer. Euskadi tiene los días contados, la Humanidad, no. Nuestro futuro está más allá de Neptuno. Iremos al espacio, aunque sea la última marcha de los hombres.
Es una simple comparativa de tamaños. Te descoloca por un momento la perspectiva espacial forera, acotada a las cuatro paredes de la habitación.