El de al lado del Ayuntamiento.
Estaba la tía llenando el carro y me puse en el otro lado de la caja. Cuando fui a pagar alargué el brazo para poner la tarjeta en el datáfono y la tía empezó con "hay que ver, hay que guardar la distancia social".
Con mi simpatía habitual y mano izquierda (guiño, guiño) le dije que si quería que fuera a pagar en el datáfono de la cafetería de enfrente, a lo que me saltó que no sabía si ella estaba enferma o no, que podría estarlo. Con más simpatía le dije que yo SÍ sabía que NO estaba enfermo. Y que si ella NO sabía si estaba enferma o no, lo que tendría que hacer es quedarse en su casa y no venir con gilipolleces de distancias.
Y ahí se quedó planchada la sosia de Chacarita. A lo largo del día me pitaban mucho los oídos