Nada, nada, poco o metéis con ellos. Yo una vez fui a Cataluña, a punta de pistola, claro, quién va a querer ir voluntariamente, y es mucho peor que lo que nos llega. Ya acercándome se olía ese fuerte holor a azufre que se hacía más intenso una vez pasados los muros que tienen alrededor. Llegué a una gasolinera y le dije al cajero: -súper
-super? Parla'm en català, fill de puta! És super, no súper.
-mi acento balear enfureció a ese local mientras su cola con una flecha en la punta se movía enérgicamente.
Llegué a un pueblo y allí ya era el no va más, los que no iban con las manos en la espalda y con barbas trenzadas, tenían cola con flecha y cuernos. En la plaza estaban quemando libros en castellano, los abuelos comiendo bebés en lugar de jugar al domino, y lo peor de todo, a la iglesia sôlo iban viejos y esos señores bajitos que hay en las películas de vaqueros que mueren siempre.