Je, hay que ver como cambian los tiempos.
Antes eran los alumnos los que entraban en el colegio acojonados y ahora resulta que los profesores son las víctimas. Creo recordar que son el colectivo que acumula más bajas por estrés y depresiones, cosa que no es de extrañar cuando la ley obliga a sentarse en un pupitre a adolescentes que no quieren estudiar y aprovechan su paso por las aulas para traficar con drogas, meter mano a los más pequeños, robar y practicar el matonismo según sus caprichos.
Incidentes hay a montones cada día, pero no se informa a la población porque no interesa que la gente se entere de la verdad.
Aún recuerdo que un grupito de alumnos enfadados porque en un colegio no les daban un día festivo de más y no podían hacer puente, se presentaron por la noche dejando el centro más arrasasado que una ciudad Siria. (allanamiento, robo, destrucción a palos de ordenadores, cerraduras reventadas y puertas destruidas y pintadas en las paredes).
Cuando la policía los identificó, reconocieron los delitos causados.
¿Adivinais que castigo tuvieron? ¡¡¡Ninguno!!!.
El ministerio intervino y dijo que no se les podía expulsar del colegio PORQUE PODÍAN ADQUIRIR UN TRAUMA, el caso es que regresaron a estudiar al día siguiente como si fueran hèroes ante el estupor de profesores y alumnos.
Otro caso:
Me encuentro por la calle con un amigo y me dice que a mitad de curso ha tenido que cambiar a su hijo de colegio, me comenta que le han robado dos veces el abrigo, los matones le impiden jugar al fútbol, niños de siete años ya van con crestas de colores y pendientes al colegio acompañados de madres a las cuales les faltan todos los dientes, a veces aparecen los padres vestidos con chandal a los cuales también les faltan los dientes, llevan perillas o no se afeitan nunca, y le miran con caras de mala hostia sólo por ir con americana y corbata.
Por no hablar de que los profesores no parecen estar por la labor de enseñar y que a su hijo le están dando aleccionamientos extraescolares de ideología ultraizquierdista y le han obligado a participar en manifestaciones en el patio del colegio, en contra de su voluntad, cuando debería estar jugando.
Menuda pocilga que hay montada.