Dirigiendo mi mirada al viento pregúntole yo a LOL, nuestro señor: ¿son merecedores nuestros corsarios del castigo que ellos mismos han aceptado sufrir? LOL contesta como siempre, con su silencio. Porque es consciente de que hallaré mis propias respuestas, seré justo y obraré correctamente.
¿Son los valerosos argonautas merecedores del BAN como castigo?
¿Son los valerosos argonautas merecedores del BAN como castigo?
¿Son los valerosos argonautas merecedores del BAN como castigo?
Algo parece escapar al razonamiento. Algo que no me encaja en el rompecabezas. ¿Es así de sencillo, como tantas veces? ¡Bang bang!, y un fulano menos. O treinta, qué más da. Pero nuevamente esa sensación de que se me está escapando alguna puntada... Me retiro al trono sagrado, portátil entre las piernas, a buscar respuestas.
Un enorme coprolito amenaza con partirme en dos. Me concentro pensando en nuestros héroes del Argos y, tras no pocos lagrimones consigo entrar en éxtasis. De repente, la respuesta aparece ante mis ojos vidriosos. ¡Una y otra vez repetía la pregunta equivocada!. La cuestión no es si nuestros argonautas son merecedores del BAN, sino:
¿Es el BAN merecedor de nuestros argonautas?
Obviamente
NO, descaradamente
NO, definitivamente
NO LO ES.
Nuestros héroes merecen la Gloria, damas y caballeros. Por embarcarse en pos de un ideal, a merced de los caprichos de un destino no escrito por ellos ni para ellos. Pero aún así, han permanecido impávidos, impertérritos en sus puestos a bordo del Argos. El Kraken lo han cocido y lo han hecho a feira, con el granizo caído en la tempestad se han puesto hasta el ojete de gintonics y las sirenas han sido brutalmente sodomizadas y bukkakeadas. Nada ni nadie ha podido detener el avance del Argos.
Sí, ellos aceptaron un destino con gallardía, y eran conscientes de ello. Pero cuán injusto sería aplicar a tan insigne gesta el mismo castigo que merecen un Ferris o un Barley, o incluso un puto Slk. No, no juegan en la misma división, y por lo tanto, como encargado de impartir la pena asumida a nuestros corsarios, opto por darle un más que justo giro a dicha sentencia. Por tanto, convengo que:
- Aquellos que por su necedad irrumpieren en la singladura del Argos a inferir improperios y a fomentar el desaliento, no morirán, pero serán condenados al destierro en el Purgatorio, donde pasarán no menos de 1 mes en compañía del resto de miserables. Deberán superar las pruebas que nuestros héroes les impongan, como fianza a pagar para obtener la condicional, por lo que de su conducta depende el conseguirlo.
- Aquellos que han enarbolado el pabellón del valor, de la Fe ciega, del compromiso, del coraje, aquellos que han estado hasta el final sacando pecho por nuestra Selección de homelesses, quedan indultados de toda condena o pena que procediere aplicar.
Pero... ¿no nos olvidamos de alguien?¿Y qué fue de aquel truchón que, nadando alrededor del casco del Argos, burlábase socarronamente de nuestros bucaneros, aquel que fue capturado y remolcado a bordo de la auxiliar durante todo el trayecto sin que diera un palo al agua?
Sartenes le llamaban. Bonito nombre para reunirse con el resto de miserables en el Purgatorio.
Por cierto: los argonautas, ya libres de cargos, pueden visitar y postear en el Purgatorio. Pueden, por ejemplo, ir a cagarse en las putas madres de los miserables que otrora se burlaban de ellos. Aprovechen, repartan ustedes la justicia que merecen ellos, por cretinos e hijos de perra.
Se levanta la sesión.