Como es sabido, yo, novias "formales" -sin que nadie sepa exactamente qué carajo significa eso- no he tenido en toda mi vida. En mis noches de soledad se me ocurrió como tantos otros, dejar la pornografía de lado y tratar de contactar con alguna cachonda conocida que quizá, pese al inclemente paso de los años, siguiera soltera y sin compromiso. Me acordé una vez de una tía enrrollada que me morreó y cabalgó en una fiesta del sotanosaurio colegio Nuestra Señora del Recuerdo, así que stalkeando sin mala intención descubrí que había estudiado en CUNEF con master en ICADE y trabajaba en PricewaterhouseCoopers, habitualmente abreviado PwC, en algo relacionado con "fraud investigation" para tirarse el pisto en su perfil de Linkedin. Pese a ser cortés en mi fugaz intento por vernos de nuevo, fui brutalmente rechazado al ser un muerto de hambre sin oficio ni beneficio y añadí una nueva calabaza a mi ya ingente colección, con las cuales podría dedicarme al tallado artesanal de mate gourds.