Ferris rebuznó:
Creo que es el post del fin de semana, hacia tiempo que no veia tanta coherencia y sabiduria en unas palabras, enhorabuena.
Yo no lo veo tan coherente ni tan sabio, pero bueno.
El hecho de pasar por la universidad te hace distinto, no hay duda. No sé muy bien por qué, pero hay una diferencia entre la cosmovisión de alguien que se ha pasado unos años de su vida entre las cuatro paredes de la facultad y alguien que no ha pasado por ella. Los conceptos se suavizan, se usa la ironía de otra forma, se entiende la sociedad de una manera distinta y se afrontan los problemas con relatividad. No me explico muy bien porqué, pero entre la gente que conozco -que es bastante- siempre se cumple el mismo fenómeno.
Sin embargo, estudiar no te abre más puertas que la de esa amplitud de miras. El día que sales de la facultad se acaba una muy buena vida y te expones a los problemas de un mundo complejo, enrevesado e inconexo que no podrás comprender utilizando la lógica que hayas podido aprender en la carrera y en la protegida vida de estudiante que has llevado. Las cosas funcionan de otra manera, en Hacienda eres un número, en tu trabajo un activo económico y en la sociedad un ser del que se espera una utilidad que tendrás que demostrar que le sabes otorgar, a menos que quieras convertirte, de la noche a la mañana, en un sufridor que vive de espaldas a ella.
Tu esfuerzo será valorado mientras conlleve un resultado positivo. Pero la vida no funciona como una constante. En tu andadura te enfrentarás a problemas que harán que tu ánimo suba y baje. Y tendrás que contener esos sentimientos si no quieres fracasar en el mundo profesional. Porque, eso sí, puedes salir victorioso de mil batallas, que un fallo en una de ellas te convertirá en un paria y te perseguirá toda la vida. No te podrás dejar llevar por tus fracasos personales si no quieres dar al traste con tus aspiraciones. Porque del fracaso se aprende, y mucho. Pero es inconcebible en una sociedad en la que doscientos mejores que tú esperan tu fallo arañando la puerta del despacho que ocupas.
Todo esto no te lo enseñará nadie. Y en cuanto salgas por la puerta de la facultad con una beca sobre los hombros y un diploma entre tus sudados dedos, lo tendrás que aprender. Y ninguna carrera te garantizará el éxito en en lo profesional, ni en la vida. Y ya no te podrás fiar de ninguno de tus compañeros, porque son competencia y no dudarán en zancadillearte. Pero deberás sentirte profesional y aportar valor añadido al mercado en el que te muevas. Eso, y tener muy claro que de todas las carreras salen infinidad de licenciados, pero de muy pocas sale gente con ganas reales de trabajar, de sacrificarse, de matarse por un objetivo y de ocupar su vida en crecer como profesional y como hombre y, con la honradez por bandera, llegar a ser alguien. Ahí está tu verdadera oportunidad.
Pero bueno, que supongo que serás un imbécil con ganas de que le toque la lotería para ponerse hasta el culo de coca y de hígado encebollado. Así somos todos por aquí.