Heztorias familiares: Retrasados que comparten tu ADN

Yo tengo dos tíos, de 46 y 53 años respectivamente, que son solteros y viven juntos desde hace muchos años, anteriormente vivían con mi abuelo, hasta que éste estiró la pata hace unos años y casi nonagenario se fue al hoyo de un día para otro. Mientras mi abuelo paterno vivió más o menos, dentro de la infrahumanidad de estos sujetos, aún se mantuvieron en un cierto equilibrio, y eso que tenían una vida en común bastante lamentable en general:

Mi tío de 53 años:

-Tiene depresiones desde que vio a su madre muerta con apenas 6 años, la pobre mujer, también con depresiones, se suicidó con 41 años. Una mujer muy religiosa, prácticamente analfabeta y con un marido beodo y muy poco dado al trabajo, eso además de 5 hijos que debía cuidar ella y a los que dedicaba todo su tiempo. Su infancia fue un peregrinar de escuelas donde estuvo interno, abandonado a su suerte y con pocas visitas familiares. Mi tío culpó siempre a su progenitor del destino de su madre, y por ese motivo cuando tenía depresiones y sus ataques psicóticos arremetía contra mi abuelo, a quien le ponía la cara bien fina, como si tuviera paperas, con moratones y todo. Mi abuelo insistía siempre cuando hablaba con sus otros hijos en que había que denunciarlo cuando ocurrían tales cosas, y haciendo gala de una mezquindad sin fin se mostraba solícito y dócil ante otros familiares que en realidad odiaba.

-Al margen de este trauma infantil que le ha marcado de por vida tuvo varias desgracias posteriores: tuvo un accidente de coche con veintipocos años que le desfiguró la cara, y tuvo que someterse a varias operaciones durante años para que le quedase un rostro mínimamente decente y que no pareciese el hombre elefante. El resultado fue más que decente, todo hay que decirlo. Luego estuvo a punto de morir dos veces: una de ellas ahogado en la piscina del pueblo por un corte de digestión y otra anterior por la paliza propinada por unos hijos de puta durante una noche que salió de verbena. Sobrevivió a ambas, en el caso del corte de digestión estuvo en coma unos días, y finalmente salió sin secuelas.

-Lo más glorioso del asunto es que cuando no tiene sus depresiones y sus estados psicóticos, que desde la muerte del padre se han hecho más ocasionales, es un tipo con gran sentido del humor y una gran persona.

Mi tío de 46 años:

-Cuando murió su madre tenía escasamente 6 meses, con lo cual no se enteró de nada. Al contrario que su hermano se crió entre algodones, bajo los cuidados de su abuela (mi bisabuela), a la que acostumbraba a robar el dinero en su adolescencia para proveerse de tabaco y otros vicios. Siempre fue colmado de atenciones por otros familiares, mientras que su hermano andaba interno en colegios de la zona, y siempre fue muy poco agradecido con nadie, sin capacidad para empatizar lo más mínimo con ninguno de sus familiares. Tal es así que el día que murió su abuela, quien realmente lo crió, andaba de fiesta con otros zagales del pueblo y no se enteró hasta un par de días después, hasta que pasó la resaca.

-Al contrario de su hermano nunca tuvo depresiones hasta hace unos pocos años, cuando viéndose mayor y en compañía inseparable de su hermano, y tras la muerte de su padre, vio que sus excesos alcohólicos le pasaban factura. A lo largo de su vida había tenido sus excesos alcohólicos pero sospecho que ha follado poco, porque tiene un carácter muy introvertido y es incapaz de decirle nada a una moza, por ligera de cascos que sea o muchas facilidades que le ponga. La cuestión es que desde hace unos años decidió dejar de trabajar y su vida consiste ahora en dormir por el día y ver la tv por la noche al tiempo que se alcoholiza ante la caja tonta. Un auténtico desastre.

Lo peor de todo es que ambos vivían en un piso de mierda en una zona céntrica del pueblo y con la muerte del padre decidieron irse a vivir a una casa de campo familiar medio derruida que ni tan siquiera se han preocupado en arreglar. Además de padecer el síndrome de diógenes, pues lo de limpiar o mantener un mínimo orden no va con ellos, cuando voy a verlos tengo la sensación de encontrarme en las Hurdes que describía Buñuel, sobre todo cuando al llegar me encuentro a cualquiera de mis tíos en chanclas y en calzoncillos regando unas plantas y me dirige la mirada sonriendo y enseñando su dientes derroidos. Y lo peor es que encima siguen siendo felices con ese estilo de vida, llenos de mierda, con poco dinero y malviviendo en una casa medio caída que debe tener como 50 años.
 
Yo tengo dos tíos, de 46 y 53 años respectivamente, que son solteros y viven juntos desde hace muchos años, anteriormente vivían con mi abuelo, hasta que éste estiró la pata hace unos años y casi nonagenario se fue al hoyo de un día para otro. Mientras mi abuelo paterno vivió más o menos, dentro de la infrahumanidad de estos sujetos, aún se mantuvieron en un cierto equilibrio, y eso que tenían una vida en común bastante lamentable en general:

Mi tío de 53 años:

-Tiene depresiones desde que vio a su madre muerta con apenas 6 años, la pobre mujer, también con depresiones, se suicidó con 41 años. Una mujer muy religiosa, prácticamente analfabeta y con un marido beodo y muy poco dado al trabajo, eso además de 5 hijos que debía cuidar ella y a los que dedicaba todo su tiempo. Su infancia fue un peregrinar de escuelas donde estuvo interno, abandonado a su suerte y con pocas visitas familiares. Mi tío culpó siempre a su progenitor del destino de su madre, y por ese motivo cuando tenía depresiones y sus ataques psicóticos arremetía contra mi abuelo, a quien le ponía la cara bien fina, como si tuviera paperas, con moratones y todo. Mi abuelo insistía siempre cuando hablaba con sus otros hijos en que había que denunciarlo cuando ocurrían tales cosas, y haciendo gala de una mezquindad sin fin se mostraba solícito y dócil ante otros familiares que en realidad odiaba.

-Al margen de este trauma infantil que le ha marcado de por vida tuvo varias desgracias posteriores: tuvo un accidente de coche con veintipocos años que le desfiguró la cara, y tuvo que someterse a varias operaciones durante años para que le quedase un rostro mínimamente decente y que no pareciese el hombre elefante. El resultado fue más que decente, todo hay que decirlo. Luego estuvo a punto de morir dos veces: una de ellas ahogado en la piscina del pueblo por un corte de digestión y otra anterior por la paliza propinada por unos hijos de puta durante una noche que salió de verbena. Sobrevivió a ambas, en el caso del corte de digestión estuvo en coma unos días, y finalmente salió sin secuelas.

-Lo más glorioso del asunto es que cuando no tiene sus depresiones y sus estados psicóticos, que desde la muerte del padre se han hecho más ocasionales, es un tipo con gran sentido del humor y una gran persona.

Mi tío de 46 años:

-Cuando murió su madre tenía escasamente 6 meses, con lo cual no se enteró de nada. Al contrario que su hermano se crió entre algodones, bajo los cuidados de su abuela (mi bisabuela), a la que acostumbraba a robar el dinero en su adolescencia para proveerse de tabaco y otros vicios. Siempre fue colmado de atenciones por otros familiares, mientras que su hermano andaba interno en colegios de la zona, y siempre fue muy poco agradecido con nadie, sin capacidad para empatizar lo más mínimo con ninguno de sus familiares. Tal es así que el día que murió su abuela, quien realmente lo crió, andaba de fiesta con otros zagales del pueblo y no se enteró hasta un par de días después, hasta que pasó la resaca.

-Al contrario de su hermano nunca tuvo depresiones hasta hace unos pocos años, cuando viéndose mayor y en compañía inseparable de su hermano, y tras la muerte de su padre, vio que sus excesos alcohólicos le pasaban factura. A lo largo de su vida había tenido sus excesos alcohólicos pero sospecho que ha follado poco, porque tiene un carácter muy introvertido y es incapaz de decirle nada a una moza, por ligera de cascos que sea o muchas facilidades que le ponga. La cuestión es que desde hace unos años decidió dejar de trabajar y su vida consiste ahora en dormir por el día y ver la tv por la noche al tiempo que se alcoholiza ante la caja tonta. Un auténtico desastre.

Lo peor de todo es que ambos vivían en un piso de mierda en una zona céntrica del pueblo y con la muerte del padre decidieron irse a vivir a una casa de campo familiar medio derruida que ni tan siquiera se han preocupado en arreglar. Además de padecer el síndrome de diógenes, pues lo de limpiar o mantener un mínimo orden no va con ellos, cuando voy a verlos tengo la sensación de encontrarme en las Hurdes que describía Buñuel, sobre todo cuando al llegar me encuentro a cualquiera de mis tíos en chanclas y en calzoncillos regando unas plantas y me dirige la mirada sonriendo y enseñando su dientes derroidos. Y lo peor es que encima siguen siendo felices con ese estilo de vida, llenos de mierda, con poco dinero y malviviendo en una casa medio caída que debe tener como 50 años.

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Ami estas historias no me dan nada de lol. Joder, la historia de Florián es triste, muy triste. No sé de qué te ríes spizo cabrón.
 
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