pakitopakito
Asiduo
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No sé si te he entendido bien, pero voy a permitirme cuñadear al respecto.
En combinadas, en sus diversas modalidades, se establece un sistema de puntuación según el cual se otorga una cantidad de puntos en función de la marca. A mejor marca, mas puntos, de tal forma que al final de la competencia quien mas puntos haya obtenido es el que mejor está clasificado y desde ahí, se establece el orden de los atletas en el campeonato en orden descendente.
Para participar en los eventos deportivos se exige un número mínimo de puntos que las diversas federaciones y en su grado máximo la IAAF, irán estableciendo según sus criterios técnicos y evolución histórica de las marcas.
La tabla de puntuación que se usa ha ido variando a lo largo de los años, pero se emplea de normal una con carácter técnico mas para entrenadores y la húngara que es la habitual que establece la IAAF y todas las federaciones para la mencionada prueba.
A decir verdad, casi todo el mundo hace a ojo la previsión de puntos que con la práctica se llega a afinar bastante. Después, ya en el día de la competición, ya se encargará los jueces de concretar los resultados.
Y ello es así, porque es bastante liosos andar con la calculadora y andar haciendo operaciones matemáticas pero en fin, por si interesa interné siempre al quite:
Pero como decía, es habitual hacer una estimación de los puntos por pura experiencia. Incluso por los que retransmiten las pruebas…
...Los que retransmiten y retransmitían. Joder qué recuerdos. Hoy en día sólo hay que meterse en el Youtube y tienes todos los mitines y campeonatos que quieras. Pero hubo un tiempo en que esto suponía echar la tarde delante de la pantalla de la 2. Siempre la 2. A veces era un campeonato menor y otras los grandes mitines europeos: los Bislett Games, el mitín de París, el de Londres y el Champion League de los mismos, con el que se acababa la temporada y circulaba la panoja de los suizos a paletadas, el mitín de Zurich.
Y como piaba antes, ahí estaban Gregorio Parra, Jose Angel de la Casa, Antonio Martín, Esteban Nieto, el profe Pascua Piqueras...Qué tiempos. Te gustaría mas o menos sus comentarios o su estilo, pero había una cosa clara y era que todos tipos destilaban pasión por este maravilloso deporte.
Y esto era lo que me/nos conectaba a unos cuantos que pensábamos que no todo era fútbol. Sin desmerecer ni este ni ningún otro deporte, pero veías que el atletismo es el puro desafío del hombre frente a la física, tu puto esfuerzo reflejado sobre un tartán frente a otros contrincantes, prácticamente medio en pelotas retando a ver quién corre mas, quién tira mas lejos o quién es capaz de volar saltando.
Recuerdo el impacto que me causó ver el salto de Beamon en algún documental; los primeros éxitos de Llopart ( un auténtico quijote, no sé como pudo llegar hasta donde llegó); también en aquella olimpiada del 80 ver en directo la final de los 3000 obstáculos con Sánchez Vargas y Domingo Ramón cuarto y quinto si no recuerdo mal ( no guglearé); el primer campeonato del mundo del 83 en Helsinki con el “hijo del viento” asombrando al mundo entero; y cómo no, la final de los 1500 de la olimpiada de Los Angeles 84.
No recuerdo por qué José Luis González no participó, quizá por lesión, el caso es que al evento llegaba la élite británica Coe, Cram y Ovett, algún africano que ya empezaban a despuntar en este tipo de pruebas y dos españolitos, Andrés Vera y José Manuel Abascal. Este era cántabro pero le ví muchas veces entrenar y participar en mi tierra vascongada. A falta de una vuelta, Ovett se retira y Abascal se pone en cabeza ya que, a diferencia de González, nunca tuvo un gran final. Coe se sabe superior especialmente con la retirada de Ovett. Solo le queda Cram que también disponía de un final explosivo y aunque este lo intenta, no puede hacer nada frente a Coe quien sobrepasa a Abascal venciendo la prueba. Cram quedó segundo y Abascal en dura pugna con Cheriyot aguanta y consigue el tercer puesto, siendo además Andrés Vera séptimo.
Qué quieren que les diga, me emocioné en aquella madrugada de un mes de agosto. Salí a la terraza esperando que algún colgado como el que suscribe también sufriera del virus del tartán, pero sólo había un par de borrachos, despojos de alguna fiesta patronal que nunca me interesaron.
A la mañana siguiente, mi difunta madre me sugería que saliera mas y socializara para ver si conocía a alguna moza en vez de trasnochar “viendo los tíos esos correr”. No tuvo éxito en su sugerencia y creo que he pasado unos cuantos miles de millones de hora devorando atletismo.
Después hubieron infinidad de campeonatos y mítines, pero poco a poco fue otra forma de consumir este deporte, acaso por responsabilidades personales, trabajo, otras posibilidades de ocio, otros deportes, el culto mancuernil, en fin, siempre me gusta echar un rato para leer o incluso si puedo ver algún resumen, pero definitivamente no es lo mismo.
A veces no puedo evitar en plena canícula agosteña, zapear un rato y encontrarme algún refrito en Teledeporte y echar la vista atrás recordándome frente a la pantalla viendo acaso alguna reunión de atletismo de alguna ciudad que no tenía equipo de fútbol de primera división o que quería hacerse un nombre organizando un meeting de cierta categoría. Contrataba a alguna figura de cierto prestigio y luego rellenaba con atletas nacionales. No esperabas mas allá de echar un buen rato, quizá alguna mínima para campeonato, una entretenida carrera de medio fondo y con suerte una mejor marca mundial del año en alguna prueba.
Empero, en una de aquellas tardes sucedió algo que siempre tengo en cuenta cuando pienso en atletismo. Ocurrió y ocurre que este deporte es capaz de empujar al atleta a la épica de lo imposible y que después, y solo después, de haber sobrepasado los límites de lo inverosímil te das cuenta de que el ser humano es absolutamente INCREIBLE.
Caballeros, si aman este deporte y tienen a bien pinchar en el video, preparen el lacrimal para brillar en tres, dos, uno...
En combinadas, en sus diversas modalidades, se establece un sistema de puntuación según el cual se otorga una cantidad de puntos en función de la marca. A mejor marca, mas puntos, de tal forma que al final de la competencia quien mas puntos haya obtenido es el que mejor está clasificado y desde ahí, se establece el orden de los atletas en el campeonato en orden descendente.
Para participar en los eventos deportivos se exige un número mínimo de puntos que las diversas federaciones y en su grado máximo la IAAF, irán estableciendo según sus criterios técnicos y evolución histórica de las marcas.
La tabla de puntuación que se usa ha ido variando a lo largo de los años, pero se emplea de normal una con carácter técnico mas para entrenadores y la húngara que es la habitual que establece la IAAF y todas las federaciones para la mencionada prueba.
A decir verdad, casi todo el mundo hace a ojo la previsión de puntos que con la práctica se llega a afinar bastante. Después, ya en el día de la competición, ya se encargará los jueces de concretar los resultados.
Y ello es así, porque es bastante liosos andar con la calculadora y andar haciendo operaciones matemáticas pero en fin, por si interesa interné siempre al quite:
Decatlón - Wikipedia, la enciclopedia libre
es.wikipedia.org
Pero como decía, es habitual hacer una estimación de los puntos por pura experiencia. Incluso por los que retransmiten las pruebas…
...Los que retransmiten y retransmitían. Joder qué recuerdos. Hoy en día sólo hay que meterse en el Youtube y tienes todos los mitines y campeonatos que quieras. Pero hubo un tiempo en que esto suponía echar la tarde delante de la pantalla de la 2. Siempre la 2. A veces era un campeonato menor y otras los grandes mitines europeos: los Bislett Games, el mitín de París, el de Londres y el Champion League de los mismos, con el que se acababa la temporada y circulaba la panoja de los suizos a paletadas, el mitín de Zurich.
Y como piaba antes, ahí estaban Gregorio Parra, Jose Angel de la Casa, Antonio Martín, Esteban Nieto, el profe Pascua Piqueras...Qué tiempos. Te gustaría mas o menos sus comentarios o su estilo, pero había una cosa clara y era que todos tipos destilaban pasión por este maravilloso deporte.
Y esto era lo que me/nos conectaba a unos cuantos que pensábamos que no todo era fútbol. Sin desmerecer ni este ni ningún otro deporte, pero veías que el atletismo es el puro desafío del hombre frente a la física, tu puto esfuerzo reflejado sobre un tartán frente a otros contrincantes, prácticamente medio en pelotas retando a ver quién corre mas, quién tira mas lejos o quién es capaz de volar saltando.
Recuerdo el impacto que me causó ver el salto de Beamon en algún documental; los primeros éxitos de Llopart ( un auténtico quijote, no sé como pudo llegar hasta donde llegó); también en aquella olimpiada del 80 ver en directo la final de los 3000 obstáculos con Sánchez Vargas y Domingo Ramón cuarto y quinto si no recuerdo mal ( no guglearé); el primer campeonato del mundo del 83 en Helsinki con el “hijo del viento” asombrando al mundo entero; y cómo no, la final de los 1500 de la olimpiada de Los Angeles 84.
No recuerdo por qué José Luis González no participó, quizá por lesión, el caso es que al evento llegaba la élite británica Coe, Cram y Ovett, algún africano que ya empezaban a despuntar en este tipo de pruebas y dos españolitos, Andrés Vera y José Manuel Abascal. Este era cántabro pero le ví muchas veces entrenar y participar en mi tierra vascongada. A falta de una vuelta, Ovett se retira y Abascal se pone en cabeza ya que, a diferencia de González, nunca tuvo un gran final. Coe se sabe superior especialmente con la retirada de Ovett. Solo le queda Cram que también disponía de un final explosivo y aunque este lo intenta, no puede hacer nada frente a Coe quien sobrepasa a Abascal venciendo la prueba. Cram quedó segundo y Abascal en dura pugna con Cheriyot aguanta y consigue el tercer puesto, siendo además Andrés Vera séptimo.
Qué quieren que les diga, me emocioné en aquella madrugada de un mes de agosto. Salí a la terraza esperando que algún colgado como el que suscribe también sufriera del virus del tartán, pero sólo había un par de borrachos, despojos de alguna fiesta patronal que nunca me interesaron.
A la mañana siguiente, mi difunta madre me sugería que saliera mas y socializara para ver si conocía a alguna moza en vez de trasnochar “viendo los tíos esos correr”. No tuvo éxito en su sugerencia y creo que he pasado unos cuantos miles de millones de hora devorando atletismo.
Después hubieron infinidad de campeonatos y mítines, pero poco a poco fue otra forma de consumir este deporte, acaso por responsabilidades personales, trabajo, otras posibilidades de ocio, otros deportes, el culto mancuernil, en fin, siempre me gusta echar un rato para leer o incluso si puedo ver algún resumen, pero definitivamente no es lo mismo.
A veces no puedo evitar en plena canícula agosteña, zapear un rato y encontrarme algún refrito en Teledeporte y echar la vista atrás recordándome frente a la pantalla viendo acaso alguna reunión de atletismo de alguna ciudad que no tenía equipo de fútbol de primera división o que quería hacerse un nombre organizando un meeting de cierta categoría. Contrataba a alguna figura de cierto prestigio y luego rellenaba con atletas nacionales. No esperabas mas allá de echar un buen rato, quizá alguna mínima para campeonato, una entretenida carrera de medio fondo y con suerte una mejor marca mundial del año en alguna prueba.
Empero, en una de aquellas tardes sucedió algo que siempre tengo en cuenta cuando pienso en atletismo. Ocurrió y ocurre que este deporte es capaz de empujar al atleta a la épica de lo imposible y que después, y solo después, de haber sobrepasado los límites de lo inverosímil te das cuenta de que el ser humano es absolutamente INCREIBLE.
Caballeros, si aman este deporte y tienen a bien pinchar en el video, preparen el lacrimal para brillar en tres, dos, uno...