'Villa y Chelsea, el amor fantasma de cada verano'
Llevo días desconectado, les contaré una historia parecida ocurrida hace tiempo. Frank Arnessen, mano derecha de Peter Kenyon, ficha a Juan Sol, mítico delegado valencianista conocido por el tema de los extracomunitarios, y le nombra ojeador del Chelsea para España. Su objetivo es seguir los jóvenes talentos que jueguen en la élite española entre 14 y 17 años. Hace informes, forma parte de un departamento donde el jefe es Arnessen, al que me cuentan han ascendido en la jerarquía este verano. Suya es la dirección deportiva.
A partir de ahí, uniendo amistad y negocios, el Chelsea empieza a estar interesado en Villa.Ofrecían lo mismo que ahora, 40 millones de euros por el traspaso. Esta supuesta oferta es empleada por Tamargo para presionar al Valencia con la salida o para actualizar el contrato de David Villa, jugador que había firmado un año estelar. El impopular Carboni según pasan las fechas va ganando credibilidad. Fue el primero que no quiso renovar a la vieja guardia. Lejos de sus métodos, el tiempo le da la razón porque llevan demasiado tiempo en tela de juicio y lo que es peor, por demasiadas personas.
De aquella, Carboni citó a Tamargo, fue claro y rotundo: no lo vendemos por 40 millones. Si algún club paga 30 - 35 millones está fuera de la entidad. Garantizada la salida, en ese momento la conversación giro de manera esperada por Amadeo. Este sospechaba que todo se debía a un favor que le estaba haciendo Sol a Tamargo, no debía estar lejos de los cierto porque aún facilitando la salida, del Chelsea nunca más se supo hatas el siguiente verano. Puntual en la cita, el Chelsea volvería a querer fichar a Villa.
El jugador no quiere salir, lo que quiere es que su contrato haga justicia con su hacer en el campo y las ofertas que tiene, entre ellas el Chelsea que le pagaba 5'5 millones de euros. A partir de ahí, la negociación se hace en nombre del amor por el Valencia. Los de Mestalla hacen el esfuerzo de no venderlo, Tamargo no solicita que le igualen los 5'5 y todo queda en que el nuevo contrato será coincidente con el tope salarial del Valencia, 1'8 millones de euros netos por temporada más variables. La sensación es que no había tal oferta, un interés poco serio para apretar y conseguir la subida salarial. Es el problema de los clubes, se vive del rumor; dos amigos en dos clubes distintos y ya existe oferta. El perdedor es el club que vive del rumor, que no sabe distinguir el farol de la realidad. El fútbol cambiará cuando los contactos sean vía fax, cuando no se escuche el rumor sino la oferta vinculante.
En esta ocasión el farol no le ha salido a Tamargo. Villa es un gran jugador, define como los ángeles, puede jugar de killer o de pseudokiller, caer a banda y hacer diagonales con la misma facilidad con la que juega de espaldas. Torres mejora partido a partido, la Premier le ha dado más intensidad, su Eurocopa espectacular pero el punta referencia del fútbol español estos últimos años ha sido David Villa. En lo futbolístico es una pieza de gran valor, con un rendimiento escaso en la casa de los líos. En lo económico se trata de interpretar, no hay mercado para Villa. Pagar 40 millones más el 6 millones de la comisión por traspaso, más 4 millones de comisión para el agente deja la operación en 50 millones sólo el traspaso. A esto hay sumar la ficha del jugador, pide 4 millones de euros netos por cuatro temporadas. Calcular el coste depende de la fiscalidad de cada país. Haciendo media para convertir en bruta esa cantidad, podemos hablar de 25 - 30 millones de euros. A eso hay que sumar los extra o variables, más las primas y sueldo. La operación se dispara, fichar a Villa significa un desembolso de 75-80 millones de euros y un cuadro de amortización de 20 millones de euros en cada uno de los cuatro años que se le firmarían al jugador.
Pocos equipos pueden asumir ese coste. Si la operación Villa se situase en algo menos de la mitad, habría cola; todos quisieran tener esa joya, pero el fútbol camina hacia la crisis. Pocos equipos tienen poder adquisitivo para afrontar esa operación. Sin ir más lejos, Fernando Torres cobró menos en su primer año en el Liverpool que lo firmado en el Atlético. Es el fútbol de hoy en día, hace años, Villa sería un jugador que cotizaría muy alto; hoy en día la economía hace que la operación planteada sea imposible.