Esos juegos "falsos" solían ser de Falomir Juegos, una empresa valenciana que se dedicaba a masacrar vilmente la temática de los juegos de moda para convertirla en churretes con olor a naftalina y fracaso.
Si quieren un juego que acabe con amistades, que provoque encontronazos plenos de encono, mala baba y risión, prueben este:
Si, como buenos frikis, adoran la fantasía mas despendolada, amén de divertirse compitiendo con sus amigos a ver quién consigue ser más trapacero, pocos juegos superan a este (si acaso, Diplomacia y Juego de Tronos).
La temática es bien sencilla: cada jugador escoge una raza fantástica (hay de todo, hobbits, elfos, orcos, ogros, esqueletos, zombies, hombres rata, magos...) que posee un determinado poder y trata de conquistar territorios que, al final de su turno, le recompensarán con un número de monedas. Quien al cabo de diez turnos consiga más monedas (cada jugador mantiene en relativo secreto cuántas monedas tiene) gana la partida. ¿Dónde está la gracia?
· Las razas tienen poderes propios pero cada una de ellas, al azar, tiene también un poder especial que cambia cada partida; las combinaciones de poder racial más poder especial pueden convertir a razas poderosas en patéticas colecciones de losers.
· Cada jugador recibe, al escoger su raza, un número determinado de tropas que nunca crece,
sino que mengua con cada derrota. Y créeme, serás derrotado muchas veces porque como el título indica el mundo es muy pequeño y terminarás dándote de puñetes con el resto de jugadores para conquistar ese territorio que podría darte la victoria. Así que poco a poco tendrás cada vez menos tropas y tu raza, por muy poderosa que fuera a priori, se irá putalocurizando y decayendo.
· Cuando un jugador considere que su raza actual ya no dará más de sí, puede enviar esa raza al guano y escoger otra, recibiendo tropas nuevas... saber cuándo conviene abandonar una raza y escoger sabiamente una nueva combinación es lo que convierte cada partida en algo mucho más complicado de lo que parece a simple vista.
· Hay muchas expansiones, con lo cual las combinaciones de raza y poder son enormes, y la rejugabilidad por tanto excelente. No hay dos partidas iguales. Además, el tablero tiene versiones (incluidas en el básico) para dos, tres, cuatro y cinco jugadores, garantizando siempre que el mundo a repartirse sea demasiado pequeño y los castañazos, por tanto, inevitables.
Muy recomendable, es la clase de juegos que tienen una amplia "post-partida".