norteño
Freak total
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Hubo un día en el que cediste a la presión. Esa mujer te había atrapado. O, mejor dicho, la rutina te había hecho tener cierto temor y pereza al cambio. En otras palabras, estabas jodido, a merced de ella, de Rosario. De Charo.
Era día 23, por lo tanto, la ovulación había quedado atrás y habíamos entrado en la premenstruación. Es decir, en las horas previas a que el óvulo descendiera hacia su coño acompañado de una marea roja de salsa ranchera uterina. Llegó del trabajo malhumorada y se quitó el bolso y el abrigo con gesto torcido. Le saludaste con efusividad y te contestó con cierta mala gana.
-¿Qué te pasa, cari? ¿Algún problema en el curro?
-No.
-Ah bueno, es que te veía así como un poco...
-Un poco, ¿qué?
-Un poco mustia...
-Pues te recomiendo que dejes de observarme y de analizar mis gestos, que no soy un payaso de circo.
Sorprendido por aquello, pusiste rumbo al sofá.
-¿Y ahora encima me das la espalda y me dejas así, con la palabra en la boca?
-Pero Charo, si es que estaba yo bien aquí y...y has venido directa a atacarme.
-¿A atacarte? ¿Te he dicho yo que estás 'mustio' (hace un gesto de comillas con los dedos)?
-Mira, déjalo.
-¿Que deje el qué?
-Que mejor lo hablamos luego.
-No, es que lo mismo ya no hay mucho que hablar.
-Pero bueno, ¿qué te pasa, Charo?
Y se fue al baño secándose las lágrimas, pegó un portazo que hizo cagarse encima al vecino senil del cuarto izquierda y se pasó allí un buen rato. Después, salió.
-Vale, esto no puede seguir así.
-¿Pero qué ha pasado?
-Pues que siento que no me quieres. Que no me cuidas.
-¿Pero qué he hecho yo?
-Dirás qué no has hecho.
-¡Pero y qué no he hecho!
-No me grites, gilipollas. No has hecho nada, ése es el problema. Que me siento como si fuera algo temporal para ti...alguien que no es para toda la vida, sino para un tiempo, para no estar solo.
-¿Ein? ¿Pero por qué piensas eso?
-Porque tengo ya 30 años...y a mis amigas las veo diferentes.
-Vaya, tus amigas...las que pones a parir todos los días.
-No, mis amigas, mira, Lore tiene un nene de 4 años y Vane está embarazada de 5 meses. Y tú...es como que no quisieras que fuera la madre de tus hijos.
-No, yo lo que pasa es que no puedo tener hijos con este curro. Apenas si llegamos a fin de mes.
-¿Y si eso lo hubiera pensado tu madre?
-Pues no hubiera nacido, claro, qué chorrada.
-Pues ojalá hubiera pasado eso. Mira, yo quiero ser madre.
-Pero si nunca me lo habías dicho.
-Pero es que hay cosas que no hace falta decir.
-¿Tengo que ser adivino?
-Que te vayas a la mierda. Que no te quiero ver más por aquí.
Un año después de esa discusión, después de un día y medio en el que durmió en casa de su madre y en el que sentiste el frío azote del cambio y la soledad, estás saliendo por la puerta de un paritorio para comunicar la noticia a tu madre y a tu suegra. Esta última, a la que no soportas y que actúa de escudo para su hija, y que sabe todos tus defectos, exclamará: "Bueno, pero ahora, digo yo que como padre deberías estar dentro para tranquilizar a mi hija, ¿no? Y no aquí, de charleta".
Llegará diciembre y el crío tendrá 6 meses. No podrás ir a la cena de empresa porque Charo se ha cogido la depresión post-parto más larga de la historia, que amenaza con extenderse hasta que IZAN vaya a la guardería, al colegio, al instituto...a la universidad. Su carácter está más irascible que nunca y te abronca a cada paso que das. Por no ponerte zapatillas en invierno (si te pillas un virus, se lo vas a contagiar al crío), por fregar mal las sartenes. Porque unos amigos tuyos te han visitado un domingo a las 17.00 y ha descuadrado el horario del sueño del crío. Porque has dicho "coño" cuando te has dado un golpe con la pata de la cama, y eso se le puede pegar al nene. Porque pasas demasiado tiempo fuera de casa...mientras estás en e trabajo.
Diciembre, Navidad, Cortylandia. 3.000 personas se agolpan en una pequeña plaza para ver el espectáculo de este año. Seis duendes sidosos de cartón-piedra se mueven de un lado para otro y representan lo que se llama "Elfolandia". Mientras tanto, un guatemalteco que huele a salmuera le dice a su hijo: "mírelo, está chido, mire la vosesilla de ese hombre, parese un raquítico huehuehue...ay mi diosito, qué lindo chévere". Entonces, piensas: "¿pero qué cojones he hecho? ¿qué coño hago aquí?".
Sacas el móvil del bolsillo y ves un mensaje de tu grupo de amigos. Ayer celebraron la comida anual en un asador de Carabanchel: "bua chaval, qué pasada la carne. Nos pasamos allí hasta las 6 y luego, copa, copa, copa...acabamos a las mil, grandes, chavales, un placer veros de nuevo". Tú ayer tuviste que despertarte a las 3 de la mañana porque el nene tiene flemas, se pone rojo, luego azul y luego...prefieres no comprobarlo. Le tienes que pasear por la casa dando pequeños golpecitos en la espalda para que no palme.
Estás en Cortylandia, mirando el móvil casi de reojo, con el bugaboo del niño delante de tu cintura y escuchas a Charo: "deja el móvil y estate pendiente del crío, mira, se va a quedar helado, ponle bien la bufanda, que tengo que hacer yo todo".
Entonces, piensas en el día en que acabará todo eso. Estamos en 2019...¿será en 2040? ¿2050?. Amigo EMPUJACARRITOS, creo que te has precipitado. Alguien te ha engañado. Tuviste miedo a empezar de cero y te has atado a la Charo, a su mal carácter congénito y al pobre crío, que tiene cara angelical, pero que se ha convertido en la herramienta que utiliza tu mujer para joderte la vida. En la cucharilla de heladería con la que, poco a poco, devora tu alma.
Era día 23, por lo tanto, la ovulación había quedado atrás y habíamos entrado en la premenstruación. Es decir, en las horas previas a que el óvulo descendiera hacia su coño acompañado de una marea roja de salsa ranchera uterina. Llegó del trabajo malhumorada y se quitó el bolso y el abrigo con gesto torcido. Le saludaste con efusividad y te contestó con cierta mala gana.
-¿Qué te pasa, cari? ¿Algún problema en el curro?
-No.
-Ah bueno, es que te veía así como un poco...
-Un poco, ¿qué?
-Un poco mustia...
-Pues te recomiendo que dejes de observarme y de analizar mis gestos, que no soy un payaso de circo.
Sorprendido por aquello, pusiste rumbo al sofá.
-¿Y ahora encima me das la espalda y me dejas así, con la palabra en la boca?
-Pero Charo, si es que estaba yo bien aquí y...y has venido directa a atacarme.
-¿A atacarte? ¿Te he dicho yo que estás 'mustio' (hace un gesto de comillas con los dedos)?
-Mira, déjalo.
-¿Que deje el qué?
-Que mejor lo hablamos luego.
-No, es que lo mismo ya no hay mucho que hablar.
-Pero bueno, ¿qué te pasa, Charo?
Y se fue al baño secándose las lágrimas, pegó un portazo que hizo cagarse encima al vecino senil del cuarto izquierda y se pasó allí un buen rato. Después, salió.
-Vale, esto no puede seguir así.
-¿Pero qué ha pasado?
-Pues que siento que no me quieres. Que no me cuidas.
-¿Pero qué he hecho yo?
-Dirás qué no has hecho.
-¡Pero y qué no he hecho!
-No me grites, gilipollas. No has hecho nada, ése es el problema. Que me siento como si fuera algo temporal para ti...alguien que no es para toda la vida, sino para un tiempo, para no estar solo.
-¿Ein? ¿Pero por qué piensas eso?
-Porque tengo ya 30 años...y a mis amigas las veo diferentes.
-Vaya, tus amigas...las que pones a parir todos los días.
-No, mis amigas, mira, Lore tiene un nene de 4 años y Vane está embarazada de 5 meses. Y tú...es como que no quisieras que fuera la madre de tus hijos.
-No, yo lo que pasa es que no puedo tener hijos con este curro. Apenas si llegamos a fin de mes.
-¿Y si eso lo hubiera pensado tu madre?
-Pues no hubiera nacido, claro, qué chorrada.
-Pues ojalá hubiera pasado eso. Mira, yo quiero ser madre.
-Pero si nunca me lo habías dicho.
-Pero es que hay cosas que no hace falta decir.
-¿Tengo que ser adivino?
-Que te vayas a la mierda. Que no te quiero ver más por aquí.
Un año después de esa discusión, después de un día y medio en el que durmió en casa de su madre y en el que sentiste el frío azote del cambio y la soledad, estás saliendo por la puerta de un paritorio para comunicar la noticia a tu madre y a tu suegra. Esta última, a la que no soportas y que actúa de escudo para su hija, y que sabe todos tus defectos, exclamará: "Bueno, pero ahora, digo yo que como padre deberías estar dentro para tranquilizar a mi hija, ¿no? Y no aquí, de charleta".
Llegará diciembre y el crío tendrá 6 meses. No podrás ir a la cena de empresa porque Charo se ha cogido la depresión post-parto más larga de la historia, que amenaza con extenderse hasta que IZAN vaya a la guardería, al colegio, al instituto...a la universidad. Su carácter está más irascible que nunca y te abronca a cada paso que das. Por no ponerte zapatillas en invierno (si te pillas un virus, se lo vas a contagiar al crío), por fregar mal las sartenes. Porque unos amigos tuyos te han visitado un domingo a las 17.00 y ha descuadrado el horario del sueño del crío. Porque has dicho "coño" cuando te has dado un golpe con la pata de la cama, y eso se le puede pegar al nene. Porque pasas demasiado tiempo fuera de casa...mientras estás en e trabajo.
Diciembre, Navidad, Cortylandia. 3.000 personas se agolpan en una pequeña plaza para ver el espectáculo de este año. Seis duendes sidosos de cartón-piedra se mueven de un lado para otro y representan lo que se llama "Elfolandia". Mientras tanto, un guatemalteco que huele a salmuera le dice a su hijo: "mírelo, está chido, mire la vosesilla de ese hombre, parese un raquítico huehuehue...ay mi diosito, qué lindo chévere". Entonces, piensas: "¿pero qué cojones he hecho? ¿qué coño hago aquí?".
Sacas el móvil del bolsillo y ves un mensaje de tu grupo de amigos. Ayer celebraron la comida anual en un asador de Carabanchel: "bua chaval, qué pasada la carne. Nos pasamos allí hasta las 6 y luego, copa, copa, copa...acabamos a las mil, grandes, chavales, un placer veros de nuevo". Tú ayer tuviste que despertarte a las 3 de la mañana porque el nene tiene flemas, se pone rojo, luego azul y luego...prefieres no comprobarlo. Le tienes que pasear por la casa dando pequeños golpecitos en la espalda para que no palme.
Estás en Cortylandia, mirando el móvil casi de reojo, con el bugaboo del niño delante de tu cintura y escuchas a Charo: "deja el móvil y estate pendiente del crío, mira, se va a quedar helado, ponle bien la bufanda, que tengo que hacer yo todo".
Entonces, piensas en el día en que acabará todo eso. Estamos en 2019...¿será en 2040? ¿2050?. Amigo EMPUJACARRITOS, creo que te has precipitado. Alguien te ha engañado. Tuviste miedo a empezar de cero y te has atado a la Charo, a su mal carácter congénito y al pobre crío, que tiene cara angelical, pero que se ha convertido en la herramienta que utiliza tu mujer para joderte la vida. En la cucharilla de heladería con la que, poco a poco, devora tu alma.