Hombre, no me jodas, digo yo que ser experto en teoría económica de algo valdrá, haberse formado donde se ha formado, tener una carrera longeva excelente y con colaboradores internacionales más que reputados, y precisamente en una disciplina de la que depende el buen funcionamiento de una sociedad. Desde luego más que un experto en ser subnormal, que es lo que es el Rufián. No me lo mientes que me estomaga la cena.
Es cierto que no tiene por qué ser así siempre, ni mucho menos, no digo eso. De hecho Echenique era un científico decente para la edad que tenía, y ahora mismo ahí lo tienes, dogmatizado y diciendo tonterías a todas horas. Es verdad que ser experto en alguna rama de la Física hace que sepas cómo se comporta la naturaleza a nivel fundamental, o incluso la sociedad, pero no te convierte automáticamente en alguien adecuado para tomar decisiones en un país (si acaso en educación o investigación). Aunque yo siempre apostaría por alguien que utiliza la razón y es conocedor del método empírico que, por ejemplo, por Rufián, que simplemente es bobo. Yo de las veces que he escuchado a Garicano (no muchas tampoco), me ha parecido también una persona sensata, que sabe argumentar con hechos probados, que utiliza la razón en definitiva. Anguita por mucho que se le alabe aquí (y siempre en cualquier sitio) por compartir algunas de estas características, muchas veces no argumentaba con hechos, si no que simplemente apelaba al corazón de la gente con sus argumentos.
¿Por qué? Que tú tengas una formación en un campo no tiene absolutamente nada que ver con tu desempeño en otro cargo donde tu formación no interviene una mierda. Rubalcaba era químico; Rajoy registrador de la propiedad... ¿les hace eso mejores políticos o peores políticos? No. Lo que les hace buenos o malos políticos son lo que hayan hecho en la política, no en su casa ni en una universidad.
Y todos, del primero al último, son siervos de su partido, puestos a dedo por los jerifaltes del mismo no por su talento ni saber hacer, sino por haber pasado la mano por el lomo apropiado. Y si alguno, por error, es puesto ahí porque fuera goza de prestigio, en cuanto entra recibe las consignas claras de fidelidad al líder que te ha puesto, votar lo que diga el partido, debatir sin salirse de la línea que el partido marque y a pagar el favor que te hemos hecho aplaudiendo. Es por esto por lo que muchas veces gente de fuera de la política entran a ella bienintencionadamente y salen pitando a los cinco minutos, cuando ven que no se trata de hacer política, sino de servir al líder que domina el partido, porque es eso o la puta calle. El mero participar de este juego oligárquico -que no democrático- es formar parte del problema de la política, un sistema diseñado para que quienes se hacen con el control de los partidos a base de puñaladas traperas y amiguismos alcancen el poder y se sirvan de él para tejer sus redes clientelares para sí, sus familias, amigos y bolsas de votantes que les permitan mantenerse y detentar el poder.
A este señor le oí una vez una conversación que se me quedó grabada para siempre.
Le cascó al periodista que los politicos y dirigentes del pais no podían tener vida privada. El periodista se puso como un mono, que eso no podía ser, que atentaba contra los principios fundamentales. Anguita le explicó que un político es una personalidad publica, y que debía saberse en todo momento donde está, con quién, cuanto gasta, que tiene en propiedad y con quien se relaciona. Todo lo que no fuese esto, entra la corrupción por medio.
El periodista le dijo que a ver si va a querer saber con quien se acuestan. Anguita le contestó que eso no es vida pública, que eso son asuntos de alcoba y en un pais sano y cívico los asuntos de alcoba no le deberían interesar a nadie.
Un grande.
Bueno, es que en esto sí que tenía razón, la verdad. Al pan, pan, y al vino, vino.
Si supiéramos todo eso de ellos a muchos se les caería la venda de los ojos y verían cuál es el fin último y primordial de esa casta. Muchos otros seguirían ofendiéndose, claro, porque hay gente en cuya putísima madre te puedes cagar y a su mujer puedes llamar puta que no arquean una ceja pero ay como critiques a sus políticos o sus convicciones ideológicas, ay, ay si lo haces, se levantan entonces contra ti con los ojos encendidos en sangre queriendo matarte.
Por cierto, que eso que decía entronca bastante con vieja idea de no sé qué griego ahora mismo de que los políticos tampoco debían tener posesiones ni familia ni amigos para evitar que robaran, enchufaran o se corrompieran, y su vida debería estar pagada por el estado al cien por cien, porque sólo así servirían al pueblo. ¿Quién era, alguien lo recuerda o lo sabe? Quizá el amigo
@Herrumbre, que parece que controla de teoría política, sepa o recuerde su nombre.
Me sorprende su sorpresa, aunque supongo que es una forma de hablar. En este país lo sorprendente es que alguien sea capaz de salirse de la trinchera y quitarse la camiseta que se puso con 18 años.
La sorpresa no es porque la gente, entendiendo gente en general, sino porque de repente ves a fulano, a quien consideras una persona cabal y razonable, saltar por peteneras, inflamársele el pecho y ponerse hecho una furia porque critican a un político al que él respeta o porque le dicen que su ideología es criminal.
Pues lo has enterrao vivo, hijo de la chingada.
Espero que vaya palante lo del ban si no pichaca. Igualdá.
No, no va p'alante el ban. Si lo hubiera abierto él podría tener gracia la idea; no habiéndolo abierto, no. Muchas ganas de sangre tienes tú