C
Cantabronazo
Guest
Prologo
Dentro de 15 días cumplo años, la cantidad no tienen importancia, al menos no la cifra exacta, digamos que tengo casi 20 raspados y aun arrastro los últimos coletazos de una adolescencia dura e intensa.
Por el camino se han quedado muchas cosas, entre ellas la mente de algún colega, algún coche, alguna chica, algún grupo, amigos, algún estilo musical, e incluso algunos sabores de ruffles;
Pero como el mundo no se para y menos aun tienes posibilidad de bajarte, nada de lo que hasta entonces me había sucedido había podido detener el tiempo, al contrario, con los años el calendario fue cogiendo fondo haciendo caer sus paginas como un cerezo en primavera, hasta hoy;
Hoy el tiempo se detuvo, eran las 11 de la mañana y mientras cantaba "fear of the dark" en la ducha, sonó el timbre, corte el grifo, me puse una toalla a la cintura y salí a abrir la puerta;
Era un mensajero y traía un paquete del tamaño de una caja de surtido cuetara.
Firme y me entrego el paquete, cerré la puerta y fui hacia la cocina para abrirlo, pille un cuchillo y rasgue el papel marrón que lo envolvía, bajo el primer papel había una nota y un segundo paquete envuelto.
En la nota había escrito, "nos llego a tu nombre así que te lo mandamos a tu casa", la letra era de mi madre y la curiosidad por saber el contenido del segundo paquete se apoderaba de mi, volví a coger el cuchillo y corte el papel del segundo paquete, a simple vista parecía un libro con unas tapas de cuero negro, estaba cubierto por una gruesa capa de polvo gris, pase la mano por encima a modo de bayeta y pude ver escrito "Cuaderno de bitácora" en relieve sobre el cuero en letras plateadas aunque bastante desgastadas, le metí un repaso por encima a algunas de sus paginas:
Puertos, singladuras, paisajes dibujados a plumilla, conversaciones, fechas..., desde un primer momento la caligrafía y los dibujos tan detallados me fascinaron, tenia miedo de mojarlo con las gotas que me caían del pelo aun bastante mojado, así que lo deje encima de la mesa de la cocina, ya había terminado de vestirme cuando sonó el teléfono.
-“¿si?”
-“hola amor, ¿Qué haces?
-“Hola nena, acabo de salir de la ducha, ¿sabes que? Mis padres me han mandado un libro extraño que imagino que es de cuando mi abuelo navegaba, pero vas a alucinar cuando lo veas tiene unas ilustraciones a plumilla muy guapas”
-“Anda que curioso, se lo habrán encontrado en algún sitio y te lo habrán mandado.
-No se, el paquete me lo han mandado mis padres pero en una nota me comentaban que a ellos les había llegado a mi nombre, luego la llamare para enterarme bien de cómo va la vaina, pero creo que es una especie de diario de los años que mi abuelo paso navegando.
-A la noche me lo enseñas mor, te tengo que dejar, a la noche me paso por tu casa.
-ok tronca, nos vemos a la noche.
Después de hablar con mi novia, intente ponerme en contacto con mis padres para preguntarles sobre el diario, pero no parecía haber nadie en casa, por lo que deje el libro en casa y me fui con unos amigos a tomar algo al puerto.
Me gustaba estar en el puerto, el aroma del mar, el balanceo de los barcos de pesca, disfrutar de algún aperitivo mientras me fumo un porro y me tomo una caña.
Las conversaciones de mis amigos eran las mismas de siempre, por lo que hice oídos sordos y empecé a escuchar únicamente mis pensamientos, empecé a pensar en el diario, ¿Por qué no lo había visto cuando murieron mis abuelos? Recuerdo que cuando murieron rebusque en su casa hasta encontrar mi “herencia” unos Dollares de plata, un sello de oro y un rolex también de oro, también me hice con varias cabezas de animales que mi abuelo trajo de África y unas esculturas talladas en jade de uno de sus viajes a Japón, eran los objetos que tanto me fascinaron de pequeño y sentía que debían ser míos, por eso no me podía explicar como un libro de esas características ni siquiera me sonaba, mi abuelo siempre me contaba historias de sus viajes, eran tantas las historias que nuestra relación en gran parte se basaba en ellas, no había semana que no me pudiese contar alguna anécdota que le llevara varias horas, la cual siempre complementaba con un gigantesco álbum fotográfico en su mayoría en blanco y negro que recogía gran parte de su vida. Mi abuelo siempre se preocupo por mi vida, quizás exageradamente pero siempre estuvo ahí, quizás lo hizo por que no pudo ejercer el papel de padre como tal con su hijo, ya que paso casi toda la vida navegando, mi abuelo conoció a mi padre cuando ya tenia 5 años y la siguiente vez que le vio ya tenia el doble, así que supongo que pudo conmigo quitarse esa espina clavada.
Así que… ¿De donde venia el libro?, ¿Por qué nunca me lo habían enseñado? A medida que iba dándole vueltas al asunto la respuesta parecía mas lejana, no tenia ni la mas remota idea y la intriga me dominaba hasta el punto de no dejarme pensar en nada mas, incluso me di cuenta que no tenia ni mas remota idea de si era de el, la caligrafía parecía tipográfica y los dibujos a plumilla eran bastante comunes en gente de su edad,
Pero algo en mi interior me convenció de que si era de el, empece a sentirme agobiado, queria ir a casa y meterle otro vistazo.
Fui a casa y mire el remitente del primer paquete, había caído bastante agua de mi pelo
en el y se había corrido la tinta así que solo se apreciaban algunas palabras en alemán y la palabra Munich, lo cual hacia aun mas extraño todo, recordé que algún verano un tipo alto de pelo rubio bastante fuerte visito a mi abuelo, pero no recordaba ni su nombre, pero incluso de ser el quien mando el paquete, ¿Qué intenciones tendría?, opte por aparcar esas preguntas hasta conseguir hablar con mis padres y ponerme ya mismo a leer el libro.
Pille el libro y me dirigí al salón, pensé que debía de acompañarlo de una música sugerente e incluso épica así que opte por poner en la cadena un cd de apocalíptica, coloque el libro sobre la mesa, me senté en el sofá, abrí el libro y me dispuse a leer.
“1 de Enero de 1929”
31° 6.5' N
33° 24' E