Crossed
Clásico
- Registro
- 28 Abr 2016
- Mensajes
- 2.510
- Reacciones
- 1.705
Vivimos unos tiempos extraños. No hay que ser muy inteligente ni leer a todas horas las noticias de cualquier medio de comunicación para saber que estamos inmersos en una época más retrógrada y fácilmente escandalizable de lo que era la sociedad hace dos o tres décadas. Mientras Twitter se convierte en un estercolero (me asombra la irrupción de señoras de 50 o más años insultando a todo cristo allí o en youtube) al igual que Facebook, surgen paladines de la moral cuya función en su tiempo libre, y cuando entran a las redes sociales, es la de explicarte cómo tienes que pensar y, sobre todo, lo que te tiene que ofender o molestar (que viene a ser muchísimo).
El pasado viernes condenaron a Camilo de Ory a 18 meses de cárcel, a un pago de 6.000 euros a los padres de Julen, el niño caído en el pozo, y a las costas del juicio. Lo que parecía un caso que iba a tener el mismo veredicto que el juicio a David Suarez, ha acabado siendo algo parecido a una historia sacada de la obra de Kafka.
Pongamos el contexto. Durante toda la cobertura informativa sobre el caso del niño caído a un pozo, Camilo de Ory empieza a criticar en Twitter todo el morbo que desarrollaban todos los días los medios de comunicación que cubrían el caso usando la ironía:
Viendo los tweets, en ningún momento se alegra de la desgracia del niño, ni le desea la muerte, ni nada malo; hace coñas con lo que se está tardando en sacar al niño porque, y no hay que hilar muy fino para entenderlo, los medios de comunicación estaban haciendo el agosto viendo como pasaban las horas y los días para seguir vendiendo morbo y carnaza.
Los tweets les llegaron a los padres porque siempre hay un héroe que tiene que resolver entuertos y ayudar a las causas nobles; "le hago llegar a unos padres unos tweets y ya puedo ese día sentirme un héroe sin capa y sentirme realizado".
Los padres denunciaron a Camilo y ya sabemos cual ha sido la sentencia. La cuál lógicamente nadie con algo más de dos neuronas haciendo conexión en su cerebro esperaría jamás. Incluso muchos en estos años hemos hecho coñas en el muro de Facebook de Camilo precisamente porque no esperábamos este desenlace.
Yo mismo he tenido algún encontronazo con familiares, amigos por defender que uno puede escribir lo que quiera, que el humor no tiene que tener límites y que vamos, cuesta bajo y sin frenos, a una sociedad no ya idiotizada, sino capaz de ofenderse ante cualquier tontería. No es algo que me quita el sueño, pero me han llegado a bloquear o a eliminar de Facebook cuatro o cinco conocidos antes de mandarme un mensaje insultándome por la postura que tengo y defiendo.
Obviamente cada acto tiene que tener sus consecuencias, y si escribes unos tweets, puede pasarte que algún ofendido te deje de hablar, que no te contraten en un trabajo o simplemente que la gente piense que eres gilipollas; ahora bien, ¿!8 años de cárcel por unos tweets que critican como se afronta la cobertura de una noticia y nada para justamente los que están usando dicha noticia por su beneficio económico, aún pasándose el código deontológico del periodismo por la entrepierna?
Aquí el Diario Sur demostrando lo que digo con un artículo que ya en el mismo titular demuestra la catadura moral que tienen sus redactores:
Lo gracioso es leer los comentarios de sus lectores en redes o en la misma web del periódico que sin haberse leído los tweets ni entender el contexto, le desean la muerte a Camilo o más pena de prisión. Una turba que, si pudiera, lo quemaría en cualquier plaza de un pueblo.
Vivimos tiempos de mierda y, como más de uno lea lo que se escribe en este foro, le da un infarto cerebral y pide el cierre y penas de cárcel para casi todos los foreros.
El pasado viernes condenaron a Camilo de Ory a 18 meses de cárcel, a un pago de 6.000 euros a los padres de Julen, el niño caído en el pozo, y a las costas del juicio. Lo que parecía un caso que iba a tener el mismo veredicto que el juicio a David Suarez, ha acabado siendo algo parecido a una historia sacada de la obra de Kafka.
Pongamos el contexto. Durante toda la cobertura informativa sobre el caso del niño caído a un pozo, Camilo de Ory empieza a criticar en Twitter todo el morbo que desarrollaban todos los días los medios de comunicación que cubrían el caso usando la ironía:
Viendo los tweets, en ningún momento se alegra de la desgracia del niño, ni le desea la muerte, ni nada malo; hace coñas con lo que se está tardando en sacar al niño porque, y no hay que hilar muy fino para entenderlo, los medios de comunicación estaban haciendo el agosto viendo como pasaban las horas y los días para seguir vendiendo morbo y carnaza.
Los tweets les llegaron a los padres porque siempre hay un héroe que tiene que resolver entuertos y ayudar a las causas nobles; "le hago llegar a unos padres unos tweets y ya puedo ese día sentirme un héroe sin capa y sentirme realizado".
Los padres denunciaron a Camilo y ya sabemos cual ha sido la sentencia. La cuál lógicamente nadie con algo más de dos neuronas haciendo conexión en su cerebro esperaría jamás. Incluso muchos en estos años hemos hecho coñas en el muro de Facebook de Camilo precisamente porque no esperábamos este desenlace.
Yo mismo he tenido algún encontronazo con familiares, amigos por defender que uno puede escribir lo que quiera, que el humor no tiene que tener límites y que vamos, cuesta bajo y sin frenos, a una sociedad no ya idiotizada, sino capaz de ofenderse ante cualquier tontería. No es algo que me quita el sueño, pero me han llegado a bloquear o a eliminar de Facebook cuatro o cinco conocidos antes de mandarme un mensaje insultándome por la postura que tengo y defiendo.
Obviamente cada acto tiene que tener sus consecuencias, y si escribes unos tweets, puede pasarte que algún ofendido te deje de hablar, que no te contraten en un trabajo o simplemente que la gente piense que eres gilipollas; ahora bien, ¿!8 años de cárcel por unos tweets que critican como se afronta la cobertura de una noticia y nada para justamente los que están usando dicha noticia por su beneficio económico, aún pasándose el código deontológico del periodismo por la entrepierna?
Aquí el Diario Sur demostrando lo que digo con un artículo que ya en el mismo titular demuestra la catadura moral que tienen sus redactores:
Caso Julen: condenan a 18 meses de cárcel al tuitero Camilo de Ory por escribir chistes degradantes sobre el niño | Diario Sur
El juzgado, que ha notificado el fallo este viernes, justo el día que se cumplen cuatro años de la muerte del pequeño en Totalán, concluye: «Incrementó injustamente el d
www.diariosur.es
Lo gracioso es leer los comentarios de sus lectores en redes o en la misma web del periódico que sin haberse leído los tweets ni entender el contexto, le desean la muerte a Camilo o más pena de prisión. Una turba que, si pudiera, lo quemaría en cualquier plaza de un pueblo.
Vivimos tiempos de mierda y, como más de uno lea lo que se escribe en este foro, le da un infarto cerebral y pide el cierre y penas de cárcel para casi todos los foreros.
Última edición: