Tremendo deporte de maricones que es el fútbol. Lo suyo habría sido que Simicius Junior le hubiese metido tremendo hostión en los morros al subnormal ese de Mingueza, y que este, lejos de tirarse y hacer el teatro de siempre, le hubiese plantado cara repartiendo más hostias, hasta el que uno de los dos se rindiese sin mucha intervención del árbitro ni del resto de jugadores. Luego 3-5 min. de sanción al banquillo y ambos de vuelta al partido. Pero no, a tirarse, a quejarse, y a llorar como auténticos maricones de merendero. Y ojo, vosotros parecido, discutiendo sobre el sexo de los ángeles como putitas, “ayyy nooo es que no puede hacer esoooo, qué poco saber estar, es que eso es agresión”, cuando lo suyo sería que estuvieses agitando el avispero para que esto ocurriese. Maricones, hijos de puta.