Cierto, ambas dos lo son. En cuatro siglos has encontrado dos ejemplos.
A esto es a lo que se refiere Werther. No hay, simplemente, no hay. Y si hay, son malas, y si son buenas, son una entre diez mil hombres. A esto es a lo que se refiere, tanto en la música como en la poesía. O en cualquier otra rama del arte.
¿Directoras de cine? No mujeres que dirijan, sino que estén a la altura de un John Ford, o de cualquier otro de las decenas de Maestros de este arte. ¿Alguna? ¿Quizá una?
¿Músicos? A la altura de Mozart, a la altura de Bach, o de Lennon, o de alguno de estos, no una cualquiera. ¿Salen muchas?
Pintoras. A la altura de Goya, o Vermeer, o alguno de los centenares de Maestros de la pintura, no una pintora a secas. ¿Alguna?
Si hay alguna de las verdaderamente buenas, de las que pueden ser llamadas Maestros del Arte, si las hay, son una gota en un océano, una flor en un desierto. Y un grano no hace granero. Y una flor en un desierto no lo convierte en un vergel.
En la ciencia ocurre exactamente igual. Sí, la Curie, una. Una. U otra más, qué más da. Una o dos gotas en un océano de hombres.
Y esto en las artes mayores, en las que los hombres han detentado siempre el poder blablabla.
Cocinando. Ahora me diréis que para ellas es más difícil cocinar o que no les han dejado. Los mejores cocineros son hombres también. La Simone Ortega es récord de ventas de un libro, no una cocinera del copón. Y en cualquier caso, es una.
Me cago en Dios, si se supiese quienes son los mejores fregando me juego vuestro cuello a que saldrían hombres en los cien primeros puestos