Monestir, supongo, firmaría proyectos de obras y reformas no de chabolas, precisamente. No me han costado un duro, y allá se apañen si es que hay algo que apañar. Si ha cagado, que pague, como todo el mundo.
El negraso rasismo este, por otra parte, me cuesta unos miles de lereles al mes, y su función es sentarse a dar la nota de color y esperar a que el pintamonas ese que pulula por la bancada le diga lo que tiene que decir y cuándo tiene que levantarse y poner poses extrañas con miembros (jijiji) en alto. Un poco a lo nancy, pero con puño y con la izquierda, que es lo mismo.
Quince (15) años lleva en España el crack y aún no sabe hablar. Quince años desde que entró con nocturnidad y alevosía y a delinquir, jodiéndole a lo mejor la entrada a un hinjeniero o a un médico que podía haber ido en la patera.
Y ahí está, subiendo el nivel.
Así que sí, bravo por la Monestir y los ríos de bilis roja.